Zitácuaro, Mich, 29 de febrero de 2016.- Por desuso, las lenguas otomí y mazahua siguen apagándose, pues su decadencia avanza, a pesar de los esfuerzos que han hecho los mismos habitantes de las comunidades, en coordinación con los gobiernos. Los hablantes de lenguas indígenas más frecuentes, y por lo tanto registradas en el INEGI en Michoacán (2010) son purépecha (tarasco) con el 83.1 por ciento y la náhuatl con el 6.5 por ciento; los mazahua, otomí y pirindas, representan el 10.4 por ciento del total de los hablantes. “La lengua que está en riesgo de extinción es el otomí y el mazahua está en proceso acelerado de extinción”, manifestó Roberto Segura Becerra, director del Centro Coordinador para el Desarrollo Indígena, de la CDI (Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas) Hablar de cosmovisión indígena es hablar de cientos y miles de rasgos; uno se manifiesta a través de la lengua. La importancia de hablarla es para los pueblos, fundamental, ya que la palabra viva o palabra completa - como en algunos pueblos le llaman-, les permiten expresar sus saberes y quehaceres y rescatar sus tradiciones ancestrales. “No es lo mismo escuchar en la radio ‘buenos días querido auditorio’, a escuchar ‘jias maji, jango bi jiasü’; el contenido de los saludos es completamente distinto. El saludo en español es que les vaya bien a las personas todo el día; el saludo en lengua es ‘hola hermano cómo te alcanzó el sol hoy en el día’. Es un saludo que va más allá de la lengua castellana, el saludo indígena es más cálido, más propio”, dijo Roberto Segura.