El Universal / La Voz de Michoacán El Lago de Chapala enfrenta problemas de contaminación que iniciaron a mediados del siglo XX Las luces se apagaban antes de la medianoche y los pobladores dormían junto al Lago de Chapala. Sólo se escuchaba el tenue oleaje y el zumbido de los mosquitos. No había más que hacer pues todos los comercios y bares cerraban temprano ante la sorpresa de visitantes extranjeros. "¿Cómo es que en México puede existir un lugar donde se apague la luz eléctrica por las noches?", decían los viajeros acostumbrados a la vida nocturna y la modernidad sobre los pueblos asentados a orillas del lago. Así era la vida entre calles empedradas y burritos cargados de leña, donde la gente vestía de manta, faja roja, huaraches, sombrero y un rosario de cuentas negras colgado del pecho. Eran los años 20. La escena nocturna contrastaba con la energía de las familias de bañistas que viajaban desde lejos para conocer el lago. El Lago de Chapala comenzó a formarse hace 50 millones de años por movimientos tectónicos y su extensión original era de 30 mil kilómetros cuadrados. A principios del siglo XX tenía una superficie de mil 500 kilómetros cuadrados. Sin embargo hacendados de la región decidieron secarlo porque sus propiedades se inundaban, y también porque querían aprovecharlo para sus cultivos o pastoreo de ganado. Eran tierras fértiles y buscaron la manera de aprovecharse de ellas. Así el lago se redujo a mil 200 kilómetros cuadrados alrededor de 1910, casi la extensión que tiene hasta nuestros días. Ochenta por ciento del Lago de Chapala se ubica en Jalisco y el resto en Michoacán. Gracias al agua evaporada por el lago, el clima de la región es de tipo semiseco y semicálido con inviernos templados. Foto: EL UNIVERSAL "De no existir Chapala, el clima de una amplia zona que incluye por supuesto la misma ciudad de Guadalajara sería de tipo semiárido", escribió la investigadora Luisa Paré en 1989 sobre los posibles problemas ambientales del lago. Paré hizo vislumbró conflictos entre los usuarios del agua por el uso desmedido del lago y el rápido crecimiento poblacional. El investigador Ignacio Íñiguez Dávalos coincide con esta postura. Agrega que los derrames de productos químicos y el crecimiento de lirio acuático (planta considerada una plaga por su daño al ecosistema), también han impactado negativamente sobre la zona. En 2009 se conformó la Asociación Intermunicipal para la Protección del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable del Lago de Chapala (AIPROMADES), que busca soluciones a los problemas ambientales del cuerpo de agua. Foto: EL UNIVERSAL Su director, Gabriel Vázquez, explica que 16 municipios vinculados al lago trabajan en conjunto con financiamiento estatal: "Es un problema hidrológico que excedía la división política de los municipios. [Necesitábamos] un enfoque regional más allá de los tiempos políticos para establecer una agenda ambiental de mediano y largo plazo". Pero el principal obstáculo es el crecimiento desmedido de la población. En el territorio que la asociación cubre viven al menos 650 mil personas que diariamente generan 600 toneladas de basura. Con los talleres de educación ambiental y proyectos de ingeniería han protegido áreas naturales en las montañas cercanas para asegurar el ciclo hidrológico que mantiene al Lago de Chapala. Chapala, cuyo nombre viene del náhuatl "lugar de ollas pequeñas" o "lugar de chapulines sobre el agua", hoy comparte espacio con fraccionamientos, contaminación y rápido crecimiento urbano. Ojalá que sus olas arrulladoras nunca se callen.