Notimex / La Voz de Michoacán México, 22 Abr.- En el Día Internacional de la Tierra 2013, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) llamó a asumir la responsabilidad en el cuidado del medio ambiente, procurando un desarrollo que tenga en cuenta la dignidad de la persona humana. "La forma como comprendemos y tratamos al ser humano influye en la manera en la que tratamos al medio ambiente y viceversa", señaló en un comunicado firmado por el presidente de la CEM, el cardenal José Francisco Robles Ortega. Indicó que "para fomentar una cultura respetuosa de la tierra, es preciso que esta cultura valore, respete, promueva y defienda la vida, la dignidad y los derechos de toda persona, y que esto se vea reflejado en las dimensiones ecológicas, jurídicas, económicas, políticas y sociales, con visión de solidaridad intergeneracional". "Recordando que, cuando se promueve el desarrollo económico y cultural de las personas y poblaciones pobres, se tutela también la naturaleza", refirió. Los obispos pidieron recordar al papa Francisco, quien dijo que "custodiar toda la creación es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en que vivimos. Es custodiar a la gente, preocuparse por todos, por cada uno, con amor. Hagámoslo así y estaremos contribuyendo a hacer de cada día el Día de la Tierra". En el comunicado, la jerarquía católica destacó que el objetivo de celebrar el Día Internacional de la Tierra, que este año lleva por tema El rostro del cambio climático, es reafirmar la responsabilidad colectiva de promover la armonía con la naturaleza. Por tanto, continuó, para lograr una auténtica armonía entre naturaleza y desarrollo "es indispensable saber de dónde venimos, hacia dónde vamos y cómo llegar. La respuesta a estas interrogantes, que constituye aquello que llamamos cultura, la podemos encontrar mediante la inteligencia, que nos permite ir más allá de lo evidente". Sin embargo, "para que la inteligencia pueda comprender las cosas con mayor profundidad y alcanzar la verdad, requiere el don de la fe. La fe, don divino y acto humano, es aceptar inteligentemente lo que Dios ha revelado, y que se encuentra en la Biblia y en la tradición de la Iglesia". En el documento, citó al papa Benedicto XVI: "un desarrollo que se limitara al aspecto técnico y económico, descuidando la dimensión moral y religiosa, no sería un desarrollo humano integral y, al ser unilateral, terminaría fomentando la capacidad destructiva del hombre".