Luis Sigfrido Gómez Campos En su libro La inmortalidad, el escritor checoslovaco Milan Kundera dice que gran parte de la historia se ha escrito con pequeñas frasecitas.Refiere que Napoleón Bonaparte, el gran estratega militar francés, al ser consciente de su importancia, citó en su oficina al escritor alemán Johann Wolfgang Von Goethe y, habiéndose preparado de manera especial para ese momento de gran trascendencia, hizo una entrada triunfal al salón donde se encontraba el gran maestro y dijo solemnemente: “He aquí a un gran hombre”, con la intención de que esas palabras fueran registradas en los anales de la historia. Algo más o menos así refiere Milan Kundera en su libro, porque he de comentar a ustedes que en mi biblioteca no encontré mi libro La inmortalidad para referir la cita de manera literal. Aclarado esto, dejo de lado las imprecisiones porque la importancia de la anécdota que refiere el escritor checoslovaco es que lo que ha trascendido en la historia, a fin de cuentas, son esas pequeñas frasecitas que los grandes hombres han pronunciado en el momento adecuado para que, estando el escribano presente, tome la anotación correspondiente y le dé la difusión correcta para que tenga la trascendencia que debe tener en el devenir de la historia. Así, mientras los grandes actores de la historia no tomaran sus precauciones de llevar un escribano que registre con punto y coma lo que se dijo en el momento preciso en que acontecieron los hechos, los recipiendarios de la historia no tendremos la seguridad de lo que se dijo y se hizo en el pasado. Por ejemplo, durante el famoso abrazo de Acatempan que supuestamente se dieran Agustín de Iturbide, por el lado de los españoles, y el General Vicente Guerrero, que peleaba por la Independencia de México, faltó que llevaran un escribiente que diera fe de lo que se dijo en ese momento y de lo afectuoso o apretado que fue el famoso abrazo, porque hay quien refiere que, en dicho encuentro ni siquiera estuvo Don Vicente Guerrero, que había mandado a un emisario de toda su confianza, a saber, José Figueroa. La versión de un desertor del ejército de Iturbide, por congraciarse con el gobierno virreinal dice que Iturbide se puso bajo las órdenes de Vicente Guerrero y que la reunión fue el 14 de febrero de 1821, cuando la versión oficial de la historia es que el famoso abrazo de Acatempan se celebró el 10 de febrero del mismo año. En fin, dilucidar los hechos del pasado, cuando no dejan constancia escrita, es tarea difícil. Conozco como 10 diferentes versiones del Grito de Dolores. Como la conspiración por la independencia de México agarró desprevenidos a los insurgentes, de manera precipitada la madrugada del 16 de septiembre de 1910, el cura Miguel Hidalgo y Costilla, junto con Ignacio Allende y Juan Aldama, convocó a sus feligreses del pueblo de Dolores Hidalgo para, mediante una elocuente arenga invitarlos a que se unieran a la lucha por la independencia; pero como todo se dio tan de repente, no hubo posibilidades de llamar un escribiente que diera cuenta de los hechos de manera precisa, y entonces los historiadores se dieron vuelo con las diferentes versiones que les contaron, o lo que debió decir el cura Hidalgo en su arenga, según sus conjeturas. Seguramente las generaciones futuras no tendrán mucha dificultad en acceder a versiones más certeras de los acontecimientos del presente porque existe un exceso de registros de lo que se dice y acontece en la vida cotidiana. Pero resulta curioso el impacto de las pequeñas frasecitas en la conformación del entramado ideológico de las actuales generaciones. Los politólogos y diseñadores de campañas políticas se la viven elaborando frases impactantes para convencer a los electores; el discurso de fondo los planes y programas de los partidos políticos pasan a segundo plano. No han comprendido que muchos de los electores ya no se dejan impactar con un eslogan llamativo o una propaganda atrayente. Los partidos han desdibujado su perfil ideológico al grado de que las fuerzas tradicionalmente antagónicas compiten de manera conjunta en coaliciones y alianzas estratégicas. Resulta interesante observar que estas coaliciones, en algunos casos, han funcionado, hasta cierto punto y de cierto modo. Pero estas alianzas se construyen contra natura, ya que un partido se funda precisamente con una serie de principios ideológicos con los que convence a sus miembros. Pero, en fin, se dice que son simplemente estrategias temporales para derrotar al partido en el poder. Por otra parte, quien indudablemente construye y utiliza de manera muy eficaz las pequeñas frasecitas, es el presidente López Obrador, entre otras ha acuñado las siguientes: “Hace mucho que dejé de pertenecerme, ya no me pertenezco, yo les pertenezco a ustedes, soy del pueblo de México. No me dejen, con ustedes todo, sin el pueblo nada”. Y esta otra que es magnífica: “El poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás”. A sus detractores les gusta más; “Me canso ganso”, o “Yo tengo otros datos”. En fin, las pequeñas frasecitas siguen siendo lo que a fin de cuentas recuerda el pueblo para bien o para mal. Pero es importante revestir de contenido esas frases si queremos trascender a la historia. luissigrido@hotmail.com