Angélica Ayala/La Voz de Michoacán Pátzcuaro, Michoacán. Mirna, es una pequeña de casi cuatro años que vive entre la pobreza y el amor de sus abuelos, dos personas de la tercera edad que a diario batallan por darle de comer, su casa es de madera, el piso es de tierra, su vida no es fácil, porque además padece síndrome de down y está ciega. Ante la indolencia de las autoridades municipales que conocen su situación, la pequeña tiene los cuidados que le dan Artemio y Alicia, sus abuelitos. En la colonia Potrero del Agua, donde las calles son intransitables, entre charcos, lodo y sin banquetas, apenas cuentan con alumbrado público, hasta el final de la calle Tucán, casi llegando al cerro, está el jacalito que está a punto de caerse, donde Mirna vive con sus abuelos, su cabello es desalineado, pero su intuición la hace escuchar atentamente, sabe su nombre y entiende bien, de repente solo extiende los brazos y pide que la cargues, ella te abraza y se acurruca. El proyecto del joven denominado “Casas de Cartón”, exhibe las carencias más apremiantes de los que de por si tienen ya muy poco, “dimos con Mirna porque nos comentaron que el techo de su casa estaba totalmente destruido, que las láminas de cartón ya no les cubrían, estamos cambiando el techo”, explica Martin Molina, iniciador de este programa social que realiza con el apoyo de otros jóvenes, de este Pueblo Mágico, Pátzcuaro. Es así como conoció a Mirna, “es una niña muy dulce, requiere de mucha atención, pero lamentablemente no ha tenido ningún apoyo”. Los del DIF municipal solo acudieron a entregarles unas colchonetas y hacer un diagnóstico y no han vuelto, explicó doña Alicia abuela de Mirna. Don Artemio, platica que sacaba algo de dinero limpiando los faros de los coches, sin embargo, los inspectores de Reglamentos Municipales le impidieron seguir con su trabajo, “al menos de ahí sacaba para comprarle la lecha a Mirna, pero ahora pues estamos a lo que la gente nos pueda apoyar”. El tono de voz de don Artemio, cuando le habla a la pequeña Mirna, es de un gran amor y en ese momento de alegría, porque le estaban arreglando el techo de su casita. Doña Alicia, abuela de Mirna, comenta que la mamá de la pequeña se las dejó desde días de nacida, “ella ya tiene ocho hijos y cuando nació Mirna nos dijo claramente que no iba a poder con ella, desde entonces está con nosotros”, aunque la bebé es su alegría, sus ojos reflejan una tremenda tristeza al no poder darle lo que necesita, “ella no ve, no tenemos el dinero para llevarla con un especialista y le vea sus ojos”. La ceguera de Mirna, es porque tiene cataratas, “estamos buscando a un especialista que atienda a la bebé, esperemos que, así como varias familias han apoyado a don Artemio y doña Alicia con despensas y la madera para arreglar su techo, también haya quien apoye a Mirna para que tras un diagnóstico ojalá pueda recuperar la vista”. Durante los nueve años que inició “Casas de Cartón”, el grupo de jóvenes detectan a personas de muy escasos recursos económicos, principalmente de la tercera edad y madres solteras, para que al menos tengan una vivienda digna, “nos enfocamos a este sector por qué son los más vulnerables en nuestras colonias. “Hacemos mucho trabajo de campo donde identificamos los focos rojos de pobreza extrema y ayudamos no solo con las pacas de cartón, clavos y madera para construirles un techo, también se apoya con medicamento para las personas enfermas, despensas, cobijas, ropa, traslado de enfermos y útiles escolares”, los recursos, explicó son gestionados con los tres niveles de gobierno, empresarios y personas que radican en los Estados Unidos.