El Universal/La Voz de Michoacán Ciudad de México. Como parte de un “proceso abreviado” que contempla el nuevo sistema de justicia, la exfuncionaria estatal Xochilt Tress, presunta amante de Javier Duarte de Ochoa, se declaró culpable de enriquecimiento ilícito, y este sábado salió libre tras pagar 40 mil pesos. Con la fianza pagada se "libró" de tres años de prisión “conmutables” por el delito reconocido. Tress estará inhabilitada por tres años para ocupar cargos públicos, lo cual deberá ser ratificado por el Juez de Control, Rafael Hernández Virués, duramente criticado por sus vínculos con el Partido Acción Nacional (PAN) y la familia Miguel Ángel Yunes Linares. Al ser “conmutables”, el juez determinó una cantidad a pagar como reparación del daño y tras ser pagado, ella salió libre. Antes de estar en el gabinete de Duarte se postuló como diputada federal, además de que compitió para una alcaldía en Veracruz, como candidata del PAN. En ambas ocasiones, sus intentos fracasaron. El jueves fue vinculada a proceso por el presunto delito de enriquecimiento ilícito, puesto que las autoridades consideraron que sus ingresos no concordaban con sus bienes que superaban los 4 millones de pesos. En esa audiencia, se ratificaron los dos años de prisión preventiva y el embargo de su bienes que se habían decretado cuando fue detenida en Puerto Vallarta. El Juez de Control determinó que “la fiscalía de la entidad presentó suficientes elementos para considerarla probable responsable del delito de enriquecimiento ilícito”, por el que la vinculó a proceso. La viuda alegre. Xochilt Tress estuvo casada con el panistaGregorio Barradas, quien fue ejecutado en noviembre de 2010, antes de tomar posesión como alcalde del municipio Juan Rodríguez Clara. Después llamó la atención verla en eventos sociales y fiestas, acompañada de políticos, por lo que pronto fue apodada como ‘la viuda alegre’, o ‘la viuda negra’, para otros. En el año 2014 sufrió un linchamiento mediático luego de que fueron publicadas fotografías íntimas de ella al lado del legislador priísta, Rafael Rodríguez, quien fue rival político de su fallecido esposo.