Luis Sigfrido Gómez Campos “Ha faltado la gran novela moreliana”, me dijo un día José Mendoza, editor de Jitanjáfora, escritor y poeta originario del estado de Chihuahua e hijo adoptivo de esta gran ciudad de la cantera rosa, paisano y amigo del gran poeta Gaspar Aguilera, quien también, como muchos otros escritores, vates e intelectuales, fue acogido por la majestuosa ciudad donde nació Morelos. Jamás me explicó con suficiente claridad a qué se refería con “la gran novela moreliana”, pero me quedé pensando que se refería a una novela que describiría sutilmente los rincones de esta gran ciudad, entrelazando una historia digna de ser contada. Pero que, además, para ser considerada como la “gran novela”, tendría que ser trascendente, reconocida y/o discutida por la comunidad literaria nacional, por lo menos. O tal vez se refería a una gran novela escrita por un Moreliano. Se dice que Morelia es cuna de escritores y poetas y, lo es, ni duda cabe, existen muchos escritores que en publicaciones de las instituciones encargadas de divulgar la cultura y en pequeñas editoriales difunden su trabajo literario, pero en el marco de la narrativa ha faltado, en opinión de mi amigo Pepe Mendoza, la gran novela moreliana. No sé, a lo mejor ya surgió ese gran talento y todavía no ha sido suficientemente divulgado, porque esto me lo dijo ya hace varios años. Sé de escritores talentosos que han tenido como centro de su trabajo literario a la bella ciudad de Morelia, he disfrutado bellas páginas que describen su historia y sus rincones, pero debo reconocer que, hasta hoy, como dijo Pepe Mendoza, hace falta “la gran novela moreliana”. El novelista que escriba esta “gran novela” no tiene que ser necesariamente un poeta de la talla de Víctor Hugo, que desde la catedral de Nuestra Señora de París describe en su novela, de manera minuciosa y exhaustiva, como en veinte páginas, creo, toda la vieja ciudad del Paris del siglo XV. Víctor Hugo lo hizo porque era Víctor Hugo, el gran maestro, y porque el estilo literario de esa época, lo permitía. El día de hoy, al poeta que, a la manera de Víctor Hugo se subiera a las torres de catedral a describir la ciudad de Morelia en veinte páginas, por lo menos le dedican unos memes chistosos. A Morelia le han cantado desde la poesía, en canciones populares o en narraciones cortas, de manera bastante decorosa, creo yo; pero también se ha tratado de obras que no han trascendido a otras dimensiones. VíctorHugo escribió su novela ‘Nuestra señora de París’ en sólo seis meses, de septiembre de 1830 a febrero de 1831, ¡claro, no había WhatsApp, ni Netflix, ni Facebook! Se trata de una obra monumental de un hombre excepcional realizada por encargo de un editor en la que el escritor vio la oportunidad de hacer, a través de su obra, una defensa de la arquitectura gótica que era poco valorada y estaba siendo destruida por sus contemporáneos. Además, es una novela con una seductora fascinación. Tal vez sería oportuno que las instituciones dedicadas a difundir la cultura en nuestro estado y la ciudad de Morelia, lanzaran una gran convocatoria para que se escribiera esa “gran novela moreliana que nos falta”. De esta manera las instituciones estarían cumpliendo con su labor y estimularían el quehacer de nuestros escritores siempre necesitados de apoyo institucional. Morelia, esa gran ciudad que describe el escritor Gustavo Ogarrio como el “extinto jardín de la Nueva España… ciudad a veces adormecida, a veces de campanas repicantes… histórica, fraterna y romancera… monumental, pero al mismo tiempo sencilla como el aroma del café”, celebra su cumpleaños este próximo miércoles 18 de mayo. Los edificios de su calle principal se visten de granada y de membrillo y sus autoridades organizan jolgorios en su honor. Morelia merece no solamente fuegos de artificio y oropel para celebrar su cumpleaños; tampoco solamente el barullo grupero que divierta a las masas. Esta ciudad de otrora portones abiertos, hospitalaria y fraterna, merece unos verdaderos juegos florales que estimulen la creatividad de los verdaderos artistas que viven en las entrañas de esta ciudad. Morelia merece una obra no encargada a un vate principal, sino una gran convocatoria abierta para que los jóvenes y viejos creadores pongan lo mejor de sí en la elaboración de “la gran novela moreliana”. Morelia, además de ser bella, tiene como valor principal a su gente y a sus artistas. Morelia fue labrada con la habilidad y el sudor del cantero que cinceló cada piedra de sus monumentos; fue construida por manos habilidosas que esculpieron cada rincón de su espacio y por generaciones enteras de gente sencilla que ha contribuido a mantener inalteradas sus tradiciones y costumbres de ciudad provinciana y romancera. Morelia mantiene su fulgor pese a las pandemias y calamidades que le pudieran acaecer. Sus habitantes pasan por un periodo difícil de inseguridad, la calidad de vida de los morelianos ha disminuido respecto de otros momentos de su historia. Pero Morelia sigue siendo la ciudad virreinal de danzarinas fuentes y campanas mañaneras, solamente le falta esa gran novela que refleje su espíritu en letras impresas, antes que los libros de imprenta pasen a la historia. luissigfrido@hotmail.com