Memoria del horror

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

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Gustavo Ogarrio

 

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La escritora catalana Montserrat Roig se dio a la tarea de organizar una parte de esa memoria del horror que se formó entre la guerra civil y los campos de concentración nazis. Ese “mundo de espectros”, como le llama en el caso de los catalanes deportados a los campos de concentración nazis, se forma de una manera cruelmente variada: “los republicanos fueron a parar allí desde las compañías de trabajo, pasando por los “Stalags” (campos de prisioneros de guerra), desde el lugar en que estaban refugiados –como los de Angulema, que fueron directamente allí–, o bien como resistentes, la mayoría bajo la etiqueta NN (Noche y niebla), después de haber conocido el régimen de las prisiones francesas. También hubo algunos que se dejaron engatusar por la propaganda nazi que les ofrecía trabajo en Alemania”.

El libro de Roig, “Los catalanes en los campos de concentración nazis”, también establece un importantísimo acervo de fotografías; éstas deben ser consideradas como parte de ese amplio registro de los campos de concentración, de las vidas y muertes que le dan su sentido de “barbarie” moderna –a medio camino entre la razón instrumental hija del iluminismo que se vuelve contra la sociedad en forma de exterminio y de un humanismo radical– tal y como lo han planteado Adorno y Horkheimer, pero también de memoria que busca un sentido posible y último de las vidas en los campos de la muerte, para que no caigan en el pozo del absurdo y/o del silencio.

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Es necesario distinguir el peculiar estilo histórico-periodístico del libro de Montserrat Roig: es densamente descriptivo cuando reconstruye la vida del día a día en los campos, cuando distingue los dos tipos de “muerte”, la “muerte cotidiana” y la “muerte violenta”; un libro narrativo y político que recupera para el presente el “combate por la libertad” de los catalanes en los campos de exterminio.