Jorge A. Amaral Hace meses que empezaron las obras de rehabilitación de los carriles laterales de la avenida Madero Poniente de Morelia, los cuales, desde que se supo que incluirían una ciclopista, causaron la molestia de los operadores, concesionarios y capos del transporte público de la capital, quienes se quejaron de que el carril exclusivo para ciclistas les iba a perjudicar. Para manifestar su descontento, utilizaron a los comerciantes de la zona para que, en más de una ocasión, interrumpieran los trabajos. Ha pasado el tiempo y el carril que va de poniente a oriente, o sea, hacia el Centro de la ciudad, ya se encuentra libre a la circulación, y aunque (sí, ríase conmigo) ya presenta baches, es transitable. Pero los operadores de combis y camiones se quedaron acostumbrados a circular por los carriles centrales. Los seres humanos tendemos a ser animales de rutina por el mismo sedentarismo adoptado hace miles de años, pero los camioneros y choferes de combi ya rayan en la necedad al empeñarse en circular por el centro de la avenida, a sabiendas de que, según el Reglamento de Tránsito, ese tipo de unidades, junto con las de carga, deben ir por los laterales. Pero a estos señores les vale y bajan pasaje sobre el camellón, con todo y el riesgo que ello implica no sólo para los pasajeros, sino para todos los que circulan por una de las avenidas más transitadas de la ciudad. Lo chistoso de esto es que en más de una intersección hay agentes de Tránsito Municipal, quienes no les dicen nada, no les dan una sola indicación. Sólo ingieren gustosos su tubérculo. Pero no se pase usted un semáforo porque ahí sí hacen su trabajo. Pareciera que el transporte público en la ciudad tiene permiso de hacer lo que les da la gana y la Cocotra los protege. Hace más o menos dos años, su servidor les comentó esto tanto a Marco Antonio Lagunas, titular de la Cocotra, como a José Trinidad Martínez Pasalagua, líder de un sector de los transportistas, así como a quien en la administración municipal de Alfonso Martínez se hacía cargo de la Policía de Morelia. Lo hice como denuncia y en mi calidad de reportero, los tres personajes me dieron un alentador “vamos a ver el asunto” y es hora que no pasa nada, porque en la zona de Tres Puentes los camiones siguen subiendo a la estructura, por donde sólo deben circular vehículos particulares. Si en el transporte público de Morelia no se respetan ni las medidas sanitarias, menos la vialidad. Pero si usted maneja un Uber o lo cachan ofreciendo aventón a Pátzcuaro, o su empresa ofrece a los trabajadores el traslado de personal, ahí sí, tanto la Cocotra como los transportistas están bien duchos, listos para hacer valer un reglamento que, en muchos de los casos, se pasan por salva sea la parte. En fin, la hipocresía. Otra muestra de estos bellos ejemplares cortesía de Molinero Vial Arponazos en el Bosque Cuauhtémoc Espero que no lo necesite, pero si usted tiene un paciente internado en el Hospital Infantil, ese que está en una orilla del Bosque Cuauhtémoc de la capital, evite a los personajes que deambulan por la zona, esos que se pierden entre lavacoches y padres de familia. Le comento esto porque mi compañero Víctor Ramírez captó el momento justo en que uno de esos sujetos, a plena luz del día, se inyecta su dosis de droga junto a un árbol. Y es que esa zona desde el Infantil hasta el Civil se ha llenado de personas con aspecto indigente que suelen consumir bebidas alcohólicas y drogas sin que nadie haga nada al respecto, y por “nadie” me refiero a las autoridades, que no ponen atención a una zona que siempre ha sido riesgosa por el alto número de robos de vehículos y asaltos que ahí se cometen, lo que tiene a los familiares de los enfermos en completa vulnerabilidad ante personas que, en estado inconveniente, son capaces de hacer cualquier cosa con tal de sacar dinero para la siguiente dosis o botella de alcohol. La invitación es a que tenga cuidado. Sujeto drogándose en el Bosque Cuauhtémoc. Foto, Víctor Ramírez. Justicia para todas En estas dos semanas suman ya 4 mujeres asesinadas en Michoacán, y aunque las autoridades digan que están haciendo todo su esfuerzo, vemos que sólo reaccionan a la presión social, porque a Jessica la buscaron cuando su desaparición llegó a los medios, igual que con Xitlali, pero por Miriam Victoria, que estuvo desaparecida más de un mes, no hubo despliegue de agentes de la Policía o la Fiscalía. Si sus familiares no hubieran venido desde Tacámbaro al Semefo de la capital jamás la hubieran encontrado, jamás se hubieran dado cuenta de que hacía más de 15 de días que su cadáver había sido hallado, junto al de un hombre, a un costado de la carretera que va de Tacámbaro