LUIS SIGFRIDO GÓMEZ CAMPOS A un poco más de la mitad del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, y solamente a unos días de la realización del ejercicio democrático de la revocación de mandato, las encuestas de opinión lo siguen colocando con un alto índice de aprobación. El presidente más controversial de los últimos años conserva alrededor de un 60% del apoyo de los mexicanos. Independientemente del resultado de la gran encuesta nacional que se realizará el próximo 10 de abril, y de los señalamientos que sus adversarios formulan en varios de los frentes políticos de la vida nacional, es evidente que el presidente que enarbola la bandera de la 4T llegó a cambiar la concepción tradicional de la política en los mexicanos. Y llegó a cambiar de manera radical la forma de la política porque involucró a la masa mayoritaria de la gente pobre, mismos que vivieron al margen de los beneficios de la revolución pese a todos los discursos que se pronunciaban en su nombre. Hoy, ese grupo de desposeídos, se siente escuchado e incluido en las políticas públicas y participa activamente con sus opiniones en las redes sociales y en las encuestas. Que si bien esas opiniones, en la mayoría de los casos, no se expresan con la corrección debida, tienen el mismo peso o el mismo valor electoral que el de cualquier analista o intelectual de otra tendencia ideológica. Es muy probable que a la encuesta de revocación de mandato acudan pocos ciudadanos a expresar su opinión. Sin embargo, considero que, de ser así, es salida fácil echarle toda la culpa al Instituto Nacional Electoral (INE) con el argumento de que puso pocas casillas o que no realizó la suficiente publicidad para este ejercicio de democracia participativa. En mi opinión, existen otros factores que podrían conducir a una reducida participación. A nadie le queda la menor duda que al presidente Andrés Manuel López Obrador no le revocarán el mandato, luego entonces, si ya sabemos de manera anticipada que él seguirá siendo presidente de la república, poco importa que vayamos a las urnas a manifestar que queremos que nos siga gobernando; sin embargo, en interpretaciones de mayor sutileza, al gobierno sí le interesaría que el pueblo que lo apoyó en las urnas en 2018 para que llegara al poder, acudiera mayoritariamente a las urnas a refrendarle su apoyo. Por otra parte, quienes decidieron que la consulta de revocación de mandato fuera el 10 de abril no tomaron en cuenta que ese día es domingo de ramos; es decir, que coincide con una festividad religiosa que la mayoría de los mexicanos adopta con fe o, en su defecto, como día de asueto en el que se sustrae de sus obligaciones cívicas. También es cierto que existirá un menor número de casillas de las que se utilizan en las contiendas electorales federales. Al respecto, hay un debate en el que se pretende responsabilizara al INE de sabotear la consulta mediante este procedimiento y de darle poca difusión al evento. El presidente del INE ha argumentado que no se le dieron suficientes recursos para la instalación de todas las casillas y que sí existe la debida difusión para que la ciudadanía esté suficientemente informada respecto a este ejercicio de consulta. En fin, que la realización de la encuesta de revocación está llena de una serie de controversias en las que todos estamos involucrados. Y los sectores radicalizan sus posiciones, no admiten medias tintas, exigen definición: o estas con López Obrador o contra de él; o lo combates de frente y sin ambages, o lo defiendes a capa y espada, porque si no, eres visto con sospecha. No comparto esta polarización, se pueden reconocer los aciertos de un movimiento como la 4T y se deben advertir los errores y equívocos sin que necesariamente se tenga que llagar al absurdo de combatir a quien piensa distinto como a un enemigo. Sin embargo, al parecer, no muchos pueden entender esto. El día 10 de abril se realizará la consulta ciudadana sobre la revocación de mandato al presidente. A la gente se preguntará: “¿Estás de acuerdo en que, a Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de confianza que o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo?”. Las opciones de respuesta serían: “A) Que se le revoque el mandato por pérdida de la confianza. B) Que siga en la Presidencia de la República”. La pregunta, que quedó algo ambigua, tendrá que ser respondida por los ciudadanos que estimen que es una responsabilidad cívica acudir a las urnas. El presidente ha retado a sus opositores a que se manifiesten, pero sus adversarios consideran que es válida la estrategia de no acudir en esta ocasión ya que reconocen que los partidarios de Andrés Manuel son mayoría y que no tendrían ninguna posibilidad de revocarle el mandato al presidente; es por eso que han determinado hacerle el vacío, mientras que los partidarios de la 4T están empeñados en hacer de esta jornada cívica, una fiesta de ratificación presidencial. Este ejercicio democrático de revocación de mandato al presidente no debe incrementar la polarización, ya de por sí preocupante, de todos los mexicanos.