PUNTO NEURÁLGICO Luis Sigfrido Gómez Campos En esta triste realidad de la política mexicana solamente quedan dos mujeres participando para la Presidencia de la República. Porque un tercero que dijo que también quería anda diciendo que la alianza opositora perversa lo descarriló, aunque todos sabemos que no es cierto, que andaba queriendo apuntarse; pero quería tener un pie aquí y otro en Nuevo León para no perder nada y seguir jugando a la política que es, a fin de cuentas, muy redituable. De las dos mujeres que aspiran a ser la primara presidente de México, la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo, anda prácticamente dobleteando a su contrincante aliancista Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, quien, no obstante que cuenta con el apoyo de toda la gama de antilopezobradoristas, nomás no despega. Y es que pareciera que los partidos que la postulan a Gálvez, y la propia candidata, andan cada quien por su lado protegiendo de sus intereses y haciendo cuentas alegres respecto de los senadores y diputados que se van a repartir y tratando de negociar los primeros lugares de las plurinominales. La dinámica de una campaña política implica una estrategia conjunta que privilegie, por sobre todas las cosas, el triunfo de la candidatura principal, la que aspira a la Presidencia de la República. Todo lo demás se desgrana por añadidura y resulta ganancia. Claudia Sheinbaum va en caballo de hacienda, siguiendo la pauta de su papel bien aprendido, con el respaldo del presidente López Obrador, quien es el fiel de la balanza, y a quien, a fin de cuentas, se le deben las cifras alegres del respaldo del “pueblo bueno” que no ve mejor alternativa que la continuidad para seguir disfrutando de esa política que le otorga beneficios directos de los que habían permanecido alejados durante muchos sexenios y que los opositores califican de populismo puro. Y aunque la política de la cuarta transformación no ha resuelto de raíz las condiciones de marginación de los grandes sectores de la población, algo les da y eso resulta suficiente para seguirle refrendando la confianza a través del voto directo. Y es que en el fondo “nuestro pueblo bueno” es así. Recuerdo, en la época del partido único de Estado, a una persona de mediana instrucción que manifestaba haber votado por el partido oficial y decía: “yo voté por el PRI, estos siquiera me dan algo, los otros no me dan nada”. Le habían regalado una bolsa para el mandado y un mandil con el logo del partido. Si esto sigue así no existe la menor duda de que ganará Claudia, quien cuenta del respaldo mayoritario del respetable y, lo más importante, del Presidente AMLO. Es cierto que lo que digo no es más que una opinión y que hay quien piensa que Xóchitl cuenta con grandes posibilidades, porque el gobierno de López Obrador, si hacemos un balance serio de sus logros durante su administración, podremos ver que no le cumplió a México, y mucho menos en cuanto a los problemas de la inseguridad. Podemos decir que es cierto que en el rubro de la seguridad y en otros tantos más fueron más las expectativas que forjó en la mayoría de la sociedad y que López Obrador cumplió a medias o francamente quedó a deber. Podemos incluso hacer crítica más contundente y decir que la Cuarta Transformación no transformó nada; que sigue habiendo mucha corrupción y que la delincuencia organizada ha hecho de las suyas, porque la política de “abrazos no balazos” fue un fiasco; que los militares se han apoderado del poder obligando incluso a López Obrador a otorgarle reconocimientos al general Cienfuegos… y por ahí nos podríamos seguir echándole leña a la hoguera para intentar quemar a AMLO; pero todo eso no obsta para que conste; es decir, pese a toda esa andanada de críticas, los opositores no han logrado menguar la popularidad de Andrés Manuel López Obrador. Dicen que Claudia no tiene personalidad propia y que sólo repite lo que Obrador dice en las mañaneras. Puede ser cierto o parte de una estrategia, porque, a fin de cuentas, el de la fuerza y los votos es López Obrador. Así que con que Claudia Sheinbaum siga nadando de muertito tiene la presidencia asegurada. Los que van en franco declive a causa de sus malas decisiones son los del partido naranja. A estas alturas del proceso no cuentan con un candidato con la fuerza suficiente para darle solidez a las expectativas de ese partido, el mismo que ganó muchos adeptos con la propaganda del niño huichol con esa canción pegajosa de mo-vi-miento naran-ja, cha la la la. Samuel, desde ahora, se anda apuntando para 2030, pero tendrá como rival para ese entonces, si es que sigue en el mismo partido, al actual presidente municipal de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas, un gallo con un gran carisma y personalidad propia que será muy difícil de desbancar. Xóchitl no ha podido ni podrá aprovechar las debilidades de la cuarta transformación para crecer políticamente. Los hechos acaecidos en Texcaltitlán, Estado de México, donde murieron 14 personas, diez delincuentes y cuatro miembros de la comunidad que estaban hartos de las extorciones a que estaban sometidos por trabajar el campo, no son un hecho aislado de la vida nacional. No vemos propuestas serias para la solución de esta grave crisis de inseguridad ni del lado oficial ni del de la oposición. Quien asumiera con responsabilidad esta bandera podría acrecentar sus posibilidades de triunfo para las elecciones de 2024. Eso creo yo. luissigfrido@hotmail.com