Estudiante intenta restaurar vecindad porfiriana en la Guerrero

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

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México,En la ciudad de México hay edificios catalogados como monumentos históricos o artísticos, que por falta de recursos y ser propiedad de particulares no han recibido la debida protección o restauración y se encuentran en riego.

En esa situación se encuentra la vecindad porfiriana de principios del siglo XX, ubicada en la calle Camelia 59 de la colonia Guerrero, cuya restauración podría lograrse como del proyecto de posgrado del arquitecto Jorge Ramos Ruíz de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En un comunicado, la UNAM señaló que dicha vecindad comenzó a construirse en 1876 para albergar obreros de ferrocarril que trabajaban en la estación Buenavista. Se hicieron edificios con cuartos pequeños para ellos, no para sus familias.

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Fue concebida como vecindad, con una distribución de departamentos alrededor del patio. Su apariencia es de estilo porfiriano, como la mayoría de los edificios de la Guerrero en sus comienzos, que exhibían fachadas de cantera, muros de tabique, así como entrepisos y azoteas con vigas de madera y enladrillados. “Eran los techos de la época, sin acero como ahora”.

El inmueble (vecindad habitada y abierta) es ejemplo de cómo se han modificados edificios similares en la zona (muchos tienen daño estructural y están tapiados).

Después de los sismos de 1985, las cocinas y los baños quedaron dentro de las habitaciones y los balcones y patios de cada departamento ahora están divididos. Además, la azotea, antes habitable, es inaccesible porque se quitó la escalera.

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El problema para emprender trabajos de restauración en la colonia Guerrero, destacó, es que las viviendas son propiedad privada y es difícil lograr consensos entre los dueños, que usualmente carecen de recursos para este tipo de rescate. “Como nadie va a meter un peso, hay que proponer maneras para que los edificios restaurados sobrevivan por sí solos”, dijo.

En Camelia 59 hay seis departamentos de 40 metros cuadrados abajo y otros tantos arriba (antes eran cuatro) en los que viven cinco o seis personas.

Jorge Ramos propone restaurar la construcción como estaba originalmente, mejorar los espacios y construir en la azotea una extensión para cada demarcación con cuartos de servicios y roof garden, además de un área para comercio o una escuela de danza para gente de la tercera edad en la parte baja, lo que ayudaría a recaudar recursos.

Como en el interior la altura es de cinco metros, creará segundos niveles con tapancos, generará habitaciones nuevas y redistribuirá las cocinas y baños para que tengan ventilación.

Además, se restaurará y conservará la fachada de cantera rosa en la parte inferior, se aplicarán aplanados de cal y se recuperarán dos puertas que originalmente eran accesos y hoy fungen como ventanas.

El proyecto incluye una investigación histórica y un levantamiento fotográfico y de daños, con planos e información escrita sobre la fachada y departamentos.