Por José Antonio Meade Kuribreña Secretario de Hacienda y Crédito Público de México Los sismos del 19 de septiembre de 1985 nos dieron la oportunidad de ser testigos, hace 32 años, del surgimiento de un México solidario, cuyo espíritu de unión renació hace unos días ante los hechos que todos conocemos. Hoy es tiempo de reconocer la unión de una sociedad que ha sabido imponerse ante la adversidad y de un gobierno que actúa y seguirá trabajando de manera coordinada para salvar vidas y apoyar a quienes se han visto afectados por los recientes fenómenos naturales en distintos estados del nuestro país. Solidaridad es sinónimo de mexicanidad. En esta última contingencia, la prioridad fue la atención inmediata, por lo que nos unimos para desplegar un equipo de más de 54 mil médicos, enfermeras y paramédicos y de 90 mil servidores públicos encargados de garantizar la seguridad y el acceso a servicios en las zonas afectadas. Se instalaron decenas de plantas de emergencia y torres de iluminación para facilitar los rescates. Se abrieron albergues, se verificaron miles de inmuebles, restablecimos las comunicaciones en las vías que resultaron afectadas, así como los servicios eléctricos donde éstos dejaron de funcionar. Se garantizó el acceso al agua potable en las zonas siniestradas. Hoy lo que prosigue es la etapa de reconstrucción. Este proceso se llevará a cabo con recursos del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) y con base en el diagnóstico que elabore la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). Pero será también necesario reconstruir escuelas y hospitales, carreteras, templos y otros bienes que son parte del patrimonio cultural de todos nosotros y que resultaron dañados. Habrá que reconstruir, asimismo, espacios públicos hoy afectados, plazas y parques para que la vida familiar pueda volver a la normalidad. La Banca de Desarrollo apoyará con fondos y créditos blandos la tarea de reconstrucción. Trabajamos todos los días desde el sector hacendario para despelgar las herramientas con las que contamos para estar cerca de las poblaciones afectadas. En este esfuerzo participarán de igual forma las diversas entidades de la República y los municipios así como el sector privado, a través de distintos esquemas como el trabajo que desarrollan distintas fundaciones. Destaca el recién constituido Fideicomiso Fuerza México, creado con el apoyo de la Secretaría de Hacienda para complementar las acciones de reconstrucción llevando de manera ordenada, eficiente y transparente, los recursos obtenidos por donativos a los afectados. Cada peso destinado a la reconstrucción será auditable por los ciudadanos, utilizable de inmediato por las instancias que se definan y su uso apropiado evaluado por la sociedad. La entereza con la que nuestra nación se sobrepone a las adversidades es no sólo un ejemplo sino también una gran lección. En el México posterior a la tragedia, cada ciudadano deberá ser un auditor, verificador, garante de que las cosas se hagan de manera correcta. La generosidad, la solidaridad y la confianza de los mexicanos así lo exigen.