AP/La Voz de Michoacán Ciudad de México. Cuando un sismo de magnitud 7,1 remeció el centro de México, derribando edificios y dejando a cientos de personas atrapadas, los mexicanos organizaron con rapidez una enorme operación de rescate con policías, bomberos, soldados y otros profesionales asistidos por un ejército de civiles. Hay voluntarios de toda clase, incluido un gran número de mujeres, lo que subraya unos cambios sociales de los últimos años que han permitido a las mujeres mexicanas asumir papeles tradicionalmente restringidos a los hombres. Ya hubo mujeres en las labores de rescate tras el devastador sismo de 1985 que dejó miles de muertos en Ciudad de México, pero eran relativamente pocas. Juana Huitrón, una de las mujeres más famosas entre los “topos”, como se apodó a los voluntarios mexicanos, ha dicho que entonces sufrió muestras de machismo. Desde entonces, y a pesar de que las mujeres siguen suponiendo un porcentaje menor de la fuerza laboral que los hombres, se han convertido en líderes en educación, negocios y artes. Y desde el mortal temblor del 19 de septiembre, las mujeres trabajan junto a los hombres excavando entre los escombros para buscar a posibles sobrevivientes, liderando campañas para reunir comida y medicinas para los que se quedaron sin hogar y consolando a los familiares de los fallecidos.