Leopoldo González Entre la noche de Navidad y el último día del año se abre una ventana para dejar de ver a los otros y vernos a nosotros mismos. En el diálogo interior, cara a cara con lo que somos o creemos ser, de cada uno depende que la mirada interrogante que lanzamos al ´Yo´ sea intensa, honesta, valiente y profunda. Si después de mirarnos detenidamente nos seguimos viendo igual que antes, lo que vimos no es la profundidad sino la superficie del yo. El cuerpo es sólo el estuche, el vaso, el contenedor, el molde, el domicilio conocido del ser. Ahí yace la relatividad del ser: en su incompletitud. Pero sin ese cuerpo transitorio y finito -verdadera terminal nerviosa del ser-, sin su sombra que va con uno a todas partes, el ser que somos no tendría casa debajo de este mundo sublunar, ni andaría preguntando por los grados y acomodos del ser en la existencia ni por su teleología. La conjunción de lo relativo y lo absoluto en el hombre, sigue siendo uno de los más altos e intrincados misterios de la teología, la ontología y la filosofía. Esto de la incompletitud del ser trae a un alumno enamorado del ser, y a otro, que no es alumno, radicalmente atormentado por el ser. Me temo que no hay en la filosofía occidental una mejor manera de zanjar la cuestión que la fórmula de Lao Tsé: “El vacío es plenitud”. Cuando el año termine seremos un año menos jóvenes de lo que éramos antes, o un año más viejos de lo que éramos el año pasado. Pero eso no depende de la voz externa del que cumple con escribir, sino de la voz interna del que cumple con vivir. Hablando de economía, hay que decir que el verdadero valor de su invención -Pitágoras, David Ricardo, Smith, Quesnay, Marx, von Hayek, Popper, Schumpeter, Keynes, Veblen, Freedman, Timbergen, Schumacher- radica en dar un toque de racionalidad y otro de orden a la vida del hombre. No obstante, la economía no es una ciencia de la satisfacción y la felicidad, porque ambas dependen de lo que cada persona haga por sí misma. “Todo lo que entró, salió, y para no hacer de esto un informe demagógico, mejor vámonos a la fiesta”. Esto, así, como suena, sigue siendo el Informe de Gobierno Municipal más breve en la historia política del Estado. A partir del primer segundo del primer minuto del próximo año, la economía mexicana entrará en un territorio de turbulencia, y será tan efervescente como una sal de uvas: por lo menos ocho productos de la canasta básica son casi el doble de caros que en 2018, y ya se sabe que en 2022 incrementarán aún más sus precios. ¡Abróchese el cinturón! Que el pueblo sea pueblo en acto y en potencia es enteramente explicable; lo que no es parcial ni enteramente explicable es que el pueblo -según algunos que estudiaron de noche la teoría política- sea gobierno en acto y en potencia. No hay nadie que sea más pueblo que el pueblo mismo: ni siquiera el que cree representarlo. Le basta a cada persona y a cada año la fuerza de su propio afán: esto explica, entre otras cosas, que siga habiendo humanidad y que el Calendario Gregoriano aún continúe vigente, después de ser sancionado por Gregorio XIII en 1582. “El vaivén de la esperanza al desencanto es el compás de la democracia”, escribió en su más reciente y magnífico libro el politólogo Jesús Silva-Herzog Márquez. Ojalá muchos más mexicanos puedan adquirirlo, como autorregalo de Año Nuevo, y leerlo en 2022. Otro libro de lectura recomendable es el de Enrique Krauze: “Crítica al poder presidencial”. Y uno más, de Nadia Urbinati: “Yo, el pueblo”. No se puede comprimir el tiempo en una cápsula o un envase, pero sí se lo puede comprimir en una metáfora: si el tiempo no es sino una sucesión de instantes, hagamos un pacto de amor con el instante, porque el instante es el hilo más delgado y el filtro más puro del tiempo. Pisapapeles El Gobierno español negó otorgar el beneplácito para que Quirino Ordaz, exgobernador de Sinaloa, sea el nuevo embajador de México en ese país. Argumentó que no se trata de un diplomático (lo cual es cierto) y que “el Ministerio de Exteriores de Madrid tiene registro de los casos de corrupción en los que está implicado”. Lo rudo de esta noticia es que, aunque circula en México el 28 de diciembre, Día de los Inocentes, no es broma ni tiene nada de inocente. leglezquin@yahoo.com