Washington.- Inmigrantes indocumentados de México y Centroamérica se manifestaron hoy esperanzados sobre el impacto favorable de una serie de medidas migratorias de carácter ejecutivo que se espera anuncie pronto el presidente estadunidense, Barack Obama. “Yo le pediría (a Obama) que diera visas o permisos de trabajo, o que legalizara a los que ya estamos aquí desde hace tiempo”, dijo a Notimex, José Luis Neri, un joven del noroccidental estado mexicano de Sinaloa. Neri llegó hace 14 años a la capital de Estados Unidos, donde trabaja como cocinero en un restaurante y espera beneficios de las medidas que Obama pudiera anunciar pronto. Tras el fracaso en el Congreso para avanzar una reforma al sistema migratorio del país, Obama indicó que recurriría a sus facultades ejecutivas para enmendar el sistema migratorio estadounidense. Se prevé que las medidas tomadas a través de una orden ejecutiva sean dadas a conocer antes de que termine el receso legislativo a principios de septiembre. Líderes demócratas y activistas han señalado que funcionarios del gobierno del presidente Obama discuten una serie de opciones para ofrecer protecciones legales y permisos de trabajo a una parte “significativa” de más de 11 millones de indocumentados en este país. Entre las propuestas figuraría un alivio temporal para los inmigrantes indocumentados sin antecedentes criminales y con parientes que sean ciudadanos estadunidenses o aquellos que han vivido en el país por varios años. Según activistas a favor de la reforma migratoria, la población beneficiada podría sumar unos cinco millones de indocumentados. “Permisos de trabajo, eso es lo que quieren todas las personas aquí, eso es lo que tiene que dar Obama, un progreso, un permiso de trabajo”, señaló un guatemalteco que sólo se identificó como Pedro. Originario de una comunidad indígena de Guatemala, Pedro enfrenta dificultades para hablar en español, pero destacó el trabajo de los inmigrantes hispanos en particular en lossectores de servicios y la construcción. “¿(Quién) hace la limpieza?, no vas a ver un gringo limpiando los baños, ¿quién está cocinando la comida, quien está sirviendo o construyendo las casas?”, planteó el joven de 19 años. Pedro emigró de Guatemala a Estados Unidos hace tres años y desde entonces trabaja en la industria restaurantera. Pedro anotó que mientras un cocinero hispano indocumentado gana 900 dólares a la quincena, un supervisor estadunidense en su lugar de trabajo tiene un ingreso de 20 dólares la hora. “Nosotros trabajamos mucho”, resaltó. Consciente de la crisis migratoria en la frontera por la llegada de casi 60 mil menores que viajan solos tanto de su natal Guatemala como de Honduras y El Salvador, Pedro llamó la atención sobre las deportaciones. “Lo que pido al gobierno es que pare de deportar gente, los niños deje (son dejados) sin padre, sin madre, he mirado niños, lloraban”, remarcó. “A mí me gustaría que nos diera papeles o permisos para trabajar”, dijo a su vez Lucila, una inmigrante del sureño estado mexicano de Guerrero, que recién perdió su trabajo en un restaurante capitalino. Lucila dijo que es urgente una solución para “dejar de tener miedo” a una eventual deportación. Guillermo, un guatemalteco que trabaja como albañil hace 14 años, destacó la urgencia de poder trabajar sin preocuparse por una posible deportación a sus países de origen, donde, dijo, “no hay nada, están pobres”. De igual forma, Rosalinda, una joven de 19 años, dijo que le gustaría la residencia. “Sería buena, pero si no se puede, pues también estaría bueno que nos den un permiso de trabajo para no tener problemas, porque lo que uno quiere es progresar, tener un poquito”. Apuntó que dobla turnos en un expendio de hamburguesas porque el salario es insuficiente y no puede encontrar un mejor empleo por la falta de papeles. Yugari, de 16 años, su mamá de 42 y sus tías, una familia extendida de 10 miembros procedente de Guerrero, también coincidieron en que el otorgar permisos de trabajo a la comunidad debería ser la prioridad del gobierno de Obama.