Rafael Alfaro Izarraraz Más tardó occidente en tratar de inventar que la historia terminaba con la hegemonía estadounidense en el mundo, que las mujeres y los hombres de Latinoamérica respondieran con un experimento llamado Socialismo del Siglo XXI, justo cuando el modelo de economía liberal se imponía a rajatabla (y sin nadie aparentemente que le hiciera frente en el escenario) en la mayoría de las naciones y a costos verdaderamente lamentables para la mayoría de los habitantes humildes de los pueblos. El odio y las amenazas de ir contra la revolución venezolana, sobre todo del expresidente Trump, se quedaron en eso porque la correlación de fuerzas en Latinoamérica y el Caribe ha cambiado porque ahora Europa y EU comparten el escenario con China y Rusia. Como un nuevo experimento, el Socialismo del Siglo XXI (en adelante SSXXI), surgido de la experiencia venezolana, es un experimento fundado la vida comunitaria latinoamericanas y del Caribe, así como de las experiencias de los seguidores de Jesucristo, Simón Bolívar, Martí, el mismo Hidalgo y Morelos, Villa y Zapata, según lo plantean algunos de los teóricos de los textos que hemos consultado sobre la revolución bolivariana. Lo anterior, sin excluir el pensamiento de los fundadores del socialismo, Marx y Engels. En esos pasajes existen referencias a los primeros actos de rebelión de la población negra traída al continente como esclavos y por supuesto de las comunidades indígenas latinoamericanas y del Caribe. La experiencia del SSXXI es muy diferente a otras experiencias como la boliviana, ecuatoriana y mexicana, aunque no en todo por supuesto. En la experiencia venezolana prevalece como criterio una visión anticapitalista que Chávez en vida pregonó y utilizó como fundamento de sus posturas políticas, en la idea de crear una experiencia de socialismo sustentada en el lugar en donde nos encontramos, a partir de la experiencia que viven los pueblos de este subcontinente. Pero si eso es un aspecto que lo distingue en varios otros se vincula a otras experiencias que comparten, que autores (ver: Paula Vidal - Manuel Ansaldo - Juan Carlos, Hugo Chávez y los principios del Socialismo del Siglo XXI: una indagación discursiva (2005-2013) destacan y han sintetizado de la siguiente manera: Dimensión moral. Se refiere a que el socialismo va acompañado del amor al prójimo y se promoviendo la igualdad y la solidaridad. Destaca la enseñanza de Jesucristo quien en su tiempo se distinguió por oponerse al poder del imperio romano, causa por la que fue sacrificado en la cruz. Los saberes latinoamericanos. El SSXXI es indoamericano, decía en favor de Mariátegui. No debe ser una copia sino sustentarse en la experiencia local, latinoamericana, de acuerdo a Simón Rodríguez quien fue su tutor en su adolescencia, se trata no copiar modelos y de inventar o errar. De Bolívar retoma la idea de que no somos Europa sino Latinoamérica, por tanto, es necesario dotarse de normas propias. Dimensión económica/social. Se trata de un modelo comunitario en donde prevalece la propiedad social en donde prevalezca el interés por el ser humano. Esto dijo Chávez, citado por los autores ya referidos: “El socialismo distribuye la propiedad por igual. Es la propiedad tanto individual como social y colectiva. Se logra un mundo armónico, en equilibrio, como decía Bolívar […] Nosotros defendemos la propiedad social, la propiedad del pueblo, la propiedad personal, la propiedad honesta, la propiedad de tu trabajo, la propiedad de tu vivienda, la propiedad de ti mismo, la propiedad de tus bienes personales, la propiedad familiar, la propiedad comunal”. Dimensión política. Plantea una democracia participativa. El sujeto no es la clase obrera sino una multiplicidad de segmentos de la sociedad, desde los estudiantes, comerciantes, profesionistas, campesinos, mujeres, habitantes de los barrios, indígenas, etcétera. La democracia debe servir para profundizar la revolución. Dimensión territorial. La esperanza se depositó en las comunas, de donde se considera existe la fuente de una sabia benefactora. En parte inspirados en la experiencia china. Dimensión latinoamericana. La construcción de la patria grande a partir de esfuerzos que contemplen el respeto de cada nación. La dimensión pacífica e institucional. A diferencia de lo que Chávez creía al encabezar un golpe de Estado, terminó por creer en la revolución por la vía pacífica. El socialismo bolivariano es un socialismo que se desmarca en el cómo realizar la revolución, pero no toman el pacifismo como un asunto de principios inamovible. Así lo expuso Elías Jaua, durante la celebración de 202 aniversario de la independencia de Venezuela, ante los esfuerzos de la derecha venezolana luego de la muerte de Hugo Chávez: “es necesario que las agrupaciones fascistoides en Venezuela, tengan muy claro que si ellos desbordan el marco de la legalidad democrática, desarrollando un aventura golpista, propiciando una intervención extranjera, ejecutando un plan de magnicidio contra el Presidente Nicolás Maduro o de masacre contra nuestro pueblo, nosotros ejerceríamos el derecho a rebelión total y profunda, consagrado en nuestra Constitución Bolivariana, y la revolución tomaría otro carácter y la forma de lucha principal sería diferente a la que hemos usado en los últimos 14 años… (Citado por Ronald Balza Guanipa). Es decir, o como decía Chávez: “la revolución era pacífica, pero armada”. Continuará… Bibliografía consultada: Carlos Escarrá Malavé. (2007). “Presentación. A manera de diálogo con el autor”. En: Dieterich, Heinz. (2007). Hugo Chávez y el Socialismo del Siglo XXI. En: https://www.rebelion.org/docs/55395.pdf. Paula Vidal - Manuel Ansaldo - Juan Carlos, Hugo Chávez y los principios del Socialismo del Siglo XXI: una indagación discursiva (2005-2013), Izquierdas 42, octubre 2018:224-250. Ronald Balza Guanipa. (2013). Balance del socialismo del Siglo XXI tras la muerte de Hugo Chávez. En: https://saber.ucab.edu.ve/xmlui/bitstream/handle/123456789/19863/Balance%20del%20Socialismo%20del%20siglo%20XXI%20%28REV%29.pdf