Arantepacua, Nahuatzen.- Huáncito se perfilaba como la nueva sede del Fuego Purépecha, a reserva de la aprobación de media noche del Concejo de Kurhíkuaeri K’uínchekua, como se nombra así mismo el órgano colegiado que dirige este movimiento cultural que, tras el encendido de esta noche, alcanzó sus 34 representaciones simbólicas, en igual número de comunidades de las subregiones purépechas de la Sierra, Ciénega, Lago y Cañada de los Once Pueblos, a la que pertenece la comunidad elegible. La jornada resultó, una vez más, en una gran fiesta compartida por cientos de visitantes en cuyas manos se propagó el elemento ígneo, en un acto que evoca el corazón de las ceremonias prehispánicas de los antepasados purépechas que adoraban al dios Curicaveri, el dios sol, alimentado por el fuego que la Conquista española extinguió. Para esta vez hubo un cambio dentro del orden del ritual que se había asumido en años anteriores, pues ahora el fuego no se apagó la noche anterior sino al medio día, porque la nueva interpretación del sentido de la oscuridad entre fuegos así lo determinó. Y es que este movimiento sería impensable justamente sin la interpretación que han venido haciendo los cargueros, especialmente el grupo inicial, al que pertenecen algunos estudiosos del pueblo purépecha, quienes han tomado de referencia las pocas fuentes disponibles, entre las que destaca la Relación de Michoacán. Al medio día se realizó una ceremonia en la que el investigador del Colegio de Michoacán, Pedro Márquez Joaquín, a nombre del Concejo -del que ha sido uno de sus elementos más activos- ofreció una explicación del escudo impreso en el centro de la bandera purépecha, la que en sus cuatro colores representa a las subregiones: el azul, al Lago; el verde, a la Sierra; el morado, a la Ciénega de Zacapu y, el amarillo, a la Cañada de los Once Pueblos. Precisó que la punta de flecha del centro sería de obsidiana, piedra que representaba a Curicaveri en la tierra; mientras que el sol, cuyo destello envuelve al escudo, era el mismísimo dios venerado. La mano izquierda empuñada representaría la aspiración de “unidad ideológica, espiritual, de identidad, cultural y política, del pueblo” purépecha, dijo, y agregó que las flechas representan el espíritu guerrero, y que la forma cruzada en que están los dos conjuntos de flechas, aludirían a los cuatro rumbos donde se adoraba la misma deidad. Por la tarde se realizó la uanopikua, o recorrido de la concurrencia por las principales calles del pueblo, encabezada por autoridades de la comunidad sede, seguidas de las delegaciones en orden de los años en que asumieron el encargo fueguino, desde Tzintzuntzan hasta Uricho, pasando por 32 comunidades más, que como Cherán con su Concejo Mayor, su ronda y sus panaleros, ofrecieron lo más representativo de cada una, especialmente en danza, música y artesanías. En el recorrido se vio, como uno más, al presidente municipal Miguel Prado, quien despacha desde esta comunidad, motivo del rechazo de que ha sido objeto en la cabecera municipal de Nahuatzen, cuya delegación lució disminuida en esta fecha.