Redacción / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente y la causa más común de muerte por cáncer en mujeres no solo en México, sino a nivel mundial, sin embargo, es tratable si se detecta a tiempo, lo cual puede mejorar la expectativa de vida de las mujeres que lo padecen. Aproximadamente la mitad de todos los casos de cáncer de mama afectan a mujeres que no tienen factores de riesgo específicos aparte de ser mujer y tener más de 40 años, por lo que se recomienda que todas las mujeres de esa edad se practiquen estudios con frecuencia. El cáncer de mama es una enfermedad en la que células de la mama con alteraciones se multiplican sin control y forman tumores que, de no tratarse, pueden propagarse por todo el cuerpo y causar la muerte. Las células cancerosas comienzan a desarrollarse dentro de los conductos galactóforos o de los lobulillos que producen leche del seno. Las células cancerosas se pueden propagar al tejido mamario cercano y esto produce nódulos o engrosamiento. Los cánceres invasivos pueden propagarse a los ganglios linfáticos cercanos o a otros órganos, produciendo metástasis, la cual puede ser mortales. En 2020, en todo el mundo se diagnosticó cáncer de mama a 2,3 millones de mujeres, y 685 000 fallecieron por esa enfermedad. A fines del mismo año, 7,8 millones de mujeres a las que en los cinco años anteriores se les había diagnosticado cáncer de mama seguían con vida, lo que convierte a este cáncer en el de mayor prevalencia en el mundo. El cáncer de mama afecta a mujeres de cualquier edad a partir de la pubertad en todos los países del mundo, pero las tasas son mayores entre las mujeres adultas. La detección temprana y el acceso a tratamiento efectivo siguen siendo un reto, a pesar de que existen intervenciones probadas y rentables. Se pueden lograr mejoras sustanciales en el control global del cáncer de mama mediante la implementación de lo que ya sabemos que funciona. Factores de riesgo Algunos factores aumentan el riesgo de padecer cáncer de mama, como el envejecimiento, la obesidad, el consumo perjudicial de alcohol, los antecedentes familiares de cáncer de mama, el historial de exposición a radiación, el historial reproductivo (como la edad de inicio de los periodos menstruales y la edad en el primer embarazo), el consumo de tabaco y el tratamiento hormonal posterior a la menopausia. Alrededor de la mitad de los casos de cáncer de mama corresponden a mujeres sin ningún factor de riesgo identificable, a excepción del género (mujer) y la edad (más de 40 años). Los antecedentes familiares de cáncer de mama aumentan el riesgo de padecerlo, pero la mayoría de las mujeres a las que se diagnostica cáncer de mama no tienen antecedentes familiares conocidos de la enfermedad. La falta de antecedentes familiares conocidos no necesariamente significa que una mujer esté menos expuesta a padecer cáncer de mama. Signos y síntomas El cáncer de mama puede presentar distintas combinaciones de síntomas, especialmente cuando está en una fase más avanzada. La mayoría de las personas no tendrán síntomas en las fases iniciales. Entre los síntomas del cáncer de mama se pueden incluir: nódulo o engrosamiento en el seno, a menudo sin dolor;cambio en el tamaño, forma o aspecto del seno;aparición de hoyuelos, enrojecimiento, grietas u otros cambios en la piel;cambio en el aspecto del pezón o la piel circundante (aréola);secreción de líquido anómalo o sanguinolento por el pezón.Se recomienda que aquellas personas que presenten un nódulo anómalo en el seno busquen atención médica, incluso si no es doloroso. La mayoría de los nódulos en los senos no son cancerosos. Es más probable que el tratamiento de los nódulos cancerosos en los senos sea eficaz si los nódulos son pequeños y no se han propagado a los ganglios linfáticos cercanos. El cáncer de mama puede propagarse a otras partes del organismo y desencadenar otros síntomas. A menudo, el primer lugar más habitual donde se puede detectar la propagación es en los ganglios linfáticos de la axila, aunque es posible tener ganglios linfáticos cancerosos que no puedan detectarse. Con el tiempo, las células cancerosas pueden propagarse a otras partes del cuerpo, como los pulmones, el hígado, el cerebro y los huesos. Cuando alcanzan esas zonas, pueden aparecer nuevos síntomas relacionados con el cáncer, como dolor óseo o cefaleas. El tratamiento se basa en las características de la paciente, el tipo de cáncer y su propagación. El tratamiento consiste en una combinación de cirugía, radioterapia y medicación.