Osiris Olachea / La Voz de Michoacán Estados Unidos. El extitular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Salvador Cienfuegos Zepeda, está por llegar a México como un hombre libre, luego de que Estados Unidos, país donde fue arrestado, retiró los cargos de narcotráfico y lavado de dinero por los cuales había iniciado un proceso en contra del militar y lo entregó a las autoridades mexicanas para que inicien su propia investigación. Así como fue histórica la captura del anterior responsable del Ejército Mexicano, fue histórica la decisión de la justicia estadounidense de dejar ir la oportunidad de enjuiciar a quien consideró sospechoso de ayudar al tráfico marítimo y terrestre de narcóticos hacia Estados Unidos, así como presuntamente proteger a los capos del crimen organizado, delitos por los cuales podría haber pasado el resto de su vida en prisión. La respuesta es más compleja de lo que parece: la soberanía mexicana y el prestigio del Ejército, uno de los pilares del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, parecen ser la clave, según han dejado ver el propio mandatario, así como el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, quienes se han encargado de manejar el caso. La captura de Cienfuegos, ocurrida en el Aeropuerto de Los Ángeles, el pasado 15 de octubre, dejó en evidencia la injerencia de Estados Unidos en México: ninguna autoridad aquí estaba enterada de que el vecino país del norte andaba tras los pasos del general de división en retiro. A pesar de que exsecretarios de Estado de anteriores administraciones federales enfrentan ahora investigaciones que los podrían llevar a pasar varios años en la cárcel —como Emilio Lozoya, extitular de Pemex, Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad, o Rosario Robles, exsecretaria de Desarrollo Social— en el caso de Salvador Cienfuegos fue precisamente el gobierno de México el que intervino para que Estados Unidos desistiera de los cuatro cargos que le imputaba y con ello pudiera regresar a México. Viene como ‘ciudadano mexicano repatriado en libertad’, no estará detenido y en esa condición llegará a México, y en México le tienen que informar que hay un proceso que se está iniciando. A él primero se le pone en libertad en Nueva York”.Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores. Estalla crisis diplomática La captura de Cienfuegos el pasado 15 de octubre molestó a las autoridades mexicanas porque no fueron informadas de nada, y así se lo hicieron saber a Estados Unidos. Tanto el Ejecutivo federal como el Senado de la República expresaron al embajador de Estados Unidos, Christopher Landau, el descontento por no haber sido enterados antes de la investigación contra el ex secretario de la Defensa, de la cual sí estaba enterado el diplomático. Después, el canciller Marcelo Ebrard habló con el fiscal general de Estados Unidos, William Barr, y le manifestó la inconformidad de México por no haberles compartido la información en un caso de tanta importancia. El 28 de octubre, la Secretaría de Relaciones Exteriores envió a la Embajada estadounidense una nota diplomática para dejar en claro su postura: había molestia. La amenaza El actuar de Estados Unidos no solo incomodó a las autoridades mexicanas: puso en riesgo la cooperación entre ambos países, de acuerdo con prestigiados diarios estadounidenses. El diario The Washington Post dio a conocer que la decisión de desestimar los delitos contra Salvador Cienfuegos habría sido ante supuestas “amenazas del gobierno mexicano para limitar” las operaciones en México de la Agencia de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), la cual fue la encargada de solicitar la orden de aprehensión contra el general. De acuerdo con The Washington Post, fiscales del Distrito Este de Nueva York atribuyeron al supuesto amago mexicano la liberación del militar, luego de que la captura habría acotado las actividades de la DEA en territorio mexicano. A partir de ello (la detención), el intercambio de información entre las fiscalías, Ejército y Marina mexicanos con las agencias de investigación de Estados Unidos se fue reduciendo, lo cual preocupó a ambos países”.The Washington Post. The New York Times también dio cuenta de la supuesta amenaza del gobierno mexicano de expulsar de su territorio a los agentes antidrogas de EUA, lo que pondría en peligro la colaboración entre ambos países para llevar ante la justicia a varios capos de la droga. El prestigio del Ejército El presidente Andrés Manuel López Obrador señaló hoy que el reclamo que hizo su gobierno por la detención de Salvador Cienfuegos fue con la finalidad de proteger el prestigio del Ejército Mexicano. Las Fuerzas Armadas han sido uno de los pilares de la administración obradorista: de las filas del Ejército, la Marina y la Policía Federal salieron los elementos que dieron vida a la Guardia Nacional, institución creada por el presidente para la protección de los mexicanos. Además, los uniformados juegan otro papel fundamental en la administración pública del país: a la Secretaría de Marina se le concedió el control de los puertos, mientras que el Ejército asumió el control de la seguridad en aeropuertos y carreteras, con la Guardia Nacional en labores administrativas, pero bajo el mando operativo de la Sedena. Con más de 15 tareas delegadas al Ejército, el presidente del país se ha apoyado en los militares para realizar sus principales proyectos, desde la construcción del Aeropuerto en Santa Lucía, hasta el manejo de la ayuda a damnificados. Es así que la captura de Cienfuegos en Estados Unidos trascendió administraciones y pegó en los cimientos de la Cuarta Transformación, al poner en duda el actuar de los militares. Nos interesó este asunto porque no es solo la situación del general Cienfuegos (...) Aquí está de por medio el prestigio de una institución vital para el Estado mexicano: el Ejército, las Fuerzas Armadas, no es cualquier cosa”.Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. “No podemos nosotros permitir, sin elementos, que se socaven nuestras instituciones fundamentales”, dijo. Respeto a la soberanía Aunque el presidente de México ha sido duramente criticado por mantener una postura laxa ante el gobierno de Donald Trump, incluso con su visita a Estados Unidos en julio de este año, en esta ocasión López Obrador fue enfático en que la solicitud para retirar los cargos a Cienfuegos tiene que ver con la soberanía nacional. “Es respeto a nuestra soberanía, respeto mutuo. Así nos hemos entendido y queremos que se siga manteniendo la política exterior de México. Que nos respeten. No somos colonia, no somos protectorado”, denunció el mandatario. “No hay nada oculto. Lo que se hizo en este caso fue intervenir para expresar nuestra inconformidad, ante un hecho que se presenta y deciden juzgar en Estados Unidos sin conocimiento en nuestro gobierno. Esto va más allá de lo legal”, defendió. ¿Qué pasará con Cienfuegos? Estados Unidos accedió a retirar los cargos contra el exresponsable del Ejército Mexicano para que éste pudiera ser repatriado e investigado en su país, para lo cual aportó las evidencias con las cuales fundamentó la detención del militar de 72 años. Sin embargo, Salvador Cienfuegos regresa a México en libertad, pues aquí no existe, por ahora, una orden de aprehensión, dado que la investigación en su contra apenas inicia. El acuerdo establece que el extitular de Sedena será escoltado a México “de forma expedita” con seguridad estadounidense y será liberado en territorio mexicano, donde no enfrenta cargos. Una vez en este país, será informado que se está iniciando una investigación en su contra con base en la evidencia que aportó la Fiscalía estadounidense, sin embargo, ello no implica detención, en tanto no sea ordenada una orden de captura por un juez mexicano. El 11 de noviembre, la FGR recibió las pruebas aportadas por EUA: más de 700 páginas suscritas por la DEA, que serán analizadas para tomar una decisión del caso. Este miércoles el presidente Andrés Manuel López Obrador advirtió que “no se permitirá que se fabriquen delitos” y que para juzgar a Cienfuegos “tendrá que haber sustento y pruebas”, más “no habrá impunidad”. En tanto, los ojos de los dos países están puestos en el caso y la manera en que México lo resuelva dirá mucho de cómo se conducirá la relación entre los dos países, sobre todo porque en Estados Unidos está por iniciar el mandato de Joe Biden, presidente electo del cual López Obrador todavía no ha reconocido su triunfo.