MATEO CALVILLO PAZ En esta iniciativa legislativa que busca la permanencia de los soldados en las calles haciendo trabajo de policías, los senadores causan infinita decepción con su opción por intereses facciosos, ningún interés por el bien de México, los pobres y la nación. Nos agita un sentimiento de impotencia. Con todo, sucede un portento, la fe renace de las cenizas sus sostenida por una grandeza superior, que no viene de los mercenarios de la política. Pasa en el Senado la iniciativa para mantener el ejército en las calles hasta el 28. ¡Cómo fueron tan cobardes y se entregaron al enemigo de México y ponen las bases para sustentar la tiranía! Pero ¿Como pudimos esperar lealtad, heroísmo, coherencia de los legisladores? Nos olvidamos de lo que valen realmente, de lo que son capaces. Dos senadores son mis amigos y quiero comentarle a uno de ellos con dolor y sin entender nada ¿cómo pudiste votar a favor del gobierno entregando nuestra democracia y libertad, ¿cómo pudiste traicionar tu misión y la línea de tu partido? Andrés Manuel se sale con la suya, manda la iniciativa y con sigue la mayoría absoluta en el Senado, es una obra maestra del juego político. Qué obstinación y capacidad de manipulación, de él y de su Movimiento, de sus incondicionales. ¡Qué cinismo de quien en la oposición había despotricado contra Felipe Calderón por llevar el ejército a las calles? Lo fustigó y lo condenó sin atenuantes. ¡Qué desprecio del bien común de la nación y de las instituciones democráticas! No gestionan honestamente la cosa pública, andan en un juego, en un teatro perverso de política. Estamos en esa dinámica diabólica de la clase política. En ese juego ¿que nos toca hacer para no entregar a México a una tiranía nosotros también? ¿Qué le toca ser al gran pueblo de México, a tantos millones y millones de mexicanos que no votamos por este presidente y ni sus hordas políticas? Se le pasa a uno la rabia y se recobra la esperanza, no la esperanza secuestrada por el poder como bandera, en que no todo está perdido Ya se me pasó la rabia y y la sensación de desastre irremediable. Habrá otros recursos en la nación, todavía podemos encontrar fuerzas para protegernos de la dictadura con brazo militar. No todo está perdido, podemos defendernos todavía. Pero la infinita decepción sigue causando infinito dolor. Que lamentable e insoportable traición de la clase política de los incondicionales del partido en el poder y los traidores que se doblaron por miedo o intereses mezquinos. Es cierto que encontramos honrosas excepciones de senadores valientes, fieles al país. Y todavía los actores de esta gran traición volverán a presentarse ante nosotros como heroicos y servidores muy puros, fariseos de México. La luz de Dios El ejército no sabe de policía, no está preparado para eso, nos exponemos a la violación grave de los derechos humanos. Al mismo tiempo se descuida la preparación de las policías que tienen la tarea de cuidar del orden público de la nación. Se nos olvidó la insoportable realidad de incontables legisladores, casi todos. Pues ¿qué esperábamos? Nos importa estar atentos a ellos, ver, por debajo de las poses y envolturas, lo que valen realmente, fuera de los discursos y las imágenes de campaña, enseñan el cobre. Se ven sus actuaciones, la burda bajeza de los debates, las vergonzas demostraciones de barbarie y falta de educación, ningún respeto a las formas, ni cortesía ni dignidad. Realmente, no podemos esperar mucho. Debemos aceptar la triste realidad y saber lo que podemos esperar. Se tapan los ojos, voltean al cielo para no ver la situación desastrosa de fracaso en todos los órdenes, la violencia, todas las imposiciones, la violación de las leyes de una democracia, la arbitrariedad, la necedad. Hay corrupción del dinero y corrupción de la política, ésta es honda y generalizada. Ya no es el noble servicio al pueblo democrático para buscar su bien, sacarlo de sus contingencias y tener una vida digna. Han convertido la política en un teatro, en una narrativa falaz, en un juego amañado y perverso. Muestran que no les importa el pueblo sino sus propios intereses egoístas de vanagloria y dinero a lo ca… La convierten en un teatro con un final cantado, ganar elecciones hasta el último estado del país, para controlarlo todo en un afán prepotente y totalitario ¿Podíamos esperar una actitud noble, de lealtad a los principios del partido o de la persona? Ya no tienen principios, son veletas que se hacen para donde se hace el viento. No tienen una plataforma de valores ni principios. Van detrás de intereses mezquinos, son mercenarios, se venden como las prostitutas. ¿Llevan muy hondo el amor a la patria y el sentido del honor, son héroes dispuestos a derramar su sangre por la grandeza de la patria y su bien? Lejos de eso, dan un espectáculo triste y lamentable No, no es para que se rían. ¿Podemos esperar que antepongan el bien de la patria a todo lo demás? ¡Oh, triste realidad! ¿Debemos aceptar que tenemos una banda de villanos, de oportunistas, capaces de hipotecar el futuro democrático de México y la vida de libertad y dignidad y tranquilidad? ¿Debemos sacrificar nuestros sueños de felicidad? ¿En qué va a parar todo esto, en una dictadura como en Venezuela o Cuba, ¿vamos a conocer la tristeza por la opresión, la esclavitud y el hambre, una vida de languidez y opresión como los cubanos? Es necesario sacar nuestra fe y energía interior para alcanzar lo imposible, sobre todo si despertamos la fe divina y vamos en alianza con Dios.