a Opopeo. Ambos cuerpos estaban baleados y no se ha dicho que ya esté la exhaustiva investigación para dar con los responsables. Tampoco la mujer hallada calcinada en Zamora el 30 de septiembre ha sido motivo de ruedas de prensa por parte del fiscal. Es más, ni siquiera han dicho si ya fue identificada y si hay un sospechoso. Miriam Victoria y la mujer de Zamora no fueron casos tomados por los medios más allá de la nota roja, esa en que los cadáveres y heridos se pierden en la oleada de violencia que azota al estado. Recuerdo que un viejo periodista hablaba de darles un enfoque social a las notas, y eso es justamente lo que ha pasado con la cobertura de hechos de sangre: el periodismo policiaco parece quedar acotado a eso, sin que se dimensione realmente el impacto social de la violencia, porque a estas alturas no hay casos aislados: una mujer asesinada sufre esa muerte por feminicidio en su definición legal o por represalias de la delincuencia organizada, y ambos son fenómenos que no pueden sustraerse y dejarse sólo en casillero de la nota roja, porque son de alto impacto en la sociedad, porque generan que los ciudadanos vivamos con miedo a ser el siguiente levantado, porque las mujeres no se sienten seguras al salir de casa y los padres de familia, hijos y esposos nos llenamos de temor cuando las mujeres de la familia salen al trabajo, al doctor, a hacer trámites, a la tienda, con amigos. Sabemos que Morelia, que Michoacán y el país en general, no son lugares seguros para las mujeres de cualquier edad. Es altamente preocupante que ninguna mujer esté a salvo de la violencia y que, como dije antes, pocos son los casos que trascienden en los medios, pues si no fuera por los colectivos de mujeres, la mayoría de estos hechos se perderían entre el cúmulo de muertos que a diario arroja la violencia en este país, cuyas cifras siempre serán menores a la realidad. Llamadas a misa A medida que se acercan los tiempos de alta actividad política rumbo a las elecciones del próximo año, los personajes que aspiran a un cargo de elección popular sacan sus estrategias para acercarse a los electores. Por ejemplo, hay presidentes municipales más preocupados por tomarse fotos y mandar boletines que por en verdad gobernar sus municipios, y por eso, como los diputados, emiten comunicados y publican en redes cosas que, en serio, nadie les preguntó, porque sus representados o gobernados saben que es puro canto. Por ejemplo, tenemos una alcaldesa que está más enfocada en figurar como la coordinadora de los alcaldes de su partido que por quedar bien parada ante los ciudadanos de su municipio, quienes leen sus boletines y sueltan la carcajada. La invitación en este sentido es muy clara: si aspiran a otro puesto, si quieren contender en la próxima elección, desde ya renuncien a sus puestos, en lugar de promocionar su imagen personal con recursos públicos, y que quien se quede en el lugar esté enfocado al 100 por ciento en las actividades propias de la encomienda. Y es que a los políticos es bien fácil emocionarlos, basta que dos o tres amigos les den “me gusta” a sus publicaciones en las redes para de inmediato sentir que tras de ellos hay todo el respaldo del pueblo, aunque el pueblo opine todo lo contrario. Si no me cree, le recomiendo leer la pasada entrega de esta columna. Otro que ya anda tendido como bandido (sin ofender) es Alfonso Martínez Alcázar. A inicios de semana, estaba quien esto escribe bien feliz en su trabajo cuando, de pronto, sonó el celular. La llamada venía de un teléfono con área local, así que contesté a ver si era algún recluso diciéndome que me había ganado un premio. Pero no, al otro lado de la línea estaba una grabación señalando de forma sucinta los logros y reconocimientos al gobierno municipal durante la gestión del expanista y próximo candidato del frente antimorena que ya se fragua en el estado. Luego de la exposición de logros, la grabación me pedía que pulsara el número 2 si es que Alfonso me agrada como candidato a presidente municipal de Morelia, la opción 3 es para quienes lo quieren ver como candidato a gobernador y la opción 4, para quienes están indecisos. Esperaba que tecleando el número 5 se manifestara un elocuente corte de manga (usted sabe: obras a sobreprecio, diezmo, baches, inseguridad), pero la grabación no me dio la opción. Es cuánto. Posdata: que arda todo ¿Cuántas mujeres muertas o desaparecidas necesitan el gobierno y la sociedad para poner alto a la violencia de género? Quizá los gritos que claman justicia no se escuchan, como sí se escuchan los cristales rotos. Entonces, si sólo así llegará el mensaje: al carajo los muros y los cristales, quemen todo. Foto, Víctor Ramírez.