José Luis Ceja Guerra/La Voz de Michoacán Jiquilpan. Al cumplirse el cuarto aniversario de la defunción del misionero comboniano Urbano María Decesare la comunidad de la Lagunita busca recabar testimonios para elevar a los altares al misionero que se encuentra enterrado en el panteón de la comunidad. Lo anterior, señaló Víctor Zepeda, encargado del orden de la localidad La Lagunita, en la víspera de la conmemoración del cuarto aniversario luctuoso del religioso que pasó más de tres décadas en el servicio en las comunidades de la sierra de Jiquilpan y que decidió al final de su vida ser sepultado en el panteón de esta comunidad. Se le atribuyen varios milagros, muchas personas que manifiestan haber sido curados por su intervención” dijo el representante de la comunidad de La Lagunita quien destacó la impresionante labor social de Urbano María Decesare quien logró unificar a las comunidades de esta parte del cerro que previo a su llegada se caracterizaban por la poca cordialidad entre ellas a más de que generó infraestructura como el panteón donde descansan sus resto y logró prácticamente transformar el ánimo de los habitantes de esta región. En lo que hace a la intención de buscar la beatificación dijo que actualmente se encuentran en proceso de recabar los testimonios de las personas que afirman haber sido curadas merced a la intervención del misionero al que, entre otras cosas, se le atribuyó la faculta de la bilocación pues se ha afirmado que durante sus viajes a Italia, se le vio en esta región haciendo oración para sanar a los enfermos o ayudando a migrantes de esta localidad a cruzar la frontera norte. Es de recordar que para la conmemoración del aniversario se realizará una cabalgata este domingo partiendo del bosque de Jiquilpan hasta la localidad de La Lagunita donde se celebrará una misa y una convivencia entre los habitantes y los visitantes de este lugar. El evento, anunció Víctor Zepeda, servirá también para convocar a aquellos que consideren haber sido objeto de un milagro por parte del Padre Urbano para que ofrezcan testimonio. Fue un italiano que llegó a Sahuayo como comboniano a continuar la misión de evangelización que había tenido en Mozambique, en África, durante 20 años” dijo Víctor Zepeda quin recordó que de acuerdo lo platicado por el Padre Urbano o “Padre Urbanito” como se le conoció en Sahuayo y las comunidades de la sierra jiquilpense, el hombre de fe que se encuentra enterrado, de acuerdo a su voluntad expresa en el panteón de La Lagunita, fue compañero de seminario de quien hoy es ya San Juan Pablo II y pasó dos décadas evangelizando entre las tribus africanas con las que aprendió a hablar sus dialectos. Después de 20 años de servicio lo diagnosticaron con malaria entonces, los combonianos, lo mandaron a Italia, a su pueblo, a morir para no tener, yo creo, después problemas del traslado del cuerpo”. Con una decisión firme de servicio Urbano María Decesare comenzó a buscar opciones en América para seguir con la evangelización para llegar a la sede de los misioneros combonianos en el municipio de Sahuayo, ciudad en la que se dio cuenta que la cantidad de sacerdotes que había era más que suficiente para atender las necesidades espirituales de la cabecera municipal; se dio cuenta también que, por el contrario, que había comunidades en las que no había sacerdotes fijos: “Llega a la Lagunita por ahí de 1986, llega hablando muy poco español; llega hablando italiano mezclado con portugués y la comunidad lo recibe, lo adopta y agradece que llegue ahí”.