Guatemala, Guatemala.- Javier Duarte, exgobernador del estado mexicano de Veracruz, aguarda en una prisión militar de Guatemala mientras se aclara su situación jurídica y su eventual extradición a México, donde se convirtió en uno de los símbolos de la corrupción y la impunidad política. Su abogado, Rodrigo Sandoval, dijo en las afueras de la prisión que Duarte probablemente aceptará ser extraditado, por lo que podría ser un proceso rápido. "Tuve la oportunidad de platicar con el señor Duarte y dice que está esperando su extradición y a sus abogados de México. Entiendo que sí va a aceptar su extradición", señaló a periodistas. Pálido y visiblemente cansado, el exgobernador de 43 años llegó durante la madrugada a la cárcel de un cuartel militar de la capital guatemalteca horas después de ser detenido el sábado por la noche tras seis meses de estar huyendo. En plena Semana Santa, Duarte estaba hospedado en un hotel de uno de los principales enclaves turísticos del país centroamericano, Panajachel —una localidad entre volcanes y a orillas de lago Atitlán, a 120 kilómetros de la frontera con México. El exmandatario, acusado de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, esperaba el domingo a su equipo de abogados mexicanos, según dijo el letrado Rodrigo Sandoval tras visitarle, mientras en México se iniciaban los trámites para solicitar la extradicón, se celebraba su captura y se comenzaban a valorar sus implicaciones. Para el analista Alejandro Hope, es difícil saber si esta detención —la segunda en una semana de un exgobernador del Partido Revolucionario Institucional (PRI) del presidente Enrique Peña Nieto— beneficiará al gobierno y hará más fiable su lucha contra la corrupción, o todo lo contrario. "En el mejor de los casos es un pequeño empujón de corto plazo, pero pone de nuevo en la picota la corrupción de los gobernadores", indicó Hope a The Associated Press. Recordó además que el veracruzano "sabe muchas cosas de mucha gente". "¿En qué medida ese conocimiento es parte de unas condiciones de entrega? No lo sé, pero si la jugada es 'lo detenemos para tener rédito político', es una jugada de alto riesgo", agregó. Duarte llegó a la capital de Guatemala custodiado por lo menos por dos docenas de policías guatemaltecos y aunque cansado mostró en muchos momentos de su detención una sarcástica sonrisa. A su ingreso a prisión y a preguntas de la AP, dijo: "No tengo comentarios, gracias". Gobernador de Veracruz desde 2010, Duarte dejó el cargo el 12 de octubre de 2016 a menos de dos meses de concluir su mandato, bajo el argumento de que así podría atender las acusaciones de corrupción en su contra. "No es un tema de huir, es al revés, (la dimisión) es para dar la cara", afirmó en entrevista a la cadena mexicana Televisa. Poco después desapareció. Durante tres días, las autoridades guatemaltecas y mexicanas siguieron de cerca su pista hasta su arresto en el hotel donde se encontraba con su esposa, informó Manuel Noriega, subjefe de Interpol en Guatemala. La fiscalía mexicana llamó a Duarte para indicarle que había sido localizado y que saliera de la habitación a una zona común para ser detenido por la policía, agregó Noriega. Duarte salió de forma voluntaria, no iba armado y nada le fue incautado, apuntó el funcionario. Según explicó el domingo a la emisora Radio Fórmula el director de la policía nacional guatemalteca, Nery Ramos, Duarte no entró a Guatemala de forma legal, pero aunque eso podría conllevar la deportación, lo previsible es que se siga el proceso de extradición ya que se le detuvo con ese fin. En cualquier caso, Ramos indicó que el exgobernador podría aceptar su traslado voluntario a México. Sobre las pistas que llegaron a su localización se limitó a decir que fue "una línea muy concreta del día anterior". En fechas previas a la detención habían llegado a Guatemala "diferentes familiares", añadió Ramos. El veracruzano es el segundo exgobernador del PRI en ser detenido en una semana. Tomás Yarrington, quien gobernó Tamaulipas de 1999 a 2005, fue detenido en Italia el 9 de abril. El caso de Duarte ha sido uno de los más delicados para la opinión pública por el alto nivel de violencia que se vivió en Veracruz durante su gobierno, con miles de muertos, desaparecidos y decenas de fosas clandestinas, además debido a la impunidad y la corrupción que reinó en la región. Desde la emisión de una orden de captura en su contra, las autoridades mexicanas localizaron millones de dólares vinculados a Duarte, congelaron un centenar de cuentas bancarias y revisaron propiedades y negocios vinculados con el veracruzano, quien se había jactado de no haber robado ni un peso de los fondos públicos. Al parecer, el exdirigente habría utilizado prestanombres y empresas fantasma para transferir recursos públicos para adquirir bienes inmuebles tanto en México como en el extranjero, señalaron las autoridades.