PROYECTO SECRETO Mateo Calvillo paz La situación de México es de contingencia, involución, descomposición social. La la clase política convierte todo en retórica Las campañas político-electorales llenan nuestro cielo ocupando todo el espacio. Es el discurso que prevalece, ningún otro tema puede competir con la política. Las campañas políticas están a todo lo que dan, incluyendo las Mañaneras, en las que el presidente ha tomado partido abiertamente contradiciendo los principios de la democracia. Son los spots de los partiditos satélites que no aportan nada, que son paleros del partido mayoritario. Es falso que las conquistas sociales se deban a su voto. La verdad es que estos avances se han logrado sin el apoyo decisivo de los verdes y del PT. El presidente usa una retórica que contradice otras definiciones democráticas, propias de un presidente verdadero porque adelanta los tiempos electorales, simplemente les cambia de nombre. Porque se dice respetuoso de los partidos y de los candidatos y en realidad es un caudillo que sabe presentar a su “gallo” como mejor dicho a su gallina. En realidad es una imposición autoritaria de un dictador que mueve a sus marionetas desde las sombras. La candidata y otros candidatos a puestos públicos hacen afirmaciones absolutas en el sentido de que la 4t todo lo ha hecho bien y que, como conclusión lógica según ellos, lo van a seguir haciendo bien, en consecuencia. Es una afirmación dogmática. Es una forma de discurso dogmático, sin sustento en la realidad como quien resuelve los problemas de salud, de pobreza, inseguridad por decreto sin tocar a la realidad. Andrés Manuel hizo esta declaración como mundo de fe: tenemos paz social. Es una absoluta mentira. Manejan magistralmente el arte de engañar. Son excelentes alumnos de la escuela de los sofistas. Se hacen afirmaciones que son falsas, pero tienen apariencia de verdad, pecados contra la lógica. No dialogan, no escuchan, imponen su rollo. No hay una actitud de apertura, de búsqueda. Son espíritus que no reconocen que son limitados y falibles y se vuelven cerrados y autoritarios. ¿Saben que están mintiendo o ya cayeron en su propio juego? Todos los discursos políticos hacen MO--NA un partido que crea y crean ese México de ficción, arreglado en la mente de las grandes para sus fines perversos, falsos y mezquinos. Crean una campaña, un mundo y una sociedad de ficción. Viven en ese engaño y hacen entrar a muchos en lo mismo. La extensión en las afirmaciones es errónea, peca contra la lógica. Hacen de afirmaciones particulares, afirmaciones universales. Es el error del presidente, que clasifica como conservador, neoliberal a todos los mexicanos que no le tienen la lealtad que él ordena, que no son dóciles e incondicionales a su voluntad. La luz de Dios La retórica no es una necesidad, un dictador omnipotente, no tiene su propia verdad y la impone. La retórica está al servicio de la verdad. Como seres inteligentes los mexicanos necesitamos reflexionar y tener una visión inteligente y madura del presidente, de su programa y modelo de México que quiere alcanzar. Debemos defender los valores inmutables y universales, que no se pueden negociar a ningún precio. Para una gestión benéfica y sabia de la cosa pública es indispensable la reflexión seria y honesta en base a los valores universales e inmutables, y de los principios que norman la convivencia social y la gestión de la cosa pública, como el bien común, la subsidiaridad… Asistimos a acciones del gobierno sin el sustento de un pensamiento documentado, maduro, objetivo. El gobernante no enfrenta las grandes necesidades de la nación y no tiene en cuenta el punto de vista de los gobernantes y pensadores de la oposición. Tampoco aprecia a los intelectuales y académicos y a todos los que piensan diferente. No se da el diálogo sabio y objetivo, en vez de eso, las afirmaciones se convierten en una propaganda, en polémica que se traduce en descalificaciones que ponen a los adversarios en el rango de los malos de la película en la narrativa oficial. Se le confina a la categoría de personas que no piensan y que sólo buscan intereses mezquinos de provecho propio, prisioneros de una ideología pasada de moda. No se puede satanizar, ha habido servidores públicos muy valiosos y que han hecho bien en México Pero en la narrativa oficial, maniquea son todos personas despreciables, incapaces de pensar el bien para el país. En cambio, el que tiene el poder es un modelo de moral, un dechado de virtud y su gente son el “pueblo bueno”. Es sofisma. Hay que observar si realmente es lo que se requiere para la marcha del país en la cuestión económica, y en todo. El bien común es el criterio que se debe de seguir y no la idea de un individuo, el proyecto original, la defensa a ultranza de las obras insignias del gobierno. Urge detectar esta pervertida retórica y liberarnos de ella. Es absolutamente necesario y prioritario fincar el discurso político en la verdad, los que nos permite poner los pies en la realidad y trabajar por un México real. Hay que fumigar esa capa de irrealidad y enajenación que flota sobre nosotros y nos hace perder el sentido de la realidad.