Rafael Alfaro Izarraraz Una de las características que acompañan a los líderes de las revoluciones pacíficas latinoamericanas y del Caribe son sus sinceras creencias en que la vía de la noviolenta es la clave para avanzar en la creación de naciones renovadas, incluido Hugo Chávez a quien se le ha creado una figura mediática que no corresponde con su personalidad y carácter, un hombre sencillo, gracioso, reflexivo y autocrítico, pero también de trato “impaciente” durante el trabajo, preocupado por la relación con sus hijos, pero siempre ocupado por los eslabones que lo vinculan con los segmentos del pueblo que ubicados en la parte baja de la escala social. Formado en la idea de que el ejército debe estar al servicio del pueblo y en el contexto de gobiernos como el de Salvador Allende, Chile; Juan Velasco Alvarado, de Perú y Omar Torrijos, en Panamá. Pacifista. El mismo Chávez, refiriéndose a Kennedy, ex presidente de los Estados Unidos, recordó esto que cita Harnecker (ver bibliografía consultada al final): “Los que le cierran el camino a la revolución pacífica, le abren el camino a la revolución violenta … Claro que la batalla es dura, y será dura y difícil. Se trata del arte de hacer posible lo que ha parecido y sigue pareciendo a muchos como un imposible.” El ejército venezolano. Parece contradictorio y, sin embargo, el ejército venezolano es un actor fundamental de la revolución venezolana y, lo más increíble, que precisamente sea la Fuerza Armada de la que surgen dirigentes de una revolución pacífica. Estamos hablando de un ejército que si bien es cierto no fue creado originalmente bajo ese perfil, también es verdad que las transformaciones que fue experimentando lo convirtieron en un factor clave para comprender lo que ocurrió en Venezuela y aún ahora se vive. Para entender lo anterior, se debe tener en mente que los dirigentes del mismo a partir de la segunda mitad del siglo XX introdujeron cambios en su formación que le dieron un vuelco a la institución la cual, en adelante, será concebida como una fuerza que, sin el pueblo de por medio, pierde su valor. Lo anterior, en el contexto de la figura mítica del Libertador Simón Bolivar. Ahora bien, en todos los casos que en estas entregas iremos relatando sobre lo que aquí hemos llamado el “giro de las revoluciones pacíficas latinoamericanas”, el “tronco”, parafraseando a Martí y AMLO, sobre el cual giran estas revoluciones es el pueblo. La idea de que el ejército debe ponderarse en función del servicio que brinda al pueblo es una idea que Chávez aprendió cuando ingresó a la academia militar en 1970, a la edad de 17 años. Cuando ingresa coincide con la transformación de la formación militar que se eleva a rango universitario, en donde se imparte la Ciencia Política, Historia Militar, entre otros campos del conocimiento y ahí lee a Mao. Chávez reconoce esa influencia en el terreno militar y para ello cita una frase de Mao que relaciona al ejército con el pueblo que sintetiza y expone su pensamiento: “el pueblo es al ejército, como el agua al pez”. Otro factor a considerar es la relación que existe entre el petróleo (la llamada renta petrolera) en la vida social venezolana y la protesta popular. Comparada con otras naciones se tenía la ilusión que, desde la década de los setenta, que Venezuela, gracias a sus ingresos petroleros, era una excepción en Latinoamérica y el Caribe, pues su renta petrolera le generaba una democracia que facilitaba el entendimiento social y robustecía sus procesos de legitimación gubernamental. El sistema político venezolano que antecedió al surgido con Hugo Chávez, tiene su antecedente en los acuerdos del “Pacto de Punto Fijo” firmados en 1958, en el que una alianza civil y militar ponen punto final a un gobierno de corte militar. En Venezuela se vive la misma experiencia de políticas neoliberales impuestas a los pueblos latinoamericanos y Venezuela no fue la excepción. Como respuesta a las medidas antipopulares de este modelo económico ocurre un hecho que constituye un parteaguas histórico: el “Caracazo” (1989), que fue un levantamiento popular contra el gobierno. Como respuesta: la represión. Participa el ejército, pero del lado del gobierno. De ahí surge la necesidad de impulsar una rebelión militar contra el gobierno reorientando el papel del ejército. Continuará… Literatura consultada: Harnecker, Martha. (2002). ‘Hugo Chávez Frías. Un hombre, un pueblo’. Tercer Prensa, España. Stefan Sweig. (s.f.). ‘Momentos estelares de la humanidad’. Todos están en línea. López Maya, Margarita, & Lander, Luis E. (2006). ‘Novedades y continuidades de la protesta popular en Venezuela’. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, 12(1), 11-30. Carolina Sampo y Sonia Alda, (coordinadoras). (2019). ‘La transformación de las fuerzas armadas en América Latina y el crimen organizado’. Elcano(CEEEP).