Rogelio Arellano/La Voz de Michoacán Uruapan, Michoacán. Bajo la premisa de que es necesario avanzar en la recuperación de los entornos de paz, tranquilidad y progreso, parte de la comunidad intelectual regional avaló apoyar desde sus respectivas trincheras la cruzada de “poe-mantas” iniciada en la Tierra Caliente michoacana, ello como alternativa para sensibilizar a la sociedad en la recuperación del tejido social, postura en la que destacó un exhorto a los grupos del crimen organizado para que detengan la ola de ejecuciones y otros actos de barbarie. No existe otro interés más que el alejar la violencia e inseguridad, sin que en esta cruzada medie la intervención o influencia de uno u otro grupo político o del crimen organizado, “sería una hipócrita o seriamos unos hipócritas quienes apoyamos esto y sobre todo no estaríamos acompañados de nuestras familias para atender este interés”, señaló Uriel Ramírez Hernández, activista cultural de la ciudad de Apatzingán quien asistió a esta ciudad al encendido del fuego de la paz de la Antorcha Cultural Hispana. El evento fue organizado por la Asociación Internacional de Poetas, Escritores, Arte y Cultura Hispana (AIPEH) capitulo México, en el cual se entregaron más de 20 reconocimientos a miembros de la comunidad intelectual y cultural de esta región con algunos invitados de otras partes del estado, entre ellos el impulsor de las “poe-mantas”, quien recordó que esta propuesta nació en el año 2006 cuando el Valle de Apatzingán fue invadido por “narco-mantas” sin embargo el miedo impero y no se consolido esta forma de “autodefensa cultural” sino hasta meses recientes. El riesgo es latente, “hay miedo todos los días, pero no podemos quedarnos con los brazos cruzados”, señaló Ramírez Hernández quien exhorto a los grupos delictivos a la conciliación a pesar de que el panorama se antoja imposible por los crímenes de hijos, padres, hermanos, hermanas o amigos; la realidad es de que no podemos seguir así con muertos y desaparecidos todos los días ante las políticas herradas de los gobiernos para contrarrestar esta ola de violencia”. Señaló que el arte y la cultura es uno de los caminos para alentar esa paz anhelada y desde la trinchera de los impulsores de la cultura, dijo que tienen la inquietud de formar grupos para el impulso de diversos talleres en aquellos lugares donde los niños y jóvenes no tienen otra alternativa que empuñar un arma; el fomento de la cultura es pues un elemento que permite el dialogo hacia nuevos comportamientos”. En ese sentido consideró que la iglesia católica hace lo propios al acercarse, a través de algunos de sus líderes, con grupos delictivos para pedirles un cese a la violencia extrema, como ya ocurrió de manera abierta en una región de la montaña del vecino estado de Guerrero.
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