La Casa del Jabonero: Medidas duras

El gobierno del estado endurece sus mensajes para que la gente se quede en casa, Bukele se pone rudo con las maras y Felipe Calderón, en total impunidad

Jorge A. Amaral

El gobierno del estado ha decidido endurecer las medidas de coacción para que la gente se quede en su casa. Con mensajes súper agresivos, como preguntar si se quiere ser paciente leyendo en casa o paciente internado en un hospital, si se prefiere estar encerrado que enterrado y demás rudezas de inaudita violencia verbal y gráfica, el gobierno de Silvano Aureoles nos da una sacudida y tremendo jalón de orejas para que dejemos la necedad y nos aislemos en casita.

De verdad que vi las desgarradoras imágenes como de cajetilla de cigarros, leí las atroces leyendas y le juro que por poco no voy a trabajar. Se agradece la intención del gobierno, se valora y reconoce, pero, ¿le digo una cosa?, hay mucha gente bien salvaje que nada más no entiende y deciden sentarse en plazas acordonadas, hacer fiestas, convivios y participar en procesiones pese al riesgo. Claro, hay quienes tenemos que salir a trabajar, y ni modo, pero muchas personas no tienen nada que hacer en la calle y les sigue valiendo como tres toneladas de cacahuate.

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Si en lugar de esos niveles de violencia gráfica el Ejecutivo estatal hiciera lo que el Ayuntamiento de Guadalajara, le aseguro que la gente se la creería más. Por si no lo vio, le comento rapidísimo: el gobierno tapatío asignó un helicóptero, el cual llega a fiestas, tianguis y unidades deportivas, y bajando lo más posible levanta tremendas tolvaneras mientras un agente les dice por altavoz a las personas que se vayan a sus casas. Le juro, la gente deja de hacer lo que está haciendo, suspende la cascarita o lo que sea, agarra sus chivas y resignados se van a encerrar. Sólo así.

Lo que sí es que esta pandemia ha sacado lo mejor y lo peor de la sociedad mexicana, pues mientras hay quienes se han solidarizado con los más vulnerables de forma desinteresada, repartiendo víveres, brindando distintos tipos de apoyo, hay quienes se han dedicado a la rapiña, al latrocinio y abuso de confianza; mientras hay médicos, enfermeras y personal de intendencia comprometidos con su labor, luchando en la primera línea contra el virus, arriesgando sus vidas, dejando sus casas, sus familias, todo por servir a su profesión y a la sociedad, hay primates que los atacan y agreden sin justificación alguna; mientras hay quienes hemos procurado ofrecer información verídica, de forma responsable y como un servicio, en cumplimiento a nuestro deber como trabajadores de los medios, hay quienes se han dedicado a propagar rumores, desacreditar las cifras oficiales y sembrar confusión y desinformación entre los crédulos. Al fin veremos qué queda de la sociedad y qué nuevas normalidades tendremos que asumir. Al tiempo.

Abuso contra los maras

A mediados del mes de abril se dio un repunte de la violencia en El Salvador producto de la Mara Salvatrucha y sus ramificaciones, enfrentadas entre sí. La reacción del gobierno de Nayib Bukele no se hizo esperar y sometió a los pandilleros recluidos, según investigaciones directamente relacionados con las vendettas de la calle. Las imágenes le dieron la vuelta al mundo: cientos de mareros apilados unos junto a otros en el patio de la cárcel, sentados, con las manos hacia atrás, semidesnudos, algunos con apenas un cubrebocas. Pero además, el gobierno determinó que en cada celda haya miembros tanto de la MS13 como de Barrio 18, enemigos a muerte, compartiendo el espacio, con únicamente un retrete y una tina de agua para cada bando.

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Las medidas del gobierno salvadoreño desencadenaron críticas de defensores de los derechos humanos, como Human Rights Watch, que dicen que tales medidas son como esperando cualquiera de los dos escenarios: que los maras mueran de coronavirus o enfrentados entre sí. Pero fíjese que pasó algo bien chistoso: los enemigos a muerte, al estar juntos, ya tuvieron que hacer una tregua al interior de los reclusorios.

Las maras saben que matarse entre sí en una cárcel no es la solución, porque será darle la victoria de Bukele, y por ello establecieron un convenio de no agresión, que se espera se replique en las calles. ¿Riesgo de una sola pandilla? Es complicado, cada líder tiene sus intereses y no cederá tan fácil, recordemos que las maras son, ante todo, pandilleros, y como tales son territoriales y defenderán todo lo que sucede, bueno o malo, en sus dominios.

Las críticas de Human Rights Watch no le han afectado a Bukele, ni los señalamientos de la Corte. Sí, está bien, los derechos humanos, la dignidad, el respeto a las garantías individuales, el Estado democrático y todas esas delicias, pero, la verdad, ¿el mundo estaría dispuesto a proteger a la Mara Salvatrucha?, ¿valdría la pena?, ¿es El Salvador un mejor lugar con esa pandilla esparcida como verdolaga por todo el país, como si con los narcos mexicanos no tuviera suficiente?

Pero hay un riesgo a mediano plazo: que a Bukele le suceda con las pandillas como a Felipe Calderón con el narco: no poder con ellos.

