Leo Zuckermann En diversos medios ha salido un video donde se ve cómo una camioneta Pick Up se impacta frente a un muro. Lo venía siguiendo un vehículo militar artillado que lo embiste. De él bajan soldados armados. Los tripulantes de la Pick Up son inmediatamente sometidos por los uniformados quienes les quitan rifles de alto calibre. Hasta ahí todo va bien. Es la persecución de un presunto grupo criminal que afortunadamente es subyugado por las Fuerzas Armadas. Sin embargo, los soldados proceden a asesinar a los aprehendidos. Detenidos que debieron ser puestos a disposición de un fiscal. Pero no, los militares los ejecutan. Además, el video enseña cómo los soldados cambian la escena de la ejecución extra judicial para simular un enfrentamiento entre delincuentes y Fuerzas Armadas. Lo que observamos, en suma, es una masacre por parte del Ejército nacional. Ésas que el presidente López Obrador dice que ya no existen durante este sexenio. Pamplinas. El video ocurrido en Tamaulipas da cuenta cómo la secretaría de la Defensa Nacional sigue abusando de su poder de fuego en México. Ayer, hasta el propio AMLO lo aceptó: “Al parecer sí hubo ajusticiamiento y eso no se puede permitir, nosotros no somos iguales a los anteriores gobiernos. Entonces, cuando hay un abuso, cuando hay un exceso, cuando se violan derechos humanos, tiene que castigarse a los responsables y ya se inició el proceso para profundizar en la investigación y ya están a punto de ponerse a disposición los responsables de las autoridades competentes”. Perfecto. Es lo que procede. No obstante, estoy seguro que hay muchos mexicanos que no entienden por qué hay que perseguir judicialmente a los soldados al haber matado a estos presuntos miembros del crimen organizado. Al final, están matando a la escoria que causa tanta violencia en el país. Están equivocados. Primero que nada, a pesar que en el video se observa que los tripulantes de la Pick Up traen rifles de grueso calibre, en realidad no sabemos si se tratan de criminales. Sí parecen. Sí traen armas prohibidas por la ley. Pero desconocemos si han cometido otro tipo de delitos. Por eso son presuntos criminales. Presuntos porque no lo sabemos de cierto. Sólo lo suponemos. Corresponde a un fiscal imputarles un delito y a un juez sentenciarlos si efectivamente se comprueba su culpabilidad. Vamos a decir, sin embargo, que los ejecutados efectivamente eran unos asesinos, violadores, extorsionadores y secuestradores de la peor calaña. Unos sociópatas culpables de los más diabólicos delitos. ¿Justifica eso que los soldados los maten de esta forma? Yo creo que no. Primero, porque estoy en contra de la pena de muerte. Se trata de una cuestión filosófica y pragmática. Una vez que el Estado mata, no hay vuelta para atrás. En este sentido, puede ejecutarse a inocentes que no cometieron delito alguno. Además, está empíricamente comprobado que la pena capital no sirve para abatir los índices de delincuencia y suele aplicarse a la gente más pobre o desprotegida de la sociedad. Eso pienso yo. Sé que hay gente que está a favor de la pena de muerte como una forma de retribución a los culpables. El famoso “ojo por ojo, diente por diente”. Si alguien quita una vida, merece que se la quiten a él. Así entienden la justicia. Yo no estoy de acuerdo, pero reconozco que hay un debate en torno a la conveniencia o no de la pena de muerte. En todo caso, la pena capital debe ser sentenciada por un juez y no por los soldados que, en caliente, dispararan y asesinan a presuntos delincuentes que ya no representan peligro alguno porque han sido sometidos por las autoridades. (Otra cosa es cuando las autoridades matan en una refriega en pleno ejercicio del derecho a la defensa. Por eso, en el video, los soldados manipulan la escena para que parezca que hubo un enfrentamiento donde se protegieron de los balazos de los delincuentes). Aquí los militares abusaron de su poder y dispararon a bocajarro. Punto. Esto debe castigarse porque, a lo mejor, esta ocasión sí ejecutaron a unos sociópatas de la peor calaña, pero si dejamos que los soldados decidan impunemente a quien matar, pues mañana lo pueden hacer en contra de perfectos inocentes. Usted, por ejemplo. Y, claro, van a argumentar que usted era un asqueroso criminal. Incluso que se defendieron de usted que los estaba tiroteando. Defender el derecho al debido proceso judicial de los peores individuos de la sociedad es defender nuestro derecho al debido proceso judicial. Si aceptamos que el Ejército mate con impunidad a quien se le pegue la gana, estamos aceptamos que mañana lo puedan hacer con nosotros o con nuestros hijos. ¿De verdad queremos eso? Twitter: @leozuckermann