++++++++++++++++++++++++++ PUNTO NEURÁLGICO Luis Sigfrido Gómez Campos En mi colaboración de la semana pasada a este diario hice una severa crítica al expresidente Vicente Fox por haber llamado “dama de compañía” a la señora Mariana Rodríguez, esposa de Samuel García, gobernador del estado de Nuevo León. Debido a esto, el exmandatario fue duramente criticado y borrado de la famosa página X, antes Twitter. Fox no tiene remedio, ni siquiera entiende de lo que se trata, da pena ajena constatar el bajísimo nivel de quien que llegó a ocupar la más alta responsabilidad política en el país. La respuesta de la ofendida por el agravio, Mariana Rodríguez, pareció inicialmente una respuesta decorosa; pero después, cuando se difundió que Fox había sido censurado por el portal X, la señora no hizo sino enseñar el cobre. Publicó lo siguiente: “Con la fosfo no se mete nadie prro”, junto a una fotografía de Elon Musk, dueño de la red social X. Con esta respuesta, la comunicadora exhibe que más o menos anda en el mismo nivelillo don Vicente Fox. Lo único que los diferenciaba era la vulgaridad y falta de sentido común del expresidente. Pero con el comentario perruno de la tal “fosfo”, como ella misma se hace llamar, no hizo sino resaltar que por ahí andan, por el mismo nivel sociocultural. Lamentablemente, lo que estos dimes y diretes muestran es el bajísimo nivel en el que anda la política mexicana. La señora Mariana Rodríguez pudo haberse quedado callada y, con ello, guardar el decoro y la dignidad que su persona merece, pero tuvo que abrir la boca para enseñarnos que son parte de la misma bajeza. Mariana Rodríguez Cantú es licenciada en Psicología Organizacional por el Instituto Tecnológico de Monterrey y tiene 28 años de edad. Su biografía en las redes sociales dice que es modelo, no dama de compañía, como la llamó Vicente Fox; que es empresaria y una Celebridad de Internet. Pero dicen que sólo es lo que ahora llaman una Influencer y que le gusta que le apoden: La Chavacana, La Chavacana mayor, Lady Fosfo, o simplemente, Fosfo; vaya usted a saber por qué, pero así se hace llamar. Por asuntos de protocolo también le dicen “primera dama de Nuevo León”. Estos datos pueden ser consultados en la página Wikipedia, no sea que alguien se confunda y me acusen de violencia de género. El asunto es que desde 27 de marzo de 2020 se casó en la Catedral Metropolitana de Monterrey con el joven Samuel Alejandro García Sepúlveda, quien a la postre se convertiría en Gobernador Constitucional del estado libre y soberano de Nuevo León por el partido Movimiento Ciudadano (MC). El joven Samuel supo llegar a la gubernatura de Nuevo León con una campaña política en la que se mostraba como el político joven alejado de los esquemas anquilosados de los candidatos tradicionales de los mismos partidos que siempre prometen y no cumplen. Él dijo que quería llegar a gobernar Nuevo León por todo el periodo constitucional de seis años, pero mintió. Como los viejos políticos, botó la gubernatura de su querido estado para embarcarse en la aventura presidencial de 2024, pero quiso dejar encargado el puesto de gobernador a una persona de su confianza, sin contar con el respaldo del Congreso de su estado. Ante la imposibilidad de su pretensión, en un afán marrullero y ramplón, no obstante que ya había sido designado candidato a la Presidencia de la República por el partido naranja, regresó dos días al cargo de gobernador, para intentar volver otra vez al cargo de gobernador si las cosas no le favorecían en su aventura presidencial. “Sí, ahí te encargo el hueso. Si las cosas no me salen, después regreso”. ¿En qué estaban pensando los neoloneses cuando lo eligieron? A fin de cuentas, como las cosas no le estaban saliendo como él pensaba, terminó por renunciar a la candidatura presidencial y se resignó a gobernar Nuevo León. Pobre niño rico, ante la posibilidad de quedarse como el perro de las dos tortas, tuvo que morderse la cola. Como bien dijo mi amigo Jaime Darío en su colaboración de la semana pasada: “Samuel García es el ejemplo más acabado del basurero en que se ha convertido la política en el país. Ignorante, prepotente, frívolo…” por decir lo menos de un joven que soñó con llegar a la presidencia creyendo que nuestra patria sólo se sostiene con el trabajo de los que viven en el norte de la república, “porque, en México, en el norte trabajamos, en el centro administran y en el sur descansan”. Así dijo. También se hizo muy famosa la entrevista en la que aseguraba que su vida de juventud fue muy difícil porque los sábados su papá lo obligaba a levantarse a las cinco de la mañana, aunque se hubiera ido de juerga con los amigos: “yo me iba a la oficina y más tarde al fútbol americano; pero era bien duro, porque me decía: ‘si quieres que te pague la semana, te tienes que ir conmigo al golf el sábado y, terminando los 18 hoyos, te pago la semana”. Pobre Samuel, pobre niño rico. Así, con esas concepciones y esa forma difícil de vivir, este joven soñó un día con ser presidente de México. Ahora, víctima de su ambición, ha quedado atorado en el limbo político. Es más, creo que ya se le cayó. luissigfrido@hotmail.com