LUIS SIGFRIDO GÓMEZ CAMPOS Con la muerte del expresidente de México Luis Echeverría Álvarez (como elemento simbólico del fin de un sistema); la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional(PRI) en manos de “Alito” Moreno, quien se aferra a la presidencia pese a las exigencias de renuncia de la “plana mayor” de su partido; así como la denuncia que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), presentó contra el expresidente de México Enrique Peña Nieto por operaciones con recursos de procedencia ilícita, se dejan ver grandes nubarrones en el horizonte del otro partido hegemónico de estado que tuvo predominancia política durante más de 70 años. Luis Echeverría fue quizá el político más controversial y representativo del viejo sistema autoritario que llegó a dominar los espacios de la vida de los mexicanos. Tres hechos políticos en los que tuvo participación, de la mayor relevancia nacional, dan cuenta del tipo de personaje que fue este presidente: la matanza de Tlatelolco; la matanza de estudiantes del 10 de junio de 1971, conocida como “El halconazo”, y el Golpe a la Cooperativa Excélsior, ocurrido el 8 de julio de1976, considerado como uno de los más graves atentados a la libertad de expresión en la historia México. El presidente López Obrador subió el pasado sábado el siguiente mensaje a su cuenta de Twitter: “En nombre del Gobierno de México envío un respetuoso pésame a los familiares y amigos del licenciado Luis Echeverría Álvarez, presidente de México durante el sexenio de1970 a 1976”. Los cibernautas, en las redes sociales han sido crueles con el político que murió a los100 años el pasado 8 de julio, precisamente en el aniversario del Golpe que dio a Excélsior. No creen en su inocencia. “Asesino”, lo llaman. Por su parte, “Alito” Moreno” se aferra a la presidencia del PRI pese a las exigencias de renuncia de los personajes más representativos de su partido. Todo, debido al desprestigio por los audios divulgados por Layda Sansores, así como por su loca propuesta de que los ciudadanos nos armemos para combatir a la delincuencia. Se trata, ni duda cabe, de acciones de un dirigente golpeado por el desprestigio. Sino renuncia, sólo contribuirá a echar más paladas para enterrara su partido. Encima de todo, y para que amarre, durante la mañanera del pasado jueves Pablo Gómez Álvarez, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, dijo que había presentado denuncia contra del expresidente de México Enrique Peña Nieto. Explicó que había recibido transferencias millonarias de una pariente consanguínea y que ocultó su participación como socio de dos empresas, aunque no se mencionó el nombre de dichos consorcios. El presidente Andrés Manuel López Obrador había mantenido la decisión de no meterse con Peña Nieto, hasta llegó a expresar respeto hacia él con el argumento de que durante el último proceso electoral que le tocó vivir como presidente de la república, dejó que las cosas fluyeran; es decir, decidió no meter las manos pese a que los llamados “machuchones” le pidieron que interviniera ante la seria posibilidad de que pudiera llegar AMLO a gobernar la nación. Hubo un “pacto entre caballeros”, decían algunos; “pos qué le sabe Peña Nieto a Andrés Manuel que no lo toca ni con el pétalo de una investigación”, comentaban los maliciosos; “no, es que está siguiendo la regla no escrita de que a los expresidentes no se someten a proceso porque mañana se le puede revertir”, aseguraban agoreros del pasado. Cualquiera que hayan sido los motivos, el expresidente parecía intocable y se la andaba pasando cachetona en el viejo continente como si nada debiera ni temiera. Lo cierto es que desde que don Plutarco Elías Calles fundara el PRI (aunque lo haya bautizado con otro nombre) todos los expresidentes se volvieron intocables, podían disponer de la partida secreta del modo que se les antojara (al cabo que era secreta)y nada pasaba. Algunos amasaron grandes fortunas para asegurar su vida y la de varias generaciones posteriores y, aunque era del conocimiento público, todo quedaba en comentarios de osados periodistas, pero nada llegaba a las instancias de investigación oficial. Hoy parece ser que se rompió el pacto, si es que lo había; o la proximidad del proceso electoral en el estado de México modificó las circunstancias y se requiere aventarle un poco de lodo al expresidente Peña Nieto a fin deparar al grupo Atlacomulco en sus aspiraciones de seguir gobernando esa entidad federativa. Esta conjetura surge porque, según parece, siempre han existido razones sólidas para someter a juicio al expresidente, pero lo que ha faltado es voluntad política. Lo cierto es que el PRI va en declive; va de bajada y su presidente no parece darse cuenta o, dándose cuenta, no le importa. Conozco un personaje, al que considero un hombre honesto, que siempre ha dicho que él, por congruencia, se va a morir siendo priista y cuestiona de forma severa a quienes se la han pasado cambiando de partido. Yo pienso que su actitud es correcta, sobretodo porque durante su vida política recibió la mayoría de los beneficios a los que aspiró. También pienso que es de sabios rectificar cuando descubres que la organización política en el que confiaste, desvió sus principios. En fin, parece ser que el PRI va en picada. luissigfrido@hotmail.com