MÉXICO, DF.- Este viernes, Luis Raúl González, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), advirtió que casos como los de Tlatlaya y Ayotzinapa han sacudido la conciencia nacional y se han convertido en catalizadores de un largo proceso de frustración social. Subrayó que las manifestaciones son una expresión del hartazgo ante la impunidad, de indignación por la complicidad entre algunas autoridades y delincuentes, y de inconformidad ante los abusos de poder y la falta de respuesta de las autoridades a las demandas por un país más justo e incluyente. Tras advertir que en diversas regiones del país los derechos humanos están en crisis, el ombudsman nacional dijo que "los oprobiosos hechos de Iguala y Tlatlaya no son productos de una generación espontánea, las condiciones que los propiciaron se gestaron paulatinamente desde hace tiempo. Los mexicanos tenemos un reclamo de justicia y de verdad. "Dónde estaban las instituciones de seguridad del Estado que debían prevenir los riesgos y amenazas a la seguridad interior y al orden público. Qué hacían las autoridades competentes de los distintos niveles de Gobierno cuando acontecían esos deleznables episodios". En el marco de la ceremonia en la que el presidente Enrique Peña Nieto entregó el Premio Nacional de Derechos Humanos 2014, asentó que la violencia, la inseguridad, la corrupción y la impunidad han provocado además de dolor e indignación un sentimiento de desconfianza hacia nuestras instituciones. "(Un sentimiento) de malestar, de fractura en nuestro estado de derecho, así como un sentimiento de lejanía e indiferencia de nuestras autoridades ante los reclamos de la sociedad", señaló en el Salón Adolfo López Mateos de Los Pinos. Hizo notar que existe un malestar social muy difundido "pero no necesariamente" tiene su origen y se limita a los casos de Tlatlaya e Iguala. "Los cuales, más bien, han catalizado un largo proceso de frustración de expectativas iniciado años atrás pero que no fue advertido con oportunidad en sus diferentes vertientes económicas, sociales y culturales", puntualizó. Tras preguntar cómo pudieron los mexicanos llegar a tal grado de deterioro social e institucional en esas regiones del país, González Pérez dijo que los reclamos de justicia y de verdad tienen diversos medios de expresión. Indicó que las manifestaciones públicas son tal vez el medio más visible de protesta, la cual también ha encontrado espacios para surgir en múltiples ámbitos como los académicos, los culturales, los periodísticos y en las redes sociales. "Desafortunadamente este ejercicio legítimo de derechos se ha visto afectado por las acciones de grupos minoritarios violentos que ante las circunstancias que atravesamos quisieran generar un contexto de ruptura y polarización social". Puso énfasis en que la injusticia, la mentira y la violencia -sea cual sea su origen- agreden y debilitan a México y que la verdad, la transparencia, el imperio de la ley y el diálogo fortalecen y dignifican a los mexicanos. "Es imperativo atender el tema de la impunidad que es el mayor flagelo que debemos erradicar, impunidad que alienta a los transgresores de la ley, mina la confianza en las instituciones, atropella el ordenamiento jurídico vigente y humilla a las víctimas. "No podemos mantenernos indiferentes o aceptar la impunidad. La impunidad es el preludio de la barbarie", asentó.