No nos hagamos guajes

Felipe Calderón sí sabía de los nexos de Genaro García Luna con los narcos, de hecho, desde el sexenio de Fox, cuando el exfuncionario dirigía la Agencia Federal de Investigación, eran bien conocidos sus nexos con la mafia por medio de otros funcionarios corruptos y trabajadores al servicio de los capos de la droga.

En una posición de poder hay que mantener vigilados a los detractores, pero más vigilados aún deben estar los miembros del equipo cercano, porque el ataque de un detractor, si bien puede afectar, tiene un impacto menor que la traición de un colaborador cercano, que sí puede ser letal, porque es el que conoce más los puntos débiles, los secretos y cojeras del sistema. Eso hasta yo lo sé. Por eso es inaudito que Felipe Calderón no supiera de los negocios de su hombre fuerte.

Foto: Archivo.

En estos días estuvo sabrosa la polémica por los dichos del presidente López Obrador a raíz de las declaraciones de Roberta Jacobson, que luego de afirmar categóricamente que Calderón sabía de las corruptelas de García Luna, salió a matizar y desdecirse, sabiendo todo lo que hay en juego de aquel lado de la frontera si se destapa la cloaca.

A tal grado se dio el chisme, que hasta el hijo de Felipe Calderón salió a defender a su papá en redes sociales, burlándose de AMLO y los “chairos” que señalan a Felipe como copartícipe de las tropelías de su oscuro secretario. Claro, si alguien se mete con mis papás yo también brinco, pero el mensaje de Luis Felipe Calderón Zavala fue, más que de defensa de su progenitor, de cinismo.

Ese “pa’ la próxima, chairos” muestra que el junior sabe que su papá, quien en la publicación aparece junto a quien fuera su secretario de la Defensa Nacional, es intocable, y por ello, conocedor de los altos niveles de impunidad en este país, es consciente de que su padre jamás pisará una cárcel. Claro, AMLO se subió al tren del mame sin la intención de llegar hasta la estación final, sólo se subió como a vender garapiñados y se bajó, por eso la familia Calderón y los Fox Sahagún se saben intocables. Así de jodidos estamos.

Normalistas, a proceso

Durante los últimos bloqueos a las vías del tren en Uruapan, en el desalojo dos normalistas fueron detenidos en posesión de explosivos de fabricación casera, como cohetones y bombas molotov. Se les acusa de daño a las vías de comunicación y la posesión de tales materiales. Es curioso el caso porque no fueron remitidos a la Fiscalía General del Estado, de donde saldrían en dos horas, con apenas algunas consignas y bloqueos de sus compañeros para presionar.

Lo curioso es que sea la autoridad federal quien los está vinculando a proceso, quizá como un mensaje de “sí, les damos lo que piden pero tampoco pateen el pesebre”, o como una notita al gobierno del estado que dice “a mí no se me van montar estos chavos”.

Foto, Rogelio Arellano.

Sea como sea, los dos normalistas ya están vinculados a proceso ante la Fiscalía General de la República, y sus papás de la CNTE tendrán que hacer una tarea titánica de presión y gestión para liberarlos, o en su defecto sacar le chequera y pagar la fianza para pagar los platos rotos.

Diría que ojalá esto sirviera para que en lo sucesivo se abstengan de dañar propiedad privada y afectar a terceros, pero tampoco hay que pedirle peras al olmo.

“Chavos, que ya le caigan”

La Universidad Michoacana se queja de que en una casa del estudiante aún hay moradores, con todo y las medidas de confinamiento y la suspensión de labores por el COVID-19.

La primera lectura sería que los moradores son necios y todo lo demás, pero viéndolo bien: ¿a qué van estos jóvenes a sus casas? Muchos vienen de comunidades, algunas fuera del estado, donde no hay conectividad, donde no hay acceso a una computadora por ser jóvenes de escasos recursos. Entonces, si ellos se van a sus casas, sería condenarlos a reprobar ahora que la Universidad trabaja mediante internet.

Así que, en lugar de mandarlos a reprobar a su casa, mejor darles las herramientas para que la falta de recursos tecnológicos y económicos no sea una limitante en su aprovechamiento; tomemos en cuenta que estos muchachos, en la mayoría de sus casos, son la esperanza de sus familias. Es cuánto.

Postdata de excepciones

El grupo Desarrollo Comunitario de Villas del Pedregal es una agrupación ciudadana que se dedica a la gestión y organización vecinal para distintas campañas, desde limpieza de áreas comunes hasta lentes, despensas, juguetes y demás beneficios para los más necesitados del fraccionamiento, que son muchos, y más en esta época de pandemia.

La semana pasada estuve tirando leches contra quienes, sin sustento ni conocimiento, critican al fraccionamiento y su gente; pues a esas mismas personas, sólo decirles que miren a la gente buena que también hace cosas positivas, como los miembros de ese colectivo, que incluso, antes de la cuarentena, operaban un comedor comunitario en apoyo de los más necesitados.

A ellos es a los que hay que destacar cuando miremos hacia Villas del Pedregal, no a los chacas que sólo ensucian el conjunto habitacional. Salud, porque en el fraccionamiento también hay mucha gente buena.

@Jorge_A_Amaral