Trombos sanguíneos: un riesgo de graves consecuencias, pero que se puede evitar

Los trombos o coágulos sanguíneos no sólo se forman en el corazón. También se pueden generar en las venas de las piernas y migrar desde allí a otras partes del cuerpo, llegando al cerebro y provocando un ictus. Un cardiólogo especializado en arritmias explica las opciones para prevenir este tipo de trastornos.

Foto: EFE

EFE / La Voz de Michoacán

Un trombo es una masa sólida formada por la coagulación de la sangre dentro del sistema circulatorio, en respuesta a una lesión o a una anormalidad en el flujo de sangre, explican desde la Clínica Universidad de Navarra (CUN).

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Es un complejo proceso de reacciones en cadena, en el que intervienen unas células de la sangre llamadas plaquetas y unas proteínas sanguíneas denominadas factores de coagulación, y que puede tener graves consecuencias para la salud si no se detecta y trata adecuadamente, según esta misma fuente.

Una vez formado, el trombo puede permanecer en el lugar donde se formó, o desprenderse y viajar a través del sistema circulatorio, a otras partes del organismo, según la CUN.

Tanto si permanece estacionario, por ejemplo, en una arteria que suministra sangre al corazón o al cerebro, como si se desplaza por el sistema circulatorio y llega también a esos dos órganos, bloqueando en ambos casos el flujo de sangre, un trombo puede dar lugar a un ataque cardíaco o a un accidente cerebrovascular, puntualizan.

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“La causa más frecuente de trombos intracardiacos, es decir que están situados o que ocurren dentro de las cámaras cardíacas, es la fibrilación auricular (FA)”, explica el doctor Tomas Datino, jefe de la Unidad de Arritmias del Hospital Universitario Quirónsalud (www.quironsalud.com/hospital-madrid), en Madrid, España.

Fibrilación auricular y coágulos intracardíacos

La FA consiste en un ritmo cardíaco irregular y anormal que normalmente causa latidos del corazón muy rápidos y es la arritmia o alteración del ritmo cardíaco más frecuente, según la Fundación Española del Corazón (FEC).

“Esta patología produce una contracción de la aurícula rápida e irregular que hace que la sangre circule más lenta y con un flujo turbulento, lo que facilita la formación de trombos”, explica el doctor Datino.

Este cardiólogo explica que “los trombos generalmente se forman en la ‘orejuela”, que según la CUN (www.cun.es) es una pequeña cavidad ubicada en la parte superior de la aurícula izquierda del corazón, cuya función es la de actuar como una especie de reservorio para la sangre que fluye hacia las aurículas.

Según Datino, “para prevenir la aparición de trombos puede ser necesario el uso de anticoagulantes”, que según la CUN, son sustancias que tienen capacidad para dificultar el proceso de coagulación de la sangre, como las heparinas, pentasacáridos, anticoagulantes orales e inhibidores directos de la trombina.

Una alternativa a la anticoagulación, sobre todo en pacientes que no pueden recibir esta terapia, consiste en implantar un dispositivo que ocluya la orejuela, previniendo la formación de coágulos derivados de la fibrilación auricular sin necesidad de someter al paciente a una terapia anticoagulante”, precisa Datino.

Desde las piernas al cerebro pasando por el corazón

Pero “los trombos o coágulos sanguíneos no sólo se forman en el corazón; también se pueden generar en las venas de las piernas, en una patología que se conoce como trombosis venosa profunda”, según este reconocido cardiólogo.

“Estos trombos pueden migrar desde la pierna a la aurícula derecha. Un tercio de las personas poseen un orificio entre las dos aurículas que se debería haber cerrado al nacer, pero que no lo ha hecho, y que se denomina foramen oval”, prosigue Datino.

Señala que los trombos que llegan a la aurícula derecha desde las piernas, pueden llegar a la aurícula izquierda a través del foramen oval y llegar finalmente al cerebro.

“Por eso, en estos casos puede ser necesario cerrar el foramen oval y evitar su permeabilidad para que los trombos no pasen desde las piernas al cerebro causando ictus”, explica el especialista del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.

En definitiva “el corazón o los vasos enfermos pueden generar trombos capaces de circular por el torrente sanguíneo y migrar al cerebro y que al llegar a sus vasos más estrechos, pueden producir falta de riego en distintas áreas cerebrales y causar un ictus”, detalla Datino.

“Estos trombos pueden producir infartos cerebrales, y generar un tipo de demencia, si son muy extensos y repetitivos”, añade.

Según el doctor Datino, para evitar la formación de trombos y cuidar el  corazón y el cerebro, es muy importante mantener una buena salud cardiovascular

Las personas que tienen una peor salud cardiovascular son las más propensas a los trombos, que en general se forman a nivel del corazón o a nivel de los vasos (en la pared de las arterias), con la acumulación de aterosclerosis, según puntualiza.

“Los factores que favorecen una mayor posibilidad de generar trombos son el tabaquismo, la hipertensión arterial, tener el colesterol alto, padecer diabetes y el sedentarismo. Son factores corregibles que, si se evitan o previenen, se reduce muchísimo el riesgo de desarrollar trombos y patologías cardíacas y cerebrales asociadas a éstos”, explica a EFE el especialista de Quirónsalud.

En general “los más propensos a desarrollar trombos son las personas hipertensas y/o diabéticas”, especifica.

“La medida preventiva que tiene más impacto en las personas con factores de riesgo de formación de trombos es dejar de fumar. Además, es importante llevar una vida sana con una alimentación adecuada (baja en grasas y azúcares) y una vida activa en la que esté presente el ejercicio físico, eligiendo el que a cada uno le guste”, concluye el doctor Datino.