Meseta Purhépecha.- En el área montañosa de la Meseta Purhépecha no es nada raro la lluvia, las fuertes tormentas antecedidas de ventarrones huracanados que levantan hacia el cielo largas columnas de tierra de los sembradíos de maíz, posteriormente la granizada con rayos y centellas bajo un cielo ennegrecido que como por arte de magia, apareció en lo alto. Horas antes, todo era normal en una comunidad purhépecha, una mañana soleada y tranquila donde los integrantes de una familia se apuraban con los preparativos del festejo por el Día de la Madre. Los rayos del sol caían a plomo antes del mediodía; se daban los últimos detalles para que todo estuviera listo para recibir a los familiares e invitados para la comida que se ofrecería. El grupo Los Rayos del Sol de la vecina comunidad de Angahuan, también hicieron lo propio. Y así empezó el festejo a Doña Eufemia, regalos, abrazos y felicitaciones bajo un gran enlonado en el solar de la casa paterna; todo era alegría y felicidad cuando sin previo aviso, fuertes vientos o ráfagas de viento, hicieron tambalear el enlonado de los asistentes y del grupo musical; tierra que arrastraba el viento hacia que se cubrieran los ojos los presentes. En ese momento, Tariákuri Soto, director del grupo Los Rayos del Sol, iniciaba las tradicionales mañanitas en español, cuando se desató un fuerte aguacero, apenas hubo empezado las mañanitas en purhépecha, cuando empezó a granizar. Los asistentes buscaban refugio pero la música seguía y el torrencial aguacero también. Fueron quince minutos de mañanitas, pero media hora de ventarrones, lluvia y granizo atípico por la temporada. La felicidad no solamente fue los hijos, nietos y familiares, sino la madre naturaleza que se manifestó y el propio cielo que dejó caer sus lágrimas sobre la bendita tierra de Zacán. Un gran festejo para las madres que estuvieron presentes, pero también para las ausentes, a quienes se les recordó con cariño; un saludo a todas las madres del mundo en este su día.