Eva Deigaard Lepri es una de las más de 178 millones de pacientes con diabetes en el mundo y pese a que esta cifra equivale a alrededor de la mitad de los enfermos que se calcula que existen, poco más de 89 millones recibe el tratamiento. La vida de la mujer de 53 años, que dirige una editorial, cambió desde que le diagnosticaron este mal. La también exbailarina lucha cada día para asimilar su enfermedad, pues no siempre sigue la dieta y tampoco termina de acostumbrarse al uso de la insulina. A nivel global se producen 385.8 millones de insulinas; la mitad de ellas se fabrican a partir de la levadura para el pan, la cual se modificó antes de manera genética en un laboratorio, explica Michael Hallgren, el jefe de la planta de Novo Nosdik, en Kalundborg, Dinamarca. En conferencia de prensa, el ejecutivo detalla que el proceso de producción, que dura alrededor de nueve meses, se divide en dos grandes procesos: antes de que se genere la sustancia activa y después de ella. Cada proceso consta de diversas fases que garantizan la seguridad y eficacia de la insulina que se administra a pacientes con diabetes tipo I y II, subraya. Proceso para generar la insulina "Todas las insulinas son productos biosintéticos que se fabrican con base en distintos organismos microbiológicos a partir de la levadura", explica Hallgren, quien precisa que la producción del ingrediente activo es un proceso automatizado que requiere de otros procedimientos. El primero de ellos es la fermentación de la levadura a menos 80 grados centígrados en grandes contenedores, procedimiento que aporta los nutrientes para generar la mayor cantidad de insulina. Un pequeño frasco con medio mililitro de levadura es capaz de producir suficiente insulina para el tratamiento de medio millón de diabéticos a lo largo de un año, señala el especialista. Después de la fase de fermentación, el producto se transfiere a otra área para aislar los principios activos expresados por la levadura.