A 22 años del levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) su nivel de vida “es superior de quienes se han vendido a los partidos de todos los colores”, aseguró el subcomandante Moisés. En los primeros minutos del 2016 leyó un pronunciamiento que suscribió conjuntamente con el subcomandante Galeano, para declarar que a más de dos décadas del levantamiento en el que pidieron cumplimiento de 11 demandas, aún tienen sus armas y no las dejaran porque “estarán con nosotros hasta el final”. Las actividades para recordar el 1 de enero de 1994, cuando salieron a la luz pública, para demandar democracia, justicia y libertad, iniciaron un baile que amenizó un grupo de músicos local. Y minutos antes de que concluyera el 2015, hombres, mujeres y niños de varias regiones de Los Altos, se formaron en la explanada para participaron en el evento que contó con la presencia de autoridades de la Junta de Buen Gobierno, así como jefes militares zapatistas. Moisés expuso que hasta hace unos años, bastaba “saber si alguien era zapatista, sí traía paliacate rojo o pasamontañas”, pero ahora hay que “ver si sabe trabajar la tierra, sí cuida su cultura, para conocer la ciencia y la técnica”. Contrario a esto, de 1994 a la fecha, en las comunidades de Chiapas, que están adheridas a los diferentes partidos políticos, “reina el desamparo y la miseria, manda la holgazanería y el crimen”. En esos ejidos, poblados o rancherías “la vida comunitaria está rota, lastima ya mortalmente. El venderse ya al mal gobierno, no solo no resolvió sus necesidades, sino sumó más horrores donde antes había hambre y pobreza; hoy la sigue habiendo, pero además hay desesperanza”. Además los habitantes de esas comunidades “ya no salen a trabajar la tierra” y aunque hay “casas de material vacías”, el cemento, ni las láminas se pueden comer; las familias están destruidas, porque solo se reúnen para recibir las limosnas gubernamentales, aseguró Moisés. Agregó que hace 22 años empezaron a construir su libertad, autonomía, forma de cuidar y trabajar la tierra, hacer política para el pueblo y edificar una ideología de cómo quieren vivir, contrario a lo que hicieron las comunidades ligadas a los partidos políticos, que siguen esperando que les resuelvan sus problemas. Después de finalizar el evento político, continúo el baile en el que participaron visitantes de México y el extranjero.