Los errores del PRI

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

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MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ RUIZ

 

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En la edición de La Voz de Michoacán del lunes 29 del actual, en la sección Semana Política, se dice: “Adriana Hernández Íñiguez  y Víctor Silva Tejeda eran la fórmula natural y más genuina, esperada por todo el priismo michoacano para el Senado, pero oscuras maquinaciones  en la Ciudad de México lograron imponer exitosamente una pareja cien por ciento ligada a Ascensión Orihuela Bárcenas. Gran desilusión  y desaliento despierta entre las huestes priistas la débil fórmula senatorial conformada por los diputados Antonio Ixtláhuac Orihuela y Xóchitl Ruiz González. Ambos representan a la corriente perdedora en las elecciones por la gubernatura en los comicios locales de 2015, lo que refleja una oscura negociación al más alto nivel, como la que hubo en el 2015 para volver a entregar las posiciones del PRI al adversario en Michoacán”.

Esta reflexión tiene un gran valor, pues este es uno de los grandes errores que afectan al partido en el poder. Al intentar un somero análisis sobre la realidad que atraviesa nuestra casi nula democracia se llega indefectiblemente a las siguientes conclusiones:

PRIMERA, el Partido Nacional Revolucionario fue fundado por el presidente Plutarco Elías Calles con la finalidad de evitar que los jefes revolucionarios se mataran entre sí por los cargos públicos, especialmente por la presidencia de la República. Así logró institucionalizar los procesos de selección mediante un examen cuidadoso acerca de las acciones militares en que habían participado los aspirantes a los diferentes puestos. Esto fue muy importante en ese momento histórico, pues se tuvo un medio para controlar tantos homicidios que se cometían a causa de las ambiciones políticas. Al llegar a la primera magistratura del país el Gral. Lázaro Cárdenas consideró más adecuado el nombre de Partido de la Revolución Mexicana, y con ese nombre funcionó hasta el sexenio de Miguel Alemán Valdés, quien lo nominó como actualmente se le conoce. Durante la mayor parte del tiempo que ha transcurrido desde que se fundó el partido a que se hace referencia, la voluntad del señor Presidente ha sido el factótum en la toma de decisiones,  a tal grado que un candidato a diputado llegó a decir: “Voy a ganar por un voto, el del señor presidente”. Desde luego que había los llamados poderes fácticos, derivados de la estructura propia del estado y de sus aparatos, los cuales le permitían y aún le permiten garantizar el voto clientelar y corporativo que proporcionan las centrales obrera, campesina y los sindicatos. Es aberrante que se haga a un lado al licenciado Silva Tejeda, quien tiene una amplia trayectoria dentro del institucional. Si así tratan a un expresidente de ese partido durante dos periodos, además de haber desempeñado con decoro múltiples cargos en la administración pública, ¿qué podemos esperar los ciudadanos que carecemos de esas características? Nada, simplemente el desprecio de los dirigentes y sus allegados.

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SEGUNDA, a finales del año de 1963 se llevó a cabo una reunión en el Cine Internacional de la Ciudad de México, con el propósito de analizar los diferentes precandidatos a la presidencia de la República. Allí manifestaron sus opiniones diferentes oradores, representando a todas las organizaciones militantes. Al final se le preguntó a los delegados ahí presentes si estaban de acuerdo con la fórmula que encabezaría Gustavo Díaz Ordaz, casi todos levantaron su mano y, por aclamación, se designó al futuro candidato, el cual sería declarado algunos días después en un acto que tuvo lugar en el estadio “azul”, muy cerca de la plaza de toros México. Se sigue la costumbre inveterada del destape e inmediatamente todos se pronuncian a favor de quien resultó ser elegido por el presidente en turno. Lo grave del caso es que todos los partidos siguen este mismo modelo, ninguno tiene otro método o procedimiento, aunque sea para taparle el ojo al macho, como luego dicen, simulación sí, pero a veces necesaria a fin de darle un barniz de democracia al sistema. Se ha caído en el descaro, el cinismo, la desfachatez. No hay un solo partido en el cual se pueda confiar. Aquí resulta muy apropiada la frase del gran dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca, cuando expresó: “Bienaventurados nuestros imitadores porque ellos heredarán nuestros defectos”. Los imitadores son los partidos que vinieron después y copiaron ese estilo de nombrar a quienes serán sus abanderados.

TERCERA, los candidatos eran elegidos hace algunos años tomando en consideración los méritos que habían hecho al servicio del partido, en sus campañas, mediante programas permanentes de servicio social y otras actividades. En la actualidad eso no vale, solamente el tener lo que en el lenguaje popular llaman “palancas”, es decir, familiares, compadres, amigos, incondicionales, incluso cómplices de acciones delictivas, para recibir la aprobación de los dirigentes y obtener la postulación a los diferentes puestos de elección popular o como funcionario. Todo motivado por intereses de carácter económico. Y todavía tienen la desvergüenza de declarar: “Yo soy servidor público”, aunque no sirvan para nada, pues su capacidad intelectual y nivel de preparación académica es por lo general muy pobre, un modesto título de licenciatura los hace creerse que poseen todos los conocimientos habidos y por haber. Se sienten poseedores de la verdad, los únicos dueños del saber, cuando no han leído ni cien libros. Debiera hacerse un examen para valorar si tienen los conocimientos indispensables. Un día se le preguntó a un político que había sido diputado seis ocasiones, pues pasaba de una curul local a una federal y viceversa, ¿qué es una ley? El señor no supo dar una respuesta correcta; carecía de una definición básica que todo diputado debe saber, pero ese nivel es el que tenemos. ¿Con qué recursos intelectuales podrá abordar los temas de la agenda legislativa un individuo que no sabe nada?, pero lo más grave no es que no sepa, sino la total ausencia de interés por el estudio para informarse de qué se trata cualquier iniciativa de ley. Tienen muchos asesores que también adolecen de una ignorancia supina, pero mantienen estrechos vínculos debido a los intereses creados. Como conclusión se puede inferir que a los candidatos se les designa por razones afectivas más que por motivos racional y lógicamente válidos.

CUARTA, la corrupción es parte del sistema, en el que campea la ley del más fuerte. A diario hay muertos por arma de fuego, descuartizados, mujeres violadas, incluso infantes de ambos sexos asesinados, tumbas clandestinas, robos a casa habitación, asaltos en la vía pública, tráfico de enervantes, etc. Los autores de estos delitos se parecen mucho a los políticos. Unos y otros logran sus fines a como dé lugar, no les importan los medios, como decía Herman Busenbaunm, teólogo alemán del siglo XVII, quien en su obra “Medulla theologiae morlis”, estampó esta frase en 1645 y que después repitió Maquiavelo y luego Napoleón Bonaparte, también se dice: “El que quiere el fin quiere los medios”. Ese pragmatismo, ese sentido de alcanzar lo que se desea a cualquier precio, pisoteando los derechos de los demás, sin ningún principio ético que los frene, forma parte de la mentalidad perturbada de la mayoría de nuestros políticos. A propósito de este comentario, es oportuno recordar la frase lapidaria que dijo el gran orador español don Emilio Casterlar, al margen de su grandilocuencia, “no puede haber instituciones buenas con hombres malos”. Esta sentencia inobjetable tiene una gran vigencia, pues abundan los individuos perversos, inmorales, que van a los puestos públicos a robar. Pruebas de esto sobran. Ahí están varios exgobernadores de diversos estados de la República. Verdaderos bribones que con la patente de corso que les da el poder y sus fueros, aprovechan todas las oportunidades para amasar fortunas escandalosamente elevadas que después van a invertir a los Estados Unidos o abren cuentas en los bancos de Suiza. Y de los expresidentes ¿qué podemos decir, si ellos vendieron o simularon vender empresas de las cuales son los principales accionistas, como en el caso de Telmex y los ferrocarriles? Pero estos individuos de marras no se detienen ante nada, van por lo que creen que les pertenece y no les importa dejar niños sin atención médica, casas que se cuartean a los pocos meses de construidas, carreteras a las que se les hacen enormes socavones y donde mueren personas inocentes, la gran mayoría de los mexicanos cada día viven en peores condiciones de vida, sin agua, techo, educación, salubridad, comida suficiente, etc.

QUINTA, los gobiernos emanados de este partido han sido buenos y malos, la mayoría se han caracterizado por haber solapado a muchos políticos que, después de algunos años, deciden dedicarse a empresarios. Son muchas las fortunas que se han obtenido mediante oscuras maniobras entre dueños de empresas y políticos, éstos últimos sin el capital, pero con la posibilidad de otorgar beneficios al amparo del poder, como franquicias y concesiones de diferentes rubros: industriales, agropecuarias, comerciales, transportes, turismo, lavado de dinero, etc. No solo se conforman con sangrar al erario, sino que completan sus ganancias asociándose con otros bribones de la misma ralea. Esos contubernios, que se llaman “cochupos”, han llevado a muchos  funcionarios a ser socios mayoritarios de grandes compañías que les reditúan pingües ganancias y llevan una vida de reyes, pues se dan el gusto de viajar por todo el mundo rodeados de comodidades, van a restaurantes lujosos, visten en tiendas de los EE. UU. de Norteamérica, tienen joyas costosísimas, poseen residencias en zonas exclusivas, yates, aviones particulares  y llevan una vida de parásitos. Con esta herencia, más algunos individuos torpes como Gustavo Díaz Ordaz, cuya nula capacidad política se exhibió cuando no pudo resolver el movimiento nacional de huelga de 1968, el cual  desembocó en la matanza de Tlatelolco; hubo otros como Miguel Alemán Valdés, Carlos Hank González, Carlos Salinas de Gortari y el llamado “hermano incómodo” Raúl Salinas, quien después de salir de la cárcel tuvo a su disposición elevadas sumas de dinero en diferentes instituciones bancarias y muchos bienes raíces. Un país con este lastre no puede progresar, porque aquí se dan las grandes contradicciones entre las grandes masas de población que no tienen nada frente a los grandes millonarios, bandidos sin escrúpulos, que nunca terminan de satisfacer sus ambiciones de poder y riqueza.

Por desgracia el PRI no es el único partido que adolece de estas deficiencias. También los del PAN, plenamente identificados con el PRD, asociación que surgió teniendo como finalidad llegar al poder para repartirse los cargos públicos y arramblarse mucho dinero. Además el partido MORENA, donde su líder se está quejando permanentemente de la “mafia del poder”, olvidando que él es uno de los principales  mafiosos, que luchan cada día por alcanzar el poder para beneficio personal y de sus adláteres, incondicionales, barberos y arrastrados, sin principios de nada, como Marcelo Ebrard Casaubón.

México está en riesgo de caer en manos de cualquiera de estos partidos, verdaderas asociaciones de bandidos. El horizonte es sombrío porque no solamente tiene que enfrentar los zarpazos  de Donald Trump, sino el enemigo interno que son sus políticos.

Si las diputaciones y las senadurías fueran cargos honorarios, casi nadie aspiraría a servir en estas funciones tan delicadas y trascendentes. De eso se puede tener la mayor certidumbre, o ¿dónde está un político que renuncie a todas los beneficios que recibe? No existe.