Notimex / La Voz de Michoacán Ciudad de México. Ante la próxima temporada de lluvias, además de las recomendaciones habituales como no tirar basura en las calles o mantener limpias las coladeras para evitar inundaciones, saber qué hacer antes, durante y después de una tormenta puede reducir riesgos y salvar vidas. Las medidas de protección civil no sólo aplican para un sismo o un huracán, sino también en caso de una tormenta severa, toda vez que el territorio nacional es susceptible a la acción de fenómenos hidrometeorológicos. Uno de los mecanismos establecidos por las autoridades federales es el Sistema de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales, el cual da la posibilidad de consensuar, sistematizar y aplicar las acciones emergentes que permitan responder de forma inmediata a las necesidades urgentes de la población para la protección de la vida y la salud, alimentación, suministro de agua y albergue temporal. Esta herramienta tiene sus antecedentes en los grandes desastres provocados en el pasado por fenómenos hidrometeorológicos; sin embargo fue en 1999 cuando mejoró la coordinación de acciones para prevenir y mitigar grandes catástrofes. El sistema está estructurado de tal forma que un alertamiento oportuno y formal detona actividades sistematizadas para cada uno de los diferentes integrantes que lo conforman, dependiendo de la intensidad, trayectoria y distancia a la que se encuentre el fenómeno. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para que se forme una tormenta se necesita la coexistencia de dos masas de aire de diferentes temperaturas y ocurre cuando un centro de baja presión se genera dentro de un sistema de alta presión. El contraste térmico y la interacción de las masas de aire húmedo generan movimientos de aire que se traducen en vientos y lluvias, e incluso descargas eléctricas cuando se alcanza la tensión de ruptura del aire, momento en el que se genera el rayo. A partir de él, si las condiciones son las adecuadas, se podrá originar el relámpago y el trueno. Las tormentas pueden ocurrir en diversa escala, y no es lo mismo una tormenta tropical con vientos huracanados que una simple tormenta, que dura un día y no genera daños mayores donde ocurre. Las lluvias intensas asociadas a los ciclones tropicales en cualquiera de sus etapas, desde depresión tropical y tormenta tropical, hasta huracán pueden extenderse a grandes distancias de su región central. En la Ciudad de México, existe el Semáforo de la Alerta Temprana Meteorológica, herramienta diseñada por el Sistema de Aguas capitalino que notifica sobre la magnitud de lluvias que se pronostica en las 16 delegaciones políticas. La Alerta Verde significa que existen condiciones promedio en la Ciudad de México, con lluvias ligeras menores a 10 milímetros, vientos de menos de 29 kilómetros por hora (km/h), temperaturas mayores de ocho y menores de 25 grados centígrados y sin presencia de granizo o nevadas. Para esta advertencia sugiere a la población portar paraguas o impermeable, utilizar el líquido para regar las plantas y no verter grasas ni basura al drenaje. En tanto, la Amarilla destaca hidrometeoros ligeros que pueden ocasionar daños asociados a otras circunstancias, como precipitaciones entre 10 y 29 milímetros, vientos de 30 a 49 km/h, onda gélida entre cuatro y ocho grados centígrados, y onda calor de 25 a 27 grados centígrados, granizo pequeño y aguanieve. En este caso, las autoridades locales recomiendan retirar la basura de las coladeras del interior y exterior de los hogares, cerrar puertas y ventanas, si usa bicicleta es necesario un impermeable que tenga reflejante, no cruzar calles o avenidas con corriente de agua. Además, al conducir mantener una distancia mínima de tres metros con respecto al vehículo que está al frente, ubicar a mascotas en zonas no peligrosas, y si el hogar está en riesgo desconectar la energía y ubicarse en lugares altos, no subir a andamios, azoteas ni cornisas. Los fenómenos hidrometeorológicos que pueden producir daños en estructuras frágiles están considerados en la Alerta Naranja y abarca lluvias muy fuertes de 30 a 49 milímetros; vientos de 50 a 59 km/h; temperaturas mínimas de cero a tres grados centígrados y máximas de 28 a 30 grados centígrados, con granizo mediano y nevadas ligeras. En esta situación se aconseja retirar la basura de las coladeras, guardar o retirar objetos del exterior que puedan caer, no resguardarse bajo los árboles, n o cruzar calles o avenidas con corrientes de agua. También se deben suspender los trabajos sobre andamios con maquinaria u otras estructuras metálicas y en caso de que el agua entre a los domicilios se debe desconectar la energía eléctrica. La Alerta Roja hace referencia a fenómenos meteorológicos cuya intensidad provoca daños como precipitaciones pluviales de 50 a 70 milímetros, vientos de 60 a 69 km/h, onda gélida de menos cuatro a menos uno grados centígrados, y de calor de 31 a 33 grados centígrados granizo grande y presencia de nevada. En estas circunstancias se requiere tener a la mano y en una bolsa hermética los documentos importantes; si se conduce se deben encender los faros de niebla, mantenerse alejado de zonas inundadas, ayudar a los adultos mayores, niños y personas con discapacidad a resguardarse y alejarse de postes telefónico y de electricidad. Además, desconectar la energía eléctrica de los hogares y si se encuentra una persona al interior de un vehículo y la calle se inunda, se debe subir al toldo en lo que acuden los servicios de emergencia.