Elizabeth Murillón/La Voz de Michoacán. Tingambato, Mich.- A través de rituales, danzas y meditaciones, cientos de personas celebraron la llegada de la primavera en la zona arqueológica de este municipio, concretamente en la pirámide de la luna, actos que estuvieron acompañados con elevadas dosis de misticismo con el propósito de “cargarse” de energía. Para los visitantes las pirámides representan una belleza solemne ya que es un legado ancestral de la cultura teotihuacana apta para participar como testigos de los ritos ceremoniales que se desarrollan a sus alrededores. Durante el desarrollo de estas actividades es digno resaltar que las personas acuden vestidas totalmente vestidas de blanco con la creencia de que este color es signo importante para absorber la energía, así mismo se reúnen en un área religiosa específicamente en el centro ceremonial para estar abiertos bajo los intensos rayos de sol a absorber la mayor energía posible. En la zona arqueológica, los participantes pueden disfrutar de 2 áreas denominadas como la civil y la religiosa, así mismo de 2 plazas, una cancha de juego de pelota, una pirámide abierta al público y un montículo piramidal aún no descubierto en su totalidad. En la antigüedad la llegada de la primavera (equinoccio) era motivo de grandes rituales y celebraciones para cultura purépecha y hoy sobreviven vestigios de estas costumbres en los carnavales y celebraciones religiosas que se llevan a cabo alrededor de esta fecha. De acuerdo a los comentarios vertidos por algunos de los participantes en esta “recarga de energía”, el equinoccio genera una leve inclinación del eje de rotación terrestre, fenómeno astronómico imperceptible, donde su influencia se deja sentir en todo el planeta, afectando al clima y al comportamiento de toda forma de vida que viva alejada del ecuador terrestre.
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