Inmersa en el cambio de rector, donde Enrique Graue Wiechers tomará las riendas para el periodo 2015-2019, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se afianza como la máxima casa de estudios de México y como la institución educativa más grande de Iberoamérica. Con 105 años de vida y varios movimientos estudiantiles de los que ha salido airosa, esta Universidad pública de educación media superior y superior, “es una extraordinaria muestra de solidez institucional”. Fue el 22 de septiembre de 1910, en el marco de los festejos del Centenario de la Independencia de México, cuando se inauguró la “Universidad Nacional”, en una ceremonia presidida por el presidente Porfirio Díaz, y donde el discurso de apertura lo hizo Justo Sierra, ministro de Instrucción Pública. “Plantea con mucha claridad cómo entiende la tarea de la Universidad Nacional, como cúspide de la cultura, como cúspide de la investigación vinculada a la diversidad y a la riqueza de este país y como formadora de sus nuevas generaciones”, relata Lourdes Cheihaibar Nader, ex directora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (ISSUE). Recuerda que siendo diputado, Justo Sierra empieza a propugnar por la creación de una universidad para México. “Trabaja muy intensamente por llevar adelante esa idea, fue un largo camino hasta que ya siendo parte del gobierno de Díaz y su ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes lo convence de hacer este gran trabajo”, resalta en entrevista con Notimex la investigadora del ISSUE. El decreto de creación de la “Universidad Nacional de México” se emite el 26 de mayo de 1910 y se funda con seis escuelas nacionales: la de Preparatoria, la de Medicina, de Ingenieros, de Jurisprudencia, de Altos Estudios y de Bellas Artes. En ese entonces la matrícula no llegaba ni a dos mil estudiantes, 20 años después era de nueve mil y hoy es de 345 mil 701 alumnos con una oferta académica de 115 licenciaturas. El primer rector de la Universidad Nacional fue Joaquín Eguía Lis, quien ejerció el cargo durante tres años. Pero fue el rectorado de José Vasconcelos, en 1920, que marca a la Universidad con su escudo, un águila mexicana y el cóndor andino, que protegen el despliegue del mapa de Hispanoamérica, y con su lema “Por mi raza hablará el espíritu”. Desde su creación, la Universidad ha seguido su marcha, nunca se ha detenido, a pesar de dos movimientos estudiantiles que han dejado huellas permanentes. Uno, en 1929, que se marca como un segundo periodo para la Universidad, muy crucial, en el que estalla una huelga estudiantil, cuyo resultado tiene como fruto la obtención de la autonomía. El entonces presidente Emilio Portes Gil ofrece para resolver el conflicto una nueva ley orgánica que otorga a la Universidad autonomía, esa ley se expide el 10 de junio de 1929, se llama Ley Orgánica de la Universidad Nacional de México Autónoma y el primer rector de la autonomía es don Ignacio García Tellez, señala la profesora en Pedagogía. 70 años después, el 20 de abril de 1999, inicia una huelga contra de la modificación del Reglamento General de Pago, que se prolongó por 10 meses hasta que la Policía Federal Preventiva ingresó a Ciudad Universitaria y desalojó a los integrantes del Consejo General de Huelga que tenían tomadas las instalaciones. No obstante a esa experiencia negativa, la UNAM ha mantenido la estabilidad institucional. “Tenemos académicos de primera, profesores, investigadores, estudiantes y trabajadores que han demostrado una enorme capacidad de trabajo, una enorme voluntad, todo eso es la expresión de esa estabilidad institucional que tiene la Universidad”, apunta Hugo Casanova Cardiel, investigador del IISUE. De los sucesos de hace 16 años, también hay una herencia positiva que es la vocación de universidad pública, la vocación de universidad nacional. “Hoy todos los universitarios sabemos que hay ámbitos de riesgo en las decisiones y el tema de querer conseguir recursos a través de las cuotas o de querer imponer a los estudiantes decisiones poco reflexionadas es algo que hoy tenemos muy claro que la universidad no puede arriesgarse por ahí”, subraya. De acuerdo al ranking 2015 de Universidades de América Economía, la UNAM mantiene el liderazgo como la mejor casa de estudios de México. Pero la Universidad Nacional Autónoma de México no sólo destaca por su liderazgo en el tema educativo, sino también en el cultural. “La Universidad es de las pocas del mundo que tiene como función sustantiva la docencia de la investigación y la difusión de la cultura”, señala Teresa Uriarte Castañeda, titular de la coordinación de Difusión Cultural. En el mundo “no hay muchas universidades que tengan una infraestructura cultural como la que tenemos, una sala Nezahualcóyotl, un Museo Universitario de Arte Contemporáneo, que es referencia mundial”, destaca. El “programa estrella” de esta coordinación es “En Contacto Contigo”, que a tres años, tiene más de 51 mil 532 jóvenes inscritos, y permite un estrecho acercamiento con los universitarios. En 2014 se realizaron 13 mil 700 actividades artísticas y culturales con una asistencia de dos millones 150 mil personas. La UNAM tiene presencia en las 32 entidades federativas del país y en Estados Unidos, Canadá, España, China, Costa Rica, Francia e Inglaterra. Cuenta además con seis campus y 17 escuelas en la zona metropolitana de la ciudad de México y seis polos de desarrollo regional en Michoacán, Querétaro, Morelos, Baja California, Yucatán y Guanajuato. La infraestructura construida es de dos millones 813 mil 399 metros cuadrados y cuenta con dos mil 166 edificios, cuatro mil 526 aulas, tres mil 960 cubículos, así como con un acervo de un millón 547 mil 930 títulos. Este 16 de noviembre, José Narro Robles concluye su segundo periodo como rector al frente de la UNAM, que se afianza como la máxima casa de estudios del país.