Médicos del Hospital Infantil de México “Federico Gómez” atienden el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) con una nueva técnica que proporciona información sobre la dirección e integridad de fibras nerviosas en el cerebro in vivo para un mejor diagnóstico y atención a los pacientes. En conferencia de prensa para presentar las “nuevas evidencias del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad”, la investigadora en Resonancia Magnética, Silvia Hidalgo Tobón explicó que también buscan un biomarcador para diagnosticar el problema de mejor manera. De igual forma, añadió, promover el uso de las técnicas “resting state” y “Tensor de Difusión” con el objetivo de dar más herramientas a los médicos para un diagnóstico más fácil. Hidalgo Tobón explicó que se trata de una investigación iniciada en 2012 cuando trabajaron con varios niños y después de un año de tratamiento con medicamentos de omega 3 y terapias se volvió a hacer estudios a niños con déficit de atención e inatención. La especialista comentó que se observaron cambios, “no estamos diciendo que se están creando nuevas neuronas, sino que a partir del medicamento o las terapias se puede aumentar la plasticidad y la conectividad del cerebro”. En tanto el jefe del Departamento de Neurología del hospital, Eduardo Barragán Pérez, añadió que dentro de la tercera parte de la investigación que realizan, en la que participan 15 niños con déficit y 15 más controlados –sanos-, se les dejó de dar medicamento. En un plazo de un año los menores de edad volverán a ser revisados para tomar decisiones terapéuticas, saber el tiempo de tratamiento farmacológico y otros. Sobre la prevalencia del TDAH abundó que la Secretaría de Salud (SSA) consideró que cinco por ciento de la población está afectada y que sólo 30 por ciento de quienes lo padecen es diagnosticado y probablemente 15 por ciento o menos es tratado. Luego de aclarar que de acuerdo con la evidencia científica el cerebro no se deteriora con los medicamentos ni se genera adicción, el especialista indicó que el cerebro de las personas con TDAH no se activa. Con ello los tratamientos farmacológicos activan los receptores y moléculas que no funcionan bien, lo que favorece que circuitos y redes neuronales crezcan con una especificidad y se logra activarlos y sean más eficaces. Sostuvo que el retraso en la atención y el tratamiento para las personas con TDAH sí impacta en el desarrollo del cerebro. De ahí la importancia de que los padres de familia se acerquen al médico y acepten el tratamiento adecuado para sus hijos y la decisión terapéutica que tomen sea por convencimiento y no por miedo. El TDAH es un trastorno neurobioquímico cerebral que afecta el metabolismo de los principales neurotransmisores, áreas conductuales y cognitivas y presenta diversas manifestaciones en distintas etapas de la vida. Los síntomas son hiperactividad, inatención e impulsividad. Los criterios de diagnóstico indican que la edad mínima para diagnóstico de hiperactividad e impulsividad es de cuatro años; en el caso de la inatención es de los cinco a los seis años y el inicio de tratamiento con ácidos grasos omega de los tres a los cinco. Eduardo Barragán aclaró que las investigaciones servirán para estudiar nuevamente el desarrollo infantil y mejorar su evolución ante los nuevos retos a los que se enfrenta ese sector de la población. En su oportunidad la jefa del Departamento de Imagenología, Pilar Diez Suárez, abundó que el circuito frontocerebeloso está presente y alterado en los pacientes con TDAH y la imagen proporciona datos cualitativos a médicos y familiares para el diagnóstico y monitoreo del trastorno de hiperactividad. Explicó que después de un año de tratamiento de los menores con TDAH encontraron restructuración de los tractos frontocerebelosos, que sin tratamiento se encuentran alterados. De esa manera se demuestra que las imágenes de resonancia magnética pueden ser una herramienta de diagnóstico cuantitativo para el TDAH y muy útiles para el seguimiento de esos pacientes.