Leopoldo González Los libros de texto gratuito del actual gobierno han puesto las cosas en claro respecto de hacia dónde se lleva a México: mantener un bajo nivel en economía y embrutecerlo aún más con depósitos de ignorancia, en lugar de darle un nuevo despertar con la cultura. La pedagogía real y verdadera se ocupa del saber y el conocimiento científico, para difundirlo y distribuirlo por medio de una política pública coherente y con lógica interna, con el fin de que la gente no viva en las nieblas de la ignorancia sino bajo el cielo luminoso del conocimiento, las habilidades y el saber. La buena educación, la que vale la pena, hace de los ciudadanos mejores personas y transforma a las sociedades en motor de su propio progreso y desarrollo: es así, y no de otro modo, como puede lograrse que un país deje de ser la oveja negra y conquiste un sitio ejemplar a los ojos del mundo. A juzgar por el nivel de los funcionarios de la SEP y por el contenido de los libros de texto gratuito, lo que hoy se busca no es elevar al mexicano ni modelar un país para el futuro, sino hacer de México la tierra de los vencidos de la vida para tener a pobres, analfabetos e ignorantes viviendo de las limosnas clientelares y el tufo asistencial de la 4t. Yo supongo que si en el coctel del obradorismo y en el galimatías de la 4t hubiese cultura e ideas, no se habría llegado al extremo de entregar la SEP en manos de la legión extranjera, encabezada por Sady Arturo Loaiza Escalona, exfuncionario de Propaganda y Difusión de Nicolás Maduro enviado por convenio a México, ni habrían publicado y distribuido estos libros que tienen todo el sello de Freire y de McLaren, entre otros. Bajo un régimen populista, como el que hoy tenemos en México, no debe extrañarnos que se haga la más arbitraria y antihigiénica distorsión de los saberes culturales y del conocimiento histórico y científico, pues para el enanismo astuto de estos personajes todo es ideología. Cuba y Venezuela, a partir de los días oscuros del Foro de Sao Paulo, brindan el “marco teórico” (que de teórico no tiene nada) y la operación en campo para sustituir la pedagogía científica e instaurar en su lugar la pedagogía revolucionaria, ese fantástico animal al que Paulo Freire llamó en los 70 “pedagogía del oprimido”. Se trata de una pedagogía de deschavetados que, contra toda evidencia, aún creen en la revolución como “partera de la historia”, aunque en realidad se trata de un monetarismo de izquierdosos. Poco le importa a López Obrador que una Juez Tercero de Distrito haya dictaminado una suspensión provisional para impedir la distribución de esos libros en las escuelas primarias del país. Él, que tanto ha invocado el santo nombre del constitucionalismo en vano. Alguien me dijo, hace unos días, engolando la voz, que esto era la “matriz teórica” de la Nueva Escuela Mexicana. Yo reivindiqué mi derecho a reprimir una carcajada, y pensé: para hablar de lo nuevo hay que saber qué es y en qué consiste; para hablar de escuela se ocupa autoridad moral e intelectual; por último, para hablar de lo mexicano en clave mexicana no se necesita a un tipo de Caracas ni un tiple venezolano, sino algo más castizo. No vale detenerse en la pifia de confundir el 18 con el 21 de marzo, ni tampoco en la que confunde el sitio geográfico de Guanajuato y Querétaro, pues ambas han sido exhibidas en medios y en redes como disonancias cognitivas propias de párvulos. Si el positivismo científico de Auguste Comte supiera que hoy, en México, sin metodología ni didáctica ni epistemología se intenta dar clases de chamanismo y hechicería al alumnado de educación básica, es muy probable que al mismo Justo Sierra le entrarían ganas de volver a vivir, para dar cátedra de verdadera pedagogía en el centro histórico de la capital de la República. El libro al que titulan Múltiples Lenguajes, en la pista intensa y agitada de la multiculturalidad de hoy, sólo destina en sus contenidos 11 páginas a la materia, en contraste con el modelo educativo japonés que ya no educa japoneses sino ciudadanos del mundo. El libro de Matemáticas del ciclo escolar 2022-23 tenía 222 páginas de buena calidad, que además respetaban a Pitágoras. Los niños que se formen o malformen bajo la matriz teórica de la NEM, sólo tendrán acceso a 13 páginas de Matemáticas, lo cual mantendrá su nivel de pensamiento abstracto en pañales. Lo que hizo estallar de indignación a Julieta Fierro, la científica e investigadora de la UNAM, no fue sólo el manoseo ideológico de que se hizo objeto a las Matemáticas, sino el hecho de que en el libro NUESTROS SABERES se definieran las figuras geométricas “por segmentos de líneas rectas, ángulos y vértices”, dejando fuera e inexistente el círculo, que también es una figura geométrica. Esta antipedagogía surge con Marx Arriaga y Victoria Guillén Álvarez, titular de Conaliteg, pero también con Etien Fass, Loth Erick Hilario García, Aminta Cervantes Morales, Fabiola Moreno Lima y Victoria Cárdenas Solís, cuyos méritos no son para nada teóricos ni curriculares. Hay un mérito, sin embargo, que nadie en el XXI podrá disputarle a México: el alumbramiento semiótico de la nacolingüística, en el libro de Español, que seguramente hará proliferar los nacolingüismos del estilo de “venistes”, “hablastes”, “aiga” e incluso “ansina”, para referirse a la acción y a los predicados verbales del homo echanicus neobarbarus. Pisapapeles La pedagogía sirve para lo que sirve y no sirve para lo que nomás no sirve. leglezquin@yahoo.com