MATEO CALVILLO PAZ El huracán Otis nos ubica en la naturaleza, nuestra casa grande y trae enseñanzas muy sabias y profundas. Estamos sorprendidos y asombrados, sumergidos, algunos materialmente en las aguas del océano desbordado y en los vientos vertiginosos del huracán Otis. Es una parábola meteorológica, una enseñanza muy sabia de la madre naturaleza. El huracán en el cambio climático y la sociedad en descomposición son las grandes enseñanzas. Esta nos advierte: estoy aquí con la fuerza inmensa e indomable, inconmensurable, con su gigantesca capacidad de aplastar a las diminutas criaturas vivas que habitamos en los pliegues de sus mares y montes. Nuestro sujeto es el huracán que se formo con demasiada rapidez y cobro la fuerza máxima. Que nos encontró desprevenidos, demasiado distraídos en diversiones y embriagueces y trabajos para una vida a ras de la tierra disfrutando del momento. Carpe diem. No integramos todavía en nuestra mente las transformaciones del cambio climático, radicales y profundas, que el hombre mismo por su miopía y necedad ha provocado. El azote que se antoja de un peso infinito, demasiado grande para nuestra pequeñez física nos causa pánico y horror, ha sido una sacudida formidable, enorme y terrible que no habían vivido los hermanos de Guerrero y lo han experimentado los hombres de todo el planeta que nos contemplan. ¿Hasta donde alcanza nuestra mirada y nuestra reflexión? Acaso sólo vemos los daños más aparentes y nos escapa la conmoción, el descontrol de una naturaleza violentada, devastada, castigada, manchada, destruida y contaminada por las acciones irresponsables, destructoras, egoístas del hombre en búsqueda de comodidades y placeres instintivos y, finalmente del dinero. Son consecuencias del descuido de los habitantes del planeta que han violentado y exiliado los procesos naturales, que han cambiado el paisaje, han devastado y bien torcido los procesos de la madre naturaleza. Ejemplos hay muchos : la tala abrupta y despiadado de los montes, la contaminación asquerosa de los ríos, vasos de agua y mares, la lluvia ácida y la destrucción de la capa de ozono… En la ecología humana también hay contaminación y se hace violencia a los procesos naturales. El huracán y sus consecuencias trágicas ponen de manifiesto el cambio moral en los principios y el comportamiento de los seres humanos. Es horroroso que lamentable escuchar y ver que nuestra vida reposa sobre la falsedad, el relativismo, una retórica amañada y mentirosa, egoísta y al servicio de intereses viles, materialistas y perversos de los seres humanos, en primer lugar de la clase política, de la clase dirigente que arrastra a todos los moradores de este querido México. Cuántos intereses facciosos, vulgares, inmorales empujan la política oficial y los negocios humanos. Se buscan los bienes egoístas y particulares, se oculta la realidad en una narrativa criminal que hace caer a muchos. Se olvidan los intereses del pueblo y se defiende y engorda a la clase del poder y del dinero. La Luz de lo alto La naturaleza tiene su lógica de acción, su orden es perfecto, aunque muchos fenómenos no beneficien a los humanos, no les convengan porque tienen su movimiento y finalidad propios. En el universo de las criaturas hay un orden admirable, la naturaleza sigue su curso inexorable, un ordenamiento superior que estableció el Creador y va de los orígenes a la consumación del universo. "Por el fuego”, afirman la Biblia y la teoría científica de la entropía. La naturaleza se impone como una reina poderosa y como una maestra poseedora de una sabiduría única. Es importante reflexionar sobre la experiencia que deja el huracán Otis. Debemos ubicarnos bien ante las fuerzas de la naturaleza y su acompañamiento e impacto en nuestra existencia. Nos conviene tener bien presente las características nuevas de los fenómenos naturales y las características nuevas de fuerza y frecuencia. Los huracanes como Otis, con esa violencia no esperarán con más frecuencia. Hay que entender estas señales grandiosas que el Creador nos envía. Hay que superar nuestro pensamiento banal y ligero, despreocupado, irresponsable que no toma en serio las grandes lecciones de la naturaleza. Debemos estar atentos al futuro que viene con sus novedades terribles para la naturaleza. Es lo que aconseja el Jesucristo, que nos manda estar atento a las señales de los tiempos, interpretarlas y ser sabios adaptándonos a los cambios. Es una profecía dramática y tremenda. La naturaleza violentada, castigada, devastada, explotada sin misericordia reacciona y responde con fenómenos nuevos en su tamaño y en su intensidad, como los huracanes, las sequías, las temperaturas extremas, inusitadas. Hace tiempo que se han notado los cambios climáticos y sus causas, debidas a la acción humana, caprichosa, irresponsable, descuidada. Una gran causa, mirada de un múltiple es la contaminación, todos contaminantes en lo individual, desde el consumo de gas, gasolinas, aerosoles, plásticos, etc. etc. Contaminan los grandes capitales en las grandes emisiones de las fábricas, lluvia ácida, y en el ataque mortífero y suicida de tantos venenos y mugre que se vierten sobre mares, ríos, aire… Hay fenómenos naturales nuevos que no queremos enfrentar, tenemos otros datos. La clase dirigente está bien ocupada en conservar el poder, mediante las elecciones . niega los grandes problemas, los desatiende y los deja crecer. Se ha descui y dado de manera criminal, irresponsable el cambio climático. El presidente está ocupado en su pleito contra el poder judicial, igual el partido mío mayoritario. Su narrativa para los mexicanos este mentira y engaño. Viven en otro mundo, no les importan los mexicanos pobres o miserables.. Los grandes problemas ni los veo ni me importan. Hay señales muy claras: el calentamiento del mundo, de los glaciares que se derriten , la extinción de los lados, incluidos , corrientes subterráneas, la deforestación y la proliferación de los aguacates como una sarna que reseca. El huracán Otis, con todos los daños que generó, ha puesto de manifiesto lo limitado del gobierno. El presidente y sus funcionarios están desvinculados de la población. Se contemplan a sí mismos y se ocupan de sus intereses, cuidando su imagen, agrediendo a los medios de comunicación y a ciudadanos no sumisos. Separados de la realidad vuela muy alto en su narrativa subjetiva e ilógica. Nos ha sacudido en nuestras seguridades, ha hecho derrumbarse nuestra prepotencia y soberbia de dominio tecnológico del universo en pequeña escala. Para autoridades en una actitud tan bruta que se resistan enfrentar la realidad y a cambiar de actitud, por se intereses mezquinos, egoístas, necias y absurdos. La venganza del naturaleza no hace más que empezar.