Cubrebocas dan un poco de aliento a las ventas por el mes patrio

Los hay de tela e incluso los hay N95, con el águila y el nopal del escudo nacional posados sobre la válvula de aire.

Foto: EFE.

EFE / La Voz de Michoacán

Ciudad de México. Los habituales ríos de gente por las calles del centro histórico de Ciudad de México se han convertido este septiembre en tímidos afluentes: hay aceras cerradas o limitadas y la venta de productos tradicionales del mes patrio se resiente. Solo los cubrebocas dan aliento a los comerciantes.

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Estos vendedores ocasionales, que salen en el mes de la independencia para ofrecer banderas, sombreros, camisetas y todo lo relacionado con México, fueron desplazados por la pandemia de COVID-19 a la Avenida Juárez, junto al parque de la Alameda, un espacio más amplio que la habitual calle Madero.

"En Madero sí me ponía yo, pero es diferente", asegura Isabel, sentada junto a su puesto de la Avenida Juárez, desde donde nota que "no hay mucha gente" quizás por la pandemia.

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El día del Grito de Independencia, el 15 de septiembre, se acerca, pero las ventas no remontan a la espera "de que se anime la gente".

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Pese al poco negocio, Isabel tiene claro cuál es el producto estrella de cara a este 210 aniversario del inicio de la lucha por la liberación mexicana.

"Yo siento (que es) el cubrebocas. Hay mucha gente que sale y se le olvida, y vienen por un cubrebocas", explica mientras sostiene varios modelos.

Tiene en su puesto mascarillas con la tricolor de la bandera mexicana y otras con motivos folclóricos, todas "cosidas a mano" y hechas por ella misma y su familia, oriundos del central Estado de México.

Grito virtual

A lo largo de toda la Avenida Juárez, que camina en paralelo con el flanco más largo de la Alameda, se divisan muchos tipos de cubrebocas patrios.

Los hay de tela e incluso los hay N95, con el águila y el nopal del escudo nacional posados sobre la válvula de aire.

Con una mascarilla de dibujos indígenas se asoma José Alberto por las tiendas, en busca de camisetas para él y para su familia "alusivas a la independencia", prendas que vestirán "con mucho orgullo" la noche del grito virtual organizado para este año.

Tradicionalmente, el Zócalo capitalino hierve a última hora del 15 de septiembre para acompañar al presidente y jalear a los héroes de la independencia al grito de "¡Viva México!", pero la pandemia de COVID dejará en 2020 desierta la plaza más grande de Ciudad de México y la ceremonia será virtual.

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El presidente, Andrés Manuel López Obrador, anunció que "llevará a cabo toda la ceremonia" del Grito, pero "sin participación de los ciudadanos".

José Alberto vivirá este atípico grito en una cena con su familia aderezada con "platillos mexicanos que son exquisitos" como "el pozole, las tostadas de pata y los tacos dorados".

"El mexicano por naturaleza es muy folclórico, y todo lo festeja, principalmente este día tan importante para nosotros como es la independencia de México", relata.

Guadalupe y Rafael, un matrimonio que también pasea por los albores de la Alameda, no ven con malos ojos el traslado del grito de la plaza a la pantalla, pues él resume que "la tradición, lo más importante, es que no se pierda".

"Es para el bien de nosotros, más que nada. Y en sí es bueno a la vez para que sigan presentes nuestras tradiciones", detalla el hombre.

Tradición inquebrantable

Ambos se protegen de la pandemia de coronavirus, que ya ha dejado más de 663.000 casos y casi 71.000 muertos en México, con cubrebocas quirúrgicos, pero no quitan ojo a los que ven colgados de los carritos de la tradicional venta.

"Creo que todo lo que tenga el símbolo patrio nos interesa, nos gusta a nosotros", admite Guadalupe mientras escruta las mascarillas del puesto de Carmela.

Carmela lleva 20 años vendiendo productos del mes patrio, pero nunca había vivido una situación como esta, con poquita gente que "pregunta y pregunta, pero no compra".

"Todos los años se pone muy bien acá, por los turistas y por todo. Se vende muy bien, pero ahorita no hay nada. Apenas sacamos para la comida", comenta apesadumbrada, pero su mirada se ilumina al contar que tiene preparada una cena con la familia el día 15.

Esta comerciante tiene claro, eso sí, que el grito de 2020 no será lo mismo.