MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ RUIZ Los michoacanos llevamos en la conciencia la fecha del 30 de septiembre como un día de gran entusiasmo y renovados ánimos en nuestra lucha por reafirmar nuestra nacionalidad; por este motivo se abordan algunos aspectos de la vida y obra del gran héroe cuyo natalicio celebramos este día. Discurría el año de 1765. Era el día 30 de septiembre. Los primeros resplandores de la aurora iban descubriendo poco a poco la hermosa ciudad de Valladolid en la provincia de Michoacán, hasta que la luz desvaneció las sombras e iluminó a plenitud esa gran flor de cantera rosada, la cual abrió sus pétalos para recibir con sus más puras fragancias el natalicio de un niño. Su madre, doña Juana Pavón de Morelos había salido de la casa que habitaba, por el rumbo de Santa Catarina, una cuadra al poniente del templo del Prendimiento. Se dirigía al mercado de San Juan de Dios (ubicado en donde se encuentra la plaza Melchor Ocampo) a realizar algunas compras. Al regresar, llegó a la esquina que forman las calles del Alacrán y de la Alhóndiga, (Corregidora y García Obeso, en la nomenclatura actual), donde había una modesta tienda. Allí, la señora Pavón de Morelos sintió los dolores del alumbramiento y se refugió en esa casa para dar a luz un vigoroso varoncito. Posteriormente, don Manuel Morelos, carpintero de oficio, llevó a bautizar a su hijo, recién nacido, al curato del Sagrario de la hermosa catedral de la Arquidiócesis de Michoacán. El acta bautismal dice: "En la Ciudad de Valladolid, en cuatro días del mes de octubre de mil setecientos sesenta y cinco, yo el Bachiller D. Francisco Gutiérrez de Robles, teniente de cura, exorcisé solemnemente, puse óleo, bautizé (sic) y puse crisma a un infante que nació el día 30 de septiembre, a el cual puse por nombre José María Teclo, hijo legítimo de Manuel Morelos y Juana Pavón, españoles; fueron padrinos Lorenzo A. Cendejas y Cecilia Sagrero, a quienes hice saber que conste lo firmé.- Br. Francisco Gutiérrez de Robles". Han transcurrido 253 años desde el nacimiento de don José María Morelos y Pavón. De su vida se han ocupado los más acuciosos investigadores, con el rigor que la ciencia implica, y los momentos luminosos de su paso por los fastos gloriosos de nuestra Historia Nacional nos llenan de emoción, tal vez porque Morelos llevó a cabo todas sus acciones, conforme a la frase de Goethe: “Nada trascendente se ha hecho en esta vida sin una gran pasión". En efecto, desde que Morelos salió de Nocupétaro, acompañado por dieciséis indígenas, iba poseído de una singular pasión: El rescate de la libertad y la dignidad humanas. Ese impulso interno, ese latir íntimo de su generoso corazón, no lo abandonaron jamás. En él se da la transfiguración del sencillo cura hacia el hombre-pueblo, porque si bien es cierto que admiramos profundamente su pensamiento, acrisolado en el Colegio de San Nicolás, además de su incomparable valentía y sagacidad, no podemos comprenderlo desvinculado del pueblo y de la tierra que le dieron el ser y la sustentación espiritual para ejecutar sus grandes empresas heroicas. Las ideas políticas y sociales de Morelos están contenidas en "Los Sentimientos de la Nación", los cuales tienen una actualidad incuestionable, de acuerdo al concepto aristotélico de "lo que actúa, como opuesto a lo potencial", pues el ideario de Morelos posee realidad propia en la conciencia del pueblo mexicano. Por tal motivo, se reproduce textualmente para destacar el sentido auténtico de la posición genuinamente revolucionaria del señor Morelos y la relevancia que adquiere en estas horas sumamente difíciles para Michoacán y para México. 1° “Que la América es libre e independiente de España y de toda otra Nación, Gobierno o Monarquía, y que así se sancione dando al mundo las razones.” 2° “Que la religión católica sea la única, sin tolerancia de otra.” 3° “Que todos sus ministros se sustenten de todos y solos los diezmos y primicias, y el pueblo no tenga que pagar más obvenciones que las de su devoción y ofrenda.” 4° “Que el dogma sea sostenido por la jerarquía de la Iglesia, que son el Papa, los obispos y los curas, porque se debe arrancarr toda planta que Dios no plantó: ovnis plantatisquam non plantabit PatermeusCelestiscradicabitur. Mat. Cap. XV.” 5° “Que la Soberanía dimana inmediatamente del Pueblo, el que sólo quiere depositarla en el Supremo Congreso Nacional Americano, compuesto de representantes de las provincias de números.” 6° “Que los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial estén divididos en los cuerpos compatibles para ejercerlos.” 7° “Que funcionarán cuatro años los vocales, turnándose, saliendo los más antiguos para que ocupen el lugar los nuevos electos. 8° “La dotación de los vocales será una congrua suficiente y no superflua, y no pasará por ahora, de 8,000 pesos.” 9° “Que los empleos sólo los americanos los obtengan.” 10° “Que no se admitan extranjeros, si no son artesanos capaces de instruir y libres de toda sospecha.” 11° “Que los Estados mudan costumbres y, por consiguiente, la Patria no será del todo libre y nuestra mientras no se reforme el Gobierno, abatiendo el tiránico, substituyendo el liberal, e igualmente echando fuera de nuestro suelo al enemigo español, que tanto se ha declarado contra nuestra Patria”. 12° "Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto". 13° "Que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuerpos privilegiados; y que éstos sólo lo sean en cuanto el uso de su ministerio". 14° "Que para dictar una ley se haga junta de sabios en el número posible, para que proceda con más acierto y exonere de algunos cargos que pudieran resultarles.” 15° "Que la esclavitud se proscriba para siempre y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de otro, el vicio y la virtud." 16° “Que nuestros puertos se franqueen a las naciones extranjeras amigas, pero que éstas no se internen al Reino por más amigas que sean, y sólo habrá puertos señalados para el efecto prohibiendo el desembarque en todos los demás, señalando el diez por ciento.” 17° “Que a cada uno se le guarden sus propiedades y respete en su casa como en un asilo sagrado, señalando penas a los infractores.” 18° "Que en la nueva legislación no se admia la tortura." 19° “Que en la misma se establezca por Ley Constitucional la celebración del día 12 de diciembre en todos los pueblos, dedicado a la Patrona de nuestra Libertad, María Santísima de Guadalupe, encargando a todos los pueblos la devoción mensual. 20° "Que las tropas extranjeras o de otro reino no pisen nuestro suelo, y si fuere en ayuda, no estarán donde la Suprema Junta". 21° “Que no se hagan expediciones fuera de los límites del Reino, especialmente ultramarinas; pero [se autorizan las] que no son de esta clase [para] propagar la fe a nuestros hermanos de Tierradentro.” 22° “Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones que nos agobian y se señale a cada individuo un cinco por ciento de semillas y demás efectos u otra carga igual, ligera, que no oprima tanto como la Alcabala, El Estanco, el Tributo y otros; pues con esta ligera contribución y la buena administración de los bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso de la guerra y honorarios de empleados.” Chilpancingo, 14 de Septiembre de 1814 José Ma. Morelos (Rúbrica) El documento original fue leído por nuestro héroe epónimo en la fecha que se indica, tal y como se transcribe; sin embargo, aparece también la siguiente interpolación: 23° "Que igualmente se solemnice el día 16 de septiembre de todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa Libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la Nación para reclamar sus derechos con espada en mano para ser oída; recordando siempre el mérito del grande héroe, el señor Don Miguel Hidalgo y su compañero Don Ignacio Allende". Los ideales democráticos, la tesis de la división de poderes, la rectitud en la gestión pública, la igualdad de los hombres, la libertad política, el patriotismo, la justicia social, el respeto a los derechos humanos, la salvaguarda de nuestra soberanía y el culto a los héroes son algunos de los valores fundamentales de la plataforma ideológica que aportó el genio de Morelos al Congreso de Chilpancingo, en el cual habría de elaborarse la Constitución, promulgada en Apatzingán, el 22 de octubre de 1814. El Generalísimo Morelos tenía una idea muy clara de la nación que debía forjar. Así se confirmó en “El Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana”, mejor conocido como “Constitución de Apatzingán”. Sobre este documento, el ilustre liberal doctor José María Luis Mora dice: “Examínese imparcialmente y se hallarán consignados en él todos los principios característicos del sistema liberal, la soberanía del pueblo, la división de poderes, las atribuciones propias de cada uno de ellos, la libertad de prensa, las obligaciones mutuas entre pueblo y gobierno, los derechos del hombre libre y los medios de defensa que se deben proporcionar al delincuente.” El distinguido jurista, doctor Mario de la Cueva, afirma: “Creemos que en la historia nacional no existe otro conjunto de principios sobre la idea de la soberanía del pueblo y sus efectos, que pueda compararse con las reglas recogidas en los artículos 2 al 12 del Decreto; su armonía y su belleza resultan incomparables… En estos preceptos, como en los anteriores documentos de Morelos y en la primera Acta de Independencia, se advierte el amor infinito a la libertad... del pueblo y la decisión férrea para destruir las cadenas que había impuesto una monarquía despótica, que carecía de justificación ante la razón y la conciencia, y de sentido histórico.” Los mexicanos de hoy debemos reconocer que no hemos estado a la altura de nuestras obligaciones. Es tiempo de cumplir celosamente con el pensamiento y la acción constructivos que nos legó el señor Morelos, para estructurar un México próspero, justo y progresista, liberado del narcotráfico y sus consecuencias más abominables; la miseria y la pobreza, la ignorancia, la ausencia de principios éticos; en dos palabras: la marginación socioeconómica de grandes masas de población y el abuso que cometen los mercados del imperialismo financiero. Si respondemos positivamente a este deber ineludible, habremos interpretado fielmente los anhelos del más grande de los mexicanos, el Generalísimo de las Armas Insurgentes, don José María Morelos y Pavón. Al inaugurarse la estatua ecuestre del héroe Morelos en la ciudad de Morelia, el 3 de mayo de 1913, el escritor José Rubén Romero leyó un hermoso poema intitulado “Canto a Morelos”, del cual se extrae el siguiente fragmento: “¿Y por qué revestida/ nuestra Patria querida/ con un manto de rosas,/ frescas, puras, sedosas,/ se levanta en un himno que estremece la tierra/ y que notas encierra/ de espontánea alegría/ que suben por el éter en épica teoría?/ De los fastos gloriosos recorramos las hojas/ y leeremos, señores, que en sus viejas congojas,/en sus penas de esclava y en sus horas de duelos/ tuvo un hijo: MORELOS, / que nació para amarla/que murió por salvarla/de las manos sangrientas del sangriento enemigo,/ que le dio por castigo/ de haber sido valiente/ una palma en la Gloria que le nimba la frente.”