Omar Cuiriz / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Llaves, zapatos, bidones y garrafas vacias quedaron dispersados en el lugar de la tragedia. Pero una cosa más yacía en esa pradera verde: cenizas. Cúmulos negros que pertenecían -hasta hace unas horas atrás- a David, a Raúl y a María y otros más. 71 fallecidos hasta la tarde de hoy. ¿Murieron por ignorantes, por perversos, por ambiciosos, por holgazanes, por necios? ¿Son culpables de haber malbaratado sus oportunidades? Usuarios en redes sociales preguntan y responden lo anterior. En Twitter se han posicionado este día tendencias como #Tlalhuelilpan, #ConAMLOvsHuachicol y #ConLaTragediaNo, de las cuales medios de comunicación e internautas ha compartido su información y sus opiniones del caso. “Todos son responsables, que asuman las consecuencias”, dice un usuario; centenares de memes también han inundado la red con su particularidad: la burla de la desgracia ajena. Ojalá y esa les pasara a todos por no hacer caso a las autoridades del riesgo que corren por andar de rateros, el gobierno debería dejarlos que se los cargue la madre”, comenta otro de los miles usuarios y recibe más de 50 likes. Entender las condiciones y causas ¿Cómo, cuándo y por qué nos convertimos en un país en el que los ciudadanos eligen juzgar, ante todo, siempre eligen juzgar, a las víctimas de una tragedia, en lugar de primero empatizar y tratar de entender las condiciones y las causas que dieron al horror?”, expresó el escritor y politólogo Emiliano Monge. No es la primera vez que ante una tragedia se culpa a las víctimas por lo vivido. Los 43 normalistas y mujeres asesinadas han sido casos donde usuarios en redes sociales responsabilizan a quien vive una desgracia. En redes sociales los usuarios suelen mostrar sus emociones y consideraciones más que argumentos sólidos y amparados por investigaciones. De acuerdo con Brian Resnick periodista de Vox y el psicologo estadounidense Dan Kahan, estudios encuentran que las personas que conocen más datos sobre política tienen más probabilidades de ser tercas y partidarias. "No usamos su inteligencia para llegar a la verdad", comentan. Al pensar que la responsabilidad es de la persona que ha sufrido la agresión, nos sentimos más seguros porque controlamos la situación y tenemos la convicción que a nosotros no nos va a pasar lo mismo”, explica Sergio Ruiz Arias, psicólogo de la Universidad de Granada. Tragedia. No hay otra palabra que describa la situación. Otra vez decenas de muertos, otra vez padres y madres perdieron a sus hijos e hijas. Otra vez, hombres y mujeres buscan a su pareja. Otra vez niños se quedan sin los que les dieron la vida. Otra vez hermanos buscan a sus hermanos. Al juzgarlos como "malvados" o "ridículos" por robar se pasa por alto los fundamentos y necesidades ontológicas de esas regiones. No se puede resumir años de praxis en un enunciado a modo de dedo señalador. Solemos construir nuestra crítica, nuestro juicio y opinión desde nuestras pocas o muchas comodidades: desde el ladrillo de superioridad moral, hasta nuestro estilo de vida de clase media urbanizada: ninguno de nosotros estaría robando gasolina a mitad del campo, llenándose la ropa de combustible”, comenta otro usuario. Los analistas de redes sociales tales como Vanesa Clemente, psicóloga especializada en trauma y su manifestación en la red, explica que tanto la víctima como el resto de la sociedad “buscan una explicación a lo que le ha ocurrido” y lo más fácil es creer que estamos a salvo siempre que hagamos "lo correcto". "Esta creencia actúa de forma inconsciente culpabilizando a las víctimas, incluso cuando la víctima es uno mismo". Los feminicidios son un claro ejemplo de lo anterior. Sonia Lamas Millán, psicóloga del Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales (CAVAS), explica a Verne que esta culpabilización sigue muy arraigada socialmente: “En cualquier clase de violencia de género, la atención se centra en la culpa en la mujer”. Y pone como ejemplo las campañas de prevención y educación, que siempre se centran en lo que deben hacer ellas para evitar las agresiones: “Como debemos vestir, que no debemos ir con desconocidos...”. Son historias reales que tienen nombre y sueños “Los montoncitos negros son los cuerpos. No los traten como animales, como un palo quemado”, confesó una anciana a la periodista Dulce Olvera de SinEmbargo. “Estamos con el dolor. Varias personas no se han reconocido. Hay desaparecidos”, confesó la misma mujer sollozando. “No estamos en una fiesta. Son seres humanos”. La periodista relata que a los familiares se le están pidiendo que den señas de metales que pudieran cargar las víctimas, como hebillas o llaves par apoder identificar los cuerpos y poder llevarlos a una funeraria. En Tula, el Hospital General y la funeraria “El Ángel” se han llenado por completo. De acurdo a Dulce Olvera, En el Centro Cultural de Tlahuelilpan, sobre los vidrios del edificio con remates coloniales, se han pegado listas sobre las personas que son atendidas, pero también de quienes están desaparecidos o no están identificados. “Juan Briones y Martha Vaca pasaron la noche afuera del centro cultural en espera de saber sobre su hijo Jaime, de 34 años. Ya ubicaron su nombre en la lista de desaparecidos”, narra. Lo buscamos por 13 horas; lo reconocimos por su esclava El medio nacional Reforma constato otra historia. Fredy Oropeza, de 31 años, fue hallado por su familia, luego de 13 horas de no encontrarlo. La pista fue que su camioneta estaba cerca de la zona de la tragedia. "A metros de donde ocurrió el accidente, ahí encontramos la camioneta estacionada y nos dimos a la tarea de buscarlo en los hospitales, en todos lados, nos movimos. La familia se movió en todos lados y ahora sí que en la mañana lo reconocimos porque tenía su esclava en la mano, siempre reportaba su esclava", narró a Reforma su tío Juan Oropez. Vinieron los gritos, la angustia y el miedo Muchas venían de otros pueblos, corrían de un lado a otro para acaparar la mayor cantidad de gasolina, contó a El Universal Octavio, un habitante de la zona dedicado a la venta de barbacoa. Pasaron los minutos, se hizo de noche. Los soldados se retiraban. Entonces algo pasó. Un hongo de gas y lumbre se elevó en medio del sembradío donde aún se encontraban decenas de personas tomando el combustible. La gente corrió, alguna llevaba la ropa en llamas. Vinieron gritos de angustia, de dolor, de miedo. Los soldados regresaron, pero nada pudieron hacer. A decir de Octavio, la versión que dio uno de los oficiales en el lugar del siniestro es que alguien encendió un cerillo para prender un cigarro. "Quién sabe si fue eso u otra cosa. Temprano, la fuga era apenas un chorro, pero la presión creció y el combustible se alzó hasta unos 30 metros", No eran huachicoleros, solo querían un poco de gasolina. aseguró. Lo que se sabe del caso del ducto de Hidalgo México vuelve a ser golpeado por la desgracia. La muerte de casi 70 personas tras la explosión de un ducto en las inmediaciones del pequeño pueblo de Tlahuelilpan, en Hidalgo, provocó, una vez más, el desconcierto en casi toda la población mexicana. Decenas de familias perdieron de nueva cuenta a sus seres queridos trágicamente. El sábado a mediodía, decenas de personas estaban desaparecidas y 76 estaban heridas -varios de gravedad-. Durante la madrugada y parte de la mañana del sábado peritos federales habían apilado los restos carbonizados. Los cuerpos se redujeron casi a cenizas luego de que una enorme bola de fuego los envolviera. El presidente de la república y el general de la Secretaría de la Defensa Nacional y Pemex aseguraron que la fuga fue provocada por una perforación clandestina al ducto en el estado de Hidalgo. Sin embargo, nadie sabe exactamente qué provocó la explosión. ¿De dónde vino la chispa que detonó la desgracia? López Obrador dijo que habrá transparencia en las investigaciones y que va a informar puntualmente los hechos sin ocultar nada. El recién nombrado Fiscal General, Alejandro Gertz, informó que la Fiscalía busca a los responsables, lo que nombró como delito intencional. https://www.youtube.com/watch?time_continue=4&v=fraElzi1R2Q