Luis Sigfrido Gómez Campos Los dos procesos de elección de los coordinadores para la defensa de sus intereses -eufemismo para referirse a quienes serán los candidatos a la Presidencia de la República para 2024-, los del ala morenista y los del frente opositor, prácticamente se empataron. Los del frente opositor perdieron mucho tiempo, andaban dormidos en sus laureles pasmados ante el madruguete morenista de la designación de las seis “corcholatas” que competirían en un proceso interno mediante el sistema de las encuestas; no obstante, retomaron el curso y lograron adelantar sus tiempos para nombrar, mediante un procedimiento fast track, a su coordinadora nacional, Xóchitl Gálvez, quien, cuando el destino nos alcance, será ungida como candidata a la Presidencia de la República por ese frente. Este proceso de designación no estuvo exento de conflictos; en la recta final se mantuvo la tlaxcalteca Beatriz Paredes, política experimentada que había decidido llegar hasta el final de la competencia, pero Alito Moreno negoció de manera anticipada su dimisión y presionó a su correligionaria para que abdicara de su legítima pretensión de llegar hasta el final del proceso. En mala hora se les ocurrió a los priistas designar a Alito Moreno presidente de su partido. Todo apunta que él será quien cabe la tumba de este instituto político que durante más de tres cuartos de siglo sobrevivió a todo, menos al embate de estos arrebatos de “pragmatismo coyuntural”. Del otro lado, los aspirantes a obtener la Coordinación para la Defensa de la Cuarta Transformación están en la etapa de veda. Correligionarios andan en el levantamiento de las encuestas por la geografía nacional disputando con todo la equidad de un procedimiento que, de inicio, se encontraba algo manchado por la intervención de algunos malos elementos que utilizaron algunas artimañas para llevar agua a su molino. Algunas incidencias y fallas de procedimiento hicieron suponer que se requeriría tiempo adicional para la obtención de los resultados; pero, al parecer, todo está fríamente calculado y tendremos resultados el próximo miércoles seis de septiembre. Resulta difícil adelantar vísperas, pero todo hace suponer que solamente Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum tienen posibilidades de hacerse con el triunfo por parte de este movimiento morenista. Las otras corcholatas son conscientes de que están fuera de la carrera presidencial y sólo aspiran a mantenerse vivos políticamente y vender caro su amor para que sus futuros cargos tengan el decoro representativo ambicionado. Por parte de Marcelo Ebrard todo está hecho. Ha empeñado su vida a un proyecto en el que cree desde muy joven por su alto sentido del deber. Como él mismo a contado: en sus épocas de preparatoriano, un maestro que tenía gran compromiso social invitó a varios alumnos a la sierra de Puebla: “fue como un choque cultural porque nosotros veníamos de la clase media urbana y no habíamos visto eso nunca, ese nivel de pobreza. Y eso fue adquirir la conciencia de que la mayor cantidad del país está así”. De ahí, sigue diciendo Marcelo, “tienes dos opciones: una es que no te importe: te vuelves un cínico. Y la otra es que sí te importe, y yo soy de los que sí me importa”. Esa toma de consciencia respecto al papel que le corresponde realizar en su vida, con un alto grado de responsabilidad a cuestas es lo que lo diferencia de sus congéneres, quienes, habiéndose dedicado a la política de manera profesional, sólo los motiva la ambición por el poder. En relación al partido naranja, parecer ser que en la dirigencia de Movimiento Ciudadano todo estaba fríamente calculado; pero en el transcurso de la semana pasada salieron a la luz parte de sus contradicciones internas. El gobernador de Jalisco Enrique Alfaro le declaró la guerra a su líder nacional diciendo que no acatan órdenes “de un líder fuera de control”, en referencia a Dante Delgado, a quien llamó burócrata de partido y de quien lamentó que esté haciendo esos papeles. Esta riña interna del partido naranja, al parecer, surgió porque el gobernador jalisciense quería que Movimiento Ciudadano se aliara al frente opositor que pugna por sacar a Morena del poder; pero Dante Delgado se ha opuesto reiteradamente a aliarse con esos partidos. En fin, que este proceso 2023-2024, que todavía no inicia, pero que de algún modo podemos decir que ya inició, está demasiado candente y nos hace pensar que se anticipa una batalla de dimensiones insospechadas. Hay quien apuesta doble contra sencillo que la batalla final será entre dos mujeres. Yo difiero. Una candidata del perfil de Xóchitl Gálvez requiere de un candidato de carácter, con principios e ideas que lleguen a desarrollar el trabajo iniciado por López Obrador; un hombre conciliador que atraiga la inversión extranjera y desarrolle los polos estratégicos de la economía nacional, sin perder de vista que los recursos económicos deben servir para resolver los grandes problemas de miseria extrema que lamentablemente siguen lacerando grandes extensiones del suelo patrio. luissigfrido@hotmail.com