Cuando hay elección de presidente de la República, como en 2018, suele decirse que es la elección más importante, ya sea por las expectativas que algunos candidatos generan, como hace dos años, o porque los comicios pueden significar cortar con una forma histórica de hacer política y pasar a una nueva etapa en la vida nacional, como en el año 2000. Sin embargo, no hay elecciones menos importantes, todas lo son en el sentido de que todas ellas nos impactan a los ciudadanos: desde la designación de un presidente municipal hasta el nombramiento del primer mandatario de la nación. El proceso que inicia este 7 de septiembre y que concluirá el 6 de junio de 2021 con la jornada electoral no es menos importante, y de hecho presenta algunas particularidades. Por primera vez vemos cómo se comienza a fraguar una suerte de frente común, pero este conglomerado de partidos que comienza a gestarse no es ni siquiera contra una fuerza política, es contra un hombre: Andrés Manuel López Obrador y lo que él representa. Este intento de diezmar la fuerza política del presidente es un buen motivo para preguntarnos qué tan necesarios son los partidos. Hace décadas, eran la herramienta para que los ciudadanos incidieran en la vida nacional dependiendo de su ideología, para acceder a puestos de decisión y con ello acotar al partido de Estado. Hace décadas los partidos construyeron la democracia. Pero de unos años para acá, con alianzas que en un primer momento parecían mezclar agua y aceite, la frontera entre partidos se fue diluyendo, a lo que abonaron líderes que comenzaron a saltar de una fuerza política a otra. Así, con partidos que han dejado de lado sus principios básicos, tan básicos como ser de izquierda o de derecha; con líderes que hoy son de un color y mañana de otro, con la desconfianza que han sabido ganarse a pulso con cada corruptela destapada, la tarea para sus dirigentes es titánica, porque si bien es cierto que hay una base de militancia, esos que toda su vida han sido priistas, perredistas o panistas, hay una nueva generación de electores más informada, que difícilmente creerá todo lo que los candidatos le ofrezcan. Eso por un lado, pero por el otro, Morena es un partido sin una identidad bien definida como instituto político, porque en sus filas hay experredistas, expriistas, expanistas, y hay, sobre todo, lopezobradoristas. Por eso, ante la falta de morenistas, el partido del presidente tiene su primer gran reto: ganar las elecciones sin López Obrador como candidato, conseguir alcaldías y gubernaturas sin el arrastre de la marca AMLO. Por eso es que el proceso que inicia en septiembre es demasiado complejo como para medirlo con los parámetros de comicios anteriores, porque habrá un cruce de militantes y candidatos, lo que además podría causar confusión entre los electores, que podrían estar votando por equis candidato pensando que sigue siendo de tal partido, pero en realidad está representando a otra fuerza política. Las autoridades electorales tendrán que estar aún más alertas para evitar engaños a la ciudadanía en ese sentido, y los partidos, si es que quieren seguir teniendo representatividad, si quieren seguir siendo necesarios, tendrán que someterse a un autoanálisis exhaustivo y definir muy bien sus rutas. A menos, claro está que la única prioridad sea ganar por ganar, al precio que sea, como se ha venido haciendo. Adentro y afuera del Partido Verde Ecologista de México están comprando la idea de que sí irán solos en el 2021 en las elecciones para diputados locales y ayuntamientos, sin embargo, aún es prematuro para que eso pueda cuajarse. Es casi un hecho que el dirigente Ernesto Núñez repita y sea diputado local plurinominal, y esperará los tiempos para consolidar su aspiración de despachar en el Senado. Hay cierta preocupación entre los verdecologistas, pues saben que irán directo a la derrota, y con el riesgo de perder el registro, sin embargo, han encarecido las negociaciones. Ahora el magistrado Juan Antonio Magaña es perfilado como el candidato del Verde Ecologista a la gubernatura, sino es que se da un cambio de última hora. Ya se esfumó la propuesta del expresidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Víctor Manuel Serrato Lozano, aunque hoy misteriosamente dará un mensaje. Toño Ixtláhuac definitivamente ya cerró pláticas con ellos, y ahora coquetea con Movimiento Ciudadano, aunque ahí le darían prioridad sería Alfonso Martínez Alcázar. El aspirante a la gubernatura Raúl Morón Orozco intenta apagar fuegos a raíz del editorial que lo vincula con el exdirector de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya Austin. Al parecer el alcalde tiene abiertos varios frentes, que intentan descarrilarlo en la ruta rumbo al proceso electoral. Si bien los registros periodísticos confirman que él votó en contra de la Reforma Energética, todo parece indicar que en redes sociales esto ha pasado de noche. Semejante golpe lo perseguirá durante los próximos meses. La Meseta Purépecha sigue inquieta, y sube la intensidad conforme se acerca el proceso electoral. En Arantepecua, la comunidad ejemplo de la polarización que se vive, a raíz de la masacre que sufrieron con la intervención policial, y quienes buscan ejercer su derecho a participar en los comicios del 2021, se está estirando tanto la liga que en cualquier momento podría romperse y se desataría una guerra campal en el resto de las comunidades indígenas, sin que nadie la pueda detener. Hasta ahora, 20 pueblos estarían en la misma sintonía de que no se lleven a cabo elecciones. Lenin Sánchez dejó la Consejería Jurídica del Ejecutivo para convertirse en el operador jurídico-electoral del PRD-Michoacán en el próximo reparto de candidaturas con los eventuales aliados del PRI, PAN y Movimiento Ciudadano. Desde la Secretaría de Elecciones y Política de Alianza del Sol Azteca, el abogado nicolaita tendrá la responsabilidad de darle soporte legal al marco general de las coaliciones y blindarlo de impugnaciones ante los órganos jurisdiccionales. Esa función le correspondió al ahora fiscal del Estado, Adrián López Solís, en los pasados comicios del 2015. Hasta este martes, el cargo de Consejería Jurídica se encuentra vacante. Teresa Madrigal llega a la encargatura de la Secretaría de Desarrollo Social y Humano con muchas posibilidades de prolongar su estancia, si le echa los kilos en sacar adelante la encomienda. El exsecretario de Seguridad Pública y exdirigente estatal del Sol Azteca en la banca, Juan Bernardo Corona, tiene la mirada fijamente puesta en el cargo que dejó Juan Carlos Barragán y que ocupa provisionalmente una operadora política menor de Foro Nuevo Sol. Víctor Manríquez, el nuevo dirigente perredista, retomará los diálogos con el PAN y el PRI, para ir construyendo el BOA michoacano. Tienen poco tiempo para ponerse de acuerdo, que implica el reparto de candidaturas principalmente. El PAN está resistente, y ha puesto varias condiciones, entre ellas, han vetado un par de nombres. El PRI está consciente de que su marca tiene más negativos que positivos en este momento, por lo que irán construyendo proyectos políticos basados en los nombres de los suspirantes. Con 140 trabajadores municipales infectados del virus del Covid-19, según los liderazgos sindicales del Ayuntamiento de Morelia, la autoridad patronal mantiene las oficinas abiertas al público, sin proporcionarle a gel antibacterial ni cubrebocas a los empleados municipales. De dientes para afuera es el distanciamiento social. Los contagiados graves son mandados a recuperarse en su casa. El IMSS-Camelinas ha llegado al tope en la ocupación de las 90 camas disponibles y ya no está recibiendo más enfermos de coronavirus. Y como era de esperarse, en la víspera del proceso electoral, la mayoría de los alcaldes, en su afán de mostrar sus virtudes y venderse como los más trabajadores, desobedeció los exhortos para no realizar actos de informes de gobierno en donde se presentara la ciudadanía. La pandemia por el nuevo coronavirus no ha terminado, sino todo lo contrario, y a pesar de que esto se ha remachado hasta el cansancio, hay quienes realizaron eventos con más gente de la necesaria. El gobernador Silvano Aureoles ya deslindó responsabilidades y advirtió que los efectos negativos serán con cargo a esos ediles. En medio de la pandemia y sus negativos efectos en prácticamente todos los rubros, Morena parece ver la luz al final del túnel y tomar un segundo aire para arrancar el próximo año. No hay que dudarlo ni tantito de que desde el gobierno federal van a estirar todo lo que se pueda el caso Emilio Lozoya Austin para manchar lo que deje manchar, tumbar lo que haya que tumbar y politizar todo lo que se pueda politizar el tema. El incentivo claro, aparte, está en montar un buen caso desde la Fiscalía General de la República que ayude a presentar ante la justicia a funcionarios del más alto nivel de administraciones pasadas para demostrarle al pueblo cómo era la corrupción, quién la perpetraba y, de paso, ganarse el voto. El proceso va a salpicar en varios estados y podría incidir más de lo que se anticipaba en unas elecciones donde el carácter regional en un principio parecía que iba a incidir más que el partidismo como tal. No estará López Obrador en la boleta, pero el efecto dominó puede ser tan largo que sí ubicará de manera previa una larga lista de funcionarios de colores azul, verde, blanco o rojo amenazando no sólo con repensar la intención de voto, sino el esquema de alianzas. Mientras tanto, la danza de las descalificaciones y provocaciones para sacar los trapitos al sol dentro del Pacto por México ya comenzó y ya tuvo sus primeros escarceos en Michoacán. Si no, que le pregunten a Morón; cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar…