Medardo González Los países desarrollados en el mundo programan en el sector primario las cantidades de hectáreas sembradas de los diferentes productos agrícolas que obviamente estén adaptados al clima, rendimiento, costos de producción y necesidades estratégicas del país; Igual sucede con los otros sectores productivos, como la minería, el petróleo, forestal, pesca, manufacturero, turismo e incluso rubros como la cultura, educación, deporte, arte y artesanías. Michoacán, teniendo una vocación forestal, donde en forma concatenada puede aprovecharse el turismo de naturaleza que en la actualidad está teniendo un gran auge, donde se proyecta, que en los próximos lustros sea el destino principal del turismo internacional, nacional y local. Pero, ¿qué está pasando en nuestro estado? Se sobreexplotan los bosques, la pesca, la minería. Los grandes bosques de pino, que por cierto en la región del nororiente del estado, (municipio de Hidalgo) está catalogada como una de las zonas de mayor crecimiento de arbolado por año a nivel mundial, pero que sucede, los dueños de este recurso, en su gran mayoría, no lo sembraron ni reforestaron, lo heredaron de sus predecesores y que obviamente no valoran, talan y sobre explotan el bosque, ahora más, con el aliciente de vender las tierras para sembrar el mal llamado oro verde, el aguacate, que en los próximos 10 o 15 años dejará paramos lunares, habiendo secado los mantos freáticos, cambiando el clima, destruyendo el ecosistema, en muchos casos de manera irreversible. En este caso debe pararse en forma drástica la siembra de huertas de aguacate, retomar programas intensivos de reforestación no solo de pinos, sino de encinos, que en la actualidad están en riesgo de desaparecer. Hoy tenemos el ejemplo de el Ejido de San Pedro Jacuaro, que le aposto al turismo, donde todo el año tiene visitantes a sus balnearios de aguas termales con áreas de acampar, su laguna para remar, cabañas, hoteles con acabado rustico y chimeneas, fondas, restaurantes, misceláneas, rutas de ciclismo de montaña. Bajando la presión al bosque y solo cortando arboles maduros bajo estudios técnicos de aprovechamiento sin romper el entorno natural de sus bosques. Hoy tienen cinco o más veces de ingreso que la explotación del bosque. La Minería, lamentablemente en manos del gran capital mundial, que corrompe gobiernos enteros, arrasando con todo, cerros y montes, ahuyentado a los pobladores y dueños con violencia y muerte. ¿Qué tanta es la riqueza del subsuelo michoacano? que se llevan hasta China y Canadá minerales en bruto. Con un peso muerto hasta del 80 por ciento. ¿Cómo liberarnos de esta terrible explotación y violencia? En el rubro agrícola, no hemos podido darle valor agregado a la producción frutícola, legumbres y hortalizas; No tenemos caminos y carreteras para sacar al mercado en tiempo, forma y con seguridad la producción. Mucho menos procesadoras de jugos, néctares, deshidratadoras, etc. Estamos produciendo y comercializando con técnicas de principios del siglo pasado; estamos abandonando la producción de caña, café, desaprovechamos nuestra gran variedad de climas, pudiendo sembrar cacao de calidad, nunca hemos podido aprovechar las costas michoacanas, ni en turismo ni en pesca local y de altura; Mucho menos hemos aprovechado nuestra posición geográfica, no solo nacional, sino mundial, con uno de los puertos de mayor calado en el mundo y con una situación geográfica estratégica en todo el pacifico. Finalmente, no hemos podido dar confianza a los inversionistas nacionales y extranjeros, para que inviertan en Michoacán y creen empleos estables y formales, gracias a la desestabilización social que provocan los “Empresarios de la protesta” que se dedican a las tomas, marchas y plantones de toda índole dejándoles grandes dividendos económicos a familias enteras, dedicadas a esta industria creada en nuestro querido estado. De los grandes capitales michoacanos, estos, en su gran mayoría se dedican al negocio de viudas, y a especular con bienes raíces, no crean fuentes de empleo productivas. ¿Qué hacemos, pa’ donde jalamos? ¿Quién podrá ayudarnos? ++++++++++ CIUDAD POSIBLE Administrar el caos Inés Alveano Aguerrebere Dice Charles Marohn, fundador de Strong Towns y escritor del libro con el mismo título, que muchas ciudades norteamericanas están en quiebra. (Puedo dedicar una sección completa a hablar de las razones en otra ocasión). En resumidas cuentas, dice que la culpa la tienen los “suburbios”. Destinamos demasiado dinero público para construir infraestructura (calles, drenaje, luz, etc), contrayendo a veces una deuda impagable (ojo, no les echa la culpa a sus habitantes). El punto es que no sólo las ciudades de los Estados Unidos de América (y otras tantas canadienses) están en quiebra: también las mexicanas. ¿Usted cree que es coincidencia que uno tras otro, las y los presidentes municipales y gobernadores nos fallen, sin importar el color de su partido? Insisto, las ciudades mexicanas están en quiebra. Las administraciones públicas actuales no hacen más que administrar el caos. No tienen suficiente recurso para cubrir demandas sociales, no tienen recursos para planear para el futuro, no tienen recursos para invertir y lograr realmente un desarrollo (aunque todas las personas en el poder lo han prometido). La mentira que más nos han repetido (porque está avalada por recursos de la federación), es que los distribuidores viales y pasos a desnivel traen desarrollo económico. Seguimos construyendo ciudades centradas en la movilidad en automóvil, que ingresan al municipio menos dinero del que cuesta administrarlas. Necesitamos una persona que tenga visión. Que haga mucho más que administrar “el peso de Bartola”. Una persona que evalúe las finanzas públicas –sobre todo las municipales– y genere estrategias nuevas para generar ingresos. Una persona cuyo equipo identifique dónde está perdiendo la ciudad. Depender de la federación para obras locales es ignorar que todo el país está igual. Diariamente veo personas fallecidas o lesionadas en accidentes viales. También me doy cuenta de los resultados de la otra violencia: fallecidos o lesionados por armas de fuego. Para mí, no son más que un síntoma de que algo anda muy mal en la ciudad. Administrar el caos no sirve para sacarnos del hoyo en el que estamos como sociedad. ¿Quiere prevenir el crimen? Atienda a las necesidades de las familias (sobre todo las de menos recursos). ¿Quiere gastar menos dinero público en medicinas y tratamientos? Impulse políticas para prevenir enfermedades y conservar la salud. ¿Quiere mejorar la movilidad de las personas? Las muestras de intervenciones exitosas a nivel mundial también están ahí. Pero para lograr un cambio, se necesita dinero. La primera tarea de los gobernantes, es buscar la manera de lograr solvencia y autonomía. Dejar el caos y pasar a la abundancia. Lo logró Carmenza Saldías hace unos años en Colombia. Sí se puede.