México, DF.- Más de dos meses después de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, surgen las primeras pruebas concretas sobre el destino que sufrieron, en un caso que ha generado una crisis política en el país. Al menos uno de los jóvenes fue identificado entre los restos calcinados hallados cerca de un basurero, informaron familiares y funcionarios federales mexicanos. Aunque no se produjo ningún anuncio oficial, parientes y compañeros de los jóvenes en la Normal Rural de Ayotzinapa dijeron el sábado que los expertos habían confirmado la identidad del estudiante Alexander Mora, un joven campesino al que sus compañeros apodaban "La Roca" por su determinación. "Era un compañero fuerte, muy perseverante en lo que se proponía", explicó el líder estudiantil Omar García. "Es una pérdida muy grande". Las familias fueron informadas el viernes por la noche por un equipo de expertos forenses argentinos que trabajan en nombre de los parientes y con la oficina del procurador general, dijeron familiares. Los padres de Mora estuvieron acompañados el sábado por miembros de la comunidad escolar en su localidad de El Pericón, en una zona del estado sureño de Guerrero conocida como Costa Chica. García dijo que la familia había recibido la noticia "con mucho coraje, con mucho valor y con mucha dignidad y determinación". "Cuando su padre, Ezequiel, supo la noticia, sólo nos dijo que quería justicia", añadió García. La identificación confirmó lo que el procurador general, Jesús Murillo Karam, dijo a los padres en noviembre: que los estudiantes capturados en un enfrentamiento con la policía habían sido asesinados e incinerados por un grupo de narcotraficantes. La macabra historia, sin testigos y apenas sin rastro de los 43 jóvenes, hizo que los padres rechazaran esa versión, diciendo que seguirían buscando y que esperaban encontrar a sus hijos con vida. Los padres de los desaparecidos marcharon el sábado con miles de personas en una manifestación organizada con antelación en Ciudad de México, descendiendo de los autobuses con el rostro sombrío. La mayoría declinó hablar con los reporteros. "Los padres no vamos a descansar hasta hacer justicia", dijo Felipe de la Cruz, padre de un estudiante de la escuela. Señalando que sólo se había identificado a uno de los 43 desaparecidos, añadió "si piensan que con uno confirmado nos vamos a quedar a llorar se equivocan". Los estudiantes desaparecieron el 26 de septiembre luego de varios ataques de la policía local contra los jóvenes, en los que murieron tres alumnos y tres civiles más en la localidad de Iguala, al sur de la Ciudad de México. Murillo Karam ha dicho que fueron atacados por la policía por orden del entonces alcalde de Iguala, José Luis Abarca, que después fue detenido cuando estaba prófugo. Las autoridades han detenido a más de 70 personas en relación con el caso, que también forzó la dimisión del gobernador de Guerrero. La fiscalía cree que los estudiantes fueron luego entregados por la policía al grupo de narcotráfico Guerreros Unidos, que los habrían asesinado. Cuando anunció el hallazgo de los restos el 7 de noviembre, el procurador general dijo que algunos de los detenidos habían admitido haber quemado a los jóvenes en una gran hoguera junto a un vertedero para después triturar los restos, meterlos en bolsas y lanzarlos al río. Murillo Karam dijo entonces a los padres que los fragmentos de hueso que quedaban serían casi imposibles de identificar. Los restos se enviaron a la Universidad de Innsbruck en Austria, recomendada por el equipo forense argentino por poseer uno de los laboratorios más experimentados en la identificación de restos deteriorados. La identificación de Mora se produjo en Austria, dijo el estudiante David Flores, que acudió a la protesta del sábado. No fue posible contactar el sábado con los expertos forenses argentinos. El caso ha causado una gran conmoción, tanto en México como en el extranjero, dado que los estudiantes desaparecieron a manos de un gobierno local corrupto y las autoridades federales tardaron 10 días en intervenir. Decenas de miles de personas han tomado las calles en las últimas semanas con gritos de justicia y, cada vez más, exigiendo la renuncia del presidente, Enrique Peña Nieto. El caso se ha convertido en un símbolo de los abusos de autoridad y la corrupción en el sistema mexicano y a los que se enfrentan de forma cotidiana todos los mexicanos. Marchando en las protestas del sábado, miles de personas caminaron por la capital del país el sábado entre gritos de "¡Justicia!", "¡Vivos los queremos!" y "¡Fuera Peña!".