Cosas de necios

«Pero este tipo de situaciones se dan por la desinformación, porque mucha gente tiene datos para el Facebook y WhatsApp, pero no para un portal de noticias; porque hacen más caso de videos y memes que vieron en redes sociales, de páginas que monetizan de las reacciones, en lugar de atender lo que se informa en medios serios, basado en información de especialistas».

Jorge A. Amaral

Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes, llenos de dudas.
Bertrand Russell.

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A Fer, felices 11, princesa.

Esta semana, mientras se dirigía a su trabajo en el Centro de Salud de Yurécuaro, una enfermera fue interceptada por un barbaján que le arrojó una piedra, pero además la insultó y la acusó de propagar el virus del COVID-19.

Lamentablemente este caso no es aislado, sino que forma parte de una colección del oprobio en que salvajes atacan al personal de salud, desde simples ataques verbales pasando por arrojarles agua, cloro o alguna otra sustancia en la ropa, hasta ataque a golpes, que han dejado varias enfermeras con lesiones más o menos graves.

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Soy hijo de una enfermera, mis tías lo eran, y quizá por ello es que me da coraje, rabia e impotencia cuando sé de una agresión al personal de enfermería.

Pero esos ataques al personal de enfermería, como empeñarse en ir a la playa o hacer fiestas, esa postura de “¿cuáles muertos, tú los has visto?”, la incredulidad y la irresponsabilidad, sólo reflejan la idiosincrasia promedio del mexicano: un valemadrista que además se jacta de ello. Y es que lamentablemente en nuestra sociedad aún abundan los trogloditas y salvajes que nos demuestran que México nunca estará en el primer mundo, y si lo está, será como esos nuevos ricos que se caracterizan por ser bien nacos.

Pero este tipo de situaciones se dan por la desinformación, porque mucha gente tiene datos para el Facebook y WhatsApp, pero no para un portal de noticias; porque hacen más caso de videos y memes que vieron en redes sociales, de páginas que monetizan de las reacciones, en lugar de atender lo que se informa en medios serios, basado en información de especialistas. Pero bueno, así somos.

Por fortuna las autoridades están persiguiendo a los responsables de ataques contra el personal, además de implementar medidas de seguridad en hospitales. Esperemos que esto no escale.

Transmitiendo desde Villas

El viernes, Grupo Marmor hizo una transmisión en vivo desde lo que su reportero consideró el “punto más polémico” de Morelia: Villas del Pedregal. Los comentarios de muchos usuarios de redes no se hicieron esperar, y es que los medios locales han abonado mucho a que el fraccionamiento sea estigmatizado como un nido de ratas, una tierra sin ley donde nos comemos unos a otros.

Lo que los buenos morelianos, esas distinguidas personas que viven en la bellísima mancha urbana, no toman en cuenta, o no saben, es que Villas del Pedregal, pese a sus dimensiones, es de los lugares más olvidados de Morelia.

Tan olvidado por las autoridades está Villas del Pedregal, que las autoridades han permitido que Herso construya casas sin ton ni son, etapa tras etapa, poniendo en serios apuros al ecosistema, con todo y el riesgo de agotar recursos tan básicos como el agua.

Tan olvidado está Villas del Pedregal, que la supuesta Base de Operaciones Mixtas que tanto se cacareó durante el Ayuntamiento pasado, donde se suponía que iba a haber agentes municipales, estatales, de la Fiscalía y Federales para atender la seguridad del poniente de Morelia, quedó en una casa de dos plantas con un escritorio y unos catres en su interior, y una patrulla municipal de llantas lisas estacionada afuera con dos o tres agentes somnolientos en un inmueble donde ha habido veces que hasta la luz les cortan. En eso quedaron las buenas intenciones del gobierno: en el abandono.

Tan olvidado está Villas del Pedregal, que durante la administración de Alfonso Martínez se prefirió habilitar antenas de wi-fi que atender a todos los jóvenes desocupados que tan mala fama y aspecto le han dado al fraccionamiento.

Tan olvidado está Villas del Pedregal, que se puede hacer una denuncia al 911, y a menos que se trate de un muerto, la patrulla tardará media hora en llegar, si es que llega.

Tan olvidado está Villas del Pedregal, que llegaron refugiados y refugiados huyendo de los autodefensas en Tierra Caliente y Guerrero, lo que aumentó los índices de desocupación y delincuencia, pero también de violencia de género.

Tan olvidado está Villas del Pedregal, que en muchas zonas cae agua una vez a la semana, pero el recibo llega puntual y sin variaciones en la tarifa cada bimestre, y si uno llama para quejarse, el personal del OOAPAS se limita a reír en la línea y decir que no tienen reporte de fallas en el servicio.
Tan olvidado está Villas del Pedregal, que el comercio ambulante no tiene control, que la pandemia no importa porque hay problemas más inmediatos.

Tan olvidado está Villas del Pedregal, que mientras le paguemos al Ayuntamiento el predial y el agua, y al gobierno federal la luz, puede pasar de todo y a la vez no pasar nada, y por eso la gente decente, limpiecita, educada y con buen nivel económico y social de la mancha urbana se asusta de sólo pensar en este asentamiento.

¿Y cómo paras un camión?

De nuevo los normalistas estuvieron en los medios, pero esta vez no fue por sus destacados logros académicos ni por una competencia deportiva, ni tampoco, como es costumbre, por su excelente desempeño y compromiso con la sociedad. Esta vez estuvieron en la prensa porque a bordo de un camión que habían “secuestrado” tomaron rumbo a Uruapan y ahí se pasaron un retén (dicen las autoridades que era filtro sanitario, pero ya sabemos que los filtros sanitarios son para detectar carros con placas de otros estados).

En esa acción no se vio protocolo, porque, por derechos humanos, a alguien que va huyendo la Policía no le aplica la ley fuga, lo somete, y sin embargo, a ese camión le dispararon en varias ocasiones a las ventanillas, no a los neumáticos o el motor para detenerlo. Poco faltó para que le tiraran al chofer a la cabeza.

Pero también hay que considerar que se trataba de un autobús a exceso de velocidad, con estudiantes secuestradores que le ordenaban al chofer que no se detuviera, y con policías mal preparados, sin un protocolo para estos casos, de verdad que el resultado pudo ser peor.

Ese episodio desató un debate: por un lado, los que justificaron la acción de la Policía, y por otro, quienes consideraron que eso era un abuso de autoridad. De hecho, hubo quienes defendieron la acción de los normalistas al ver en ellos a grandes luchadores sociales. Pero hay que considerar que los normalistas no encabezan una lucha social, no tienen una bandera política real, no defienden una ideología a fondo; no, ellos pelean por el control del acceso a las normales para el posterior lucro con las plazas laborales y el control del sindicato con todo lo que ello implica.

Los normalistas no estaban pidiendo sus becas, no exigían mejoras en la malla curricular ni más recursos para sus escuelas. Entonces, estamos hablando de causas particulares de un grupo específico, que cerró una vía de comunicación, robó una unidad y evadió un retén policiaco, y ante ello las autoridades aplicaron el protocolo que se sigue con ciudadanos comunes y corrientes: no hay protocolo, sólo balas, y digo esto porque el mensaje del secretario Israel Patrón fue contundente: no se tolerarán actos fuera de la ley, y como no ofreció una investigación de los hechos ni sanción para quien no haya cumplido con los protocolos, esto quedará como polémica de una semana y los normalistas seguirán en las calles y los policías, listos para abrir fuego.

Adiós, Óscar Chávez

Conocí la música de Óscar Chávez cuando tenía como 20 años, en una época en que la trova y el canto nuevo tuvieron una especie de “revival” y se revaloró mucha música de los 70 y los 80. Desde ese entonces, y reforzado por su papel en “Los Caifanes”, me gustó su trabajo, y a la fecha atesoro discos de él, como “México 68” y “Parodias neoliberales”.

Una gran voz, un crítico del presidencialismo priista y de las guerritas de Calderón, Óscar Chávez fue, ante todo, un gran artista dotado de una gran voz para cantar no sólo los malestares sociales, sino también los males de amores, lo mismo que las anécdotas y los albures de otro grande, Chava Flores.

No vamos a caer en el cliché que caen todos cada que se muere un famoso: “¡No puede ser, mi artista favorito!”, no, pero sí lamentar la muerte de uno de los cantantes que pusieron la banda sonora a toda una etapa de mi vida. Es cuánto y en gloria esté.

Postdata añorando a Patrick Süskind: autodefensas

Jean-Baptiste Grenouille, protagonista de la novela “El perfume”, de Patrick Süskind, tenía un privilegiado sentido del olfato, algo equiparable a los músicos que tienen esa extraña condición llamada “oído absoluto”.
Bueno, en este momento, con el “revival” de los autodefensas en Tepalcatepec, quisiera tener el olfato del personaje del libro, y es que eso huele un poco raro, se percibe un tufo un tanto turbio, pero no me atrevo a decir exactamente a qué huele porque aún no logro identificar plenamente el aroma, mejor dejémoslo